China y la geopolítica Centroamericana

(Por: Fernán Camilo Álvarez)

La reciente visita de Nayib Bukele a China, junto con la donación que ha recibido de dicho país, son sólo es una jugada en el tablero mundial del ajedrez geopolítico: China está buscando una mayor hegemonía mundial y lo hace, en la ejecución del “Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional”, la cual promueve la iniciativa del “Cinturón y la Ruta de la Seda”, con los cuales se pretende organizar un conjunto de enlaces marítimos y ferroviarios entre China y Europa, terminando en Francia e Inglaterra: Su eficiencia necesita a nivel mundial, el dominio Chino de los diferentes corredores logísticos.

Para su ejecución, China necesita de las materias primas de Sudamérica: para obtenerlas, ha desarrollado, basadas en la cooperación, una serie de políticas de “mano suave”, disputando de este modo, la hegemonía norteamericana en dicha región. Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética disputó esa hegemonía, a fuerza de ideología. China hace hoy, lo mismo, a base de cooperación y de un avance muy lento, pues para lograr una aceptación generalizada de los gobiernos y población, se vale del capitalismo y los intereses comerciales, sin factores ideológicos, salvo los concernientes a Taiwán. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Harry S. Truman, inició una política de cooperación internacional, que se mantuvo invariable durante los períodos de Dwight Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon.

Este juego geopolítico es llamado “Great New Deal” (Nuevo Gran Juego – Estados Unidos, China y Rusia-), y como una evolución del “Great Deal” del siglo XIX (Inglaterra, Rusia y Asia). Para entender el valor geopolítico de Centroamérica, en los intereses chinos: nuestro valor no es como productores (de materias primas) o consumidores, es por nuestro valor logístico muy alto, pues por nuestras costas pasa el comercio entre el Pacífico y el Atlántico, además de una capacidad manufacturera muy alta, a poca distancia de Estados Unidos y de las principales rutas comerciales.
El reconocimiento de Bukele de la existencia de una sola China, en detrimento de Taiwán, es un primer paso para tener un voto favorable en la política internacional china, en detrimento de la norteamericana, con quien debemos de conservar, por los próximos cincuenta años, una buena relación: un tercio de nuestra población reside en dicho país y antropológicamente, sus nexos pueden durar ese tiempo.

Para entender nuestra relación con Estados Unidos, bueno es comprender su visión geopolítica hacia nosotros: y nos ilustra, Nicholas J. Spykman, periodista y catedrático universitario, que llama a Centroamérica, la “América Mediterránea”, al reconocer el valor estratégico de la región y la necesidad de control por los Estados Unidos, para su despliegue hegemónico. Ya desde finales del siglo XIX, Alfred T, Mahan, historiador y estratega naval norteamericano, llamó “Mare Nostrum” en referencia al mar Caribe, lo que marca una constante en la política norteamericana.

Este valor geopolítico, salta nuevamente a la palestra, en la salvaguarda como una detente para la emigración hacia los Estados Unidos, por lo que nos preguntarnos cuál va a ser el costo para los salvadoreños, de esta lucha a la cual que nos está impulsando Bukele ¿vale un estadio deportivo y una planta potabilizadora? ¿tiene este Presidente, noción de su papel insignificante, en este gran juego geopolítico? Pensar que se pueden obtener beneficios de China y Estados Unidos, sin una definición en sus bandos geopolíticos, es pura e ilusa ignorancia.

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