Libro “La Verdad” de testigo de la masacre en la uca

Se trata de un relato en el que una mujer rompió la mentira militar, sobre el crimen de los sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras, el 16 de noviembre de 1989.

El vicerrector de Proyección Social de la UCA, Omar Serrano, dijo que la testigo, por quién se escribió, es Lucia Cerna: “Cuando los militares se retiraron y dieron por cumplida su misión, inmediatamente corrió la versión que fueron las fuerzas izquierdistas las autoras del crimen, pero los militares se equivocaron porque hubo una testigo que los vio entrar y los vio salir. Pero lo maravilloso de esta testigo es que tuvo la valentía de decir la verdad, así como se llama el libro”, expresó Serrano.

Mary Jo es amiga de Lucía Cerna y fue quien recopiló la información del libro “La Verdad”: “Entonces, el resultado es este libro, por el cual agradezco a la UCA, por tener y es el resultado de narrar esa historia y lo que sucedió, esa noche”, aseguró.

El director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA), el sacerdote jesuita, José María Tojeira, expresó que Lucía Cerna sintió fuerza para decir la verdad en un contexto muy difícil en aquellos años.

“Yo creo que Lucía respiró mirando a Dios y mirando la obra de Dios en tanta gente, que es la gente buena como Mary Jo y como tantos otros que la acompañaron, la quisieron y le dieron ese respaldo de un amor generoso y solidario, que es una muestra del amor de Dios”, dijo Tojeira.

Han pasado 30 años desde que Lucía Barrera de Cerna y su esposo Jorge Cerna, se convirtieran en testigos de la masacre de los Jesuitas y dos mujeres, ocurrido un 16 de noviembre de 1989. Desde una ventana de la casa de su mamá, ubicada en la Calle Cantábrico, cercana a la Universidad Católica José Simeón Cañas (UCA), observó uno de los crímenes más horrendos que El Salvador ha vivido.

La madrugada de ese día quedó grabada en la humilde mujer que observó como los soldados entraron en el campus y escuchó los gritos de los sacerdotes denunciando la injusticia que estaban cometiendo. Despúes de esto no le quedó más que exiliarse con su familia, ayudada por María Julia Hernández, y divulgar lo que había ocurrido, siendo el culpable una unidad de la Fuerza Armada, en el gobierno que era dirigido por el primer presidente de Arena, Alfredo Cristiani.

Un total de ocho personas fueron asesinadas esa madrugada, por un pelotón del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador, bajo las órdenes del coronel René Emilio Ponce, jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada.

Los nombres de los sacerdotes jesuitas españoles, que fueron asesinados son: Ignacio Ellacuría, rector de la universidad, Ignacio Martín-Baró, vicerrector académico, Segundo Montes, director del Instituto de Derechos Humanos, Juan Ramón Moreno, director de la Biblioteca de teología, Amando López, profesor de filosofía, Joaquín López y López, salvadoreño, fundador de la universidad, Elba y Celina Ramos, salvadoreñas, empleadas domésticas.

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