¿El agua fría refresca cuando hace mucho calor?

Un duchazo helado obliga al organismo a compensar la repentina bajada de temperatura para recuperar los 36,5 grados centígrados que, por término medio, le corresponden a nuestro organismo para cumplir con sus necesidades fisiológicas.

Y este proceso, que implica un gasto de energía, se acompaña de una mayor sensación de calor. Dicho de otro modo, lejos de refrescarnos, nos sofoca. De hecho, antes de tomar esta drástica medida, expertos como el neurocientífico australiano Robin McAllen, del Florey Institute of Neuroscience and Mental Health, recomiendan beber una taza de té caliente en los peores días de la canícula. Porque un brebaje humeante estimula la sudoración, el mejor mecanismo con el que cuenta el cuerpo humano para refrigerarse.

Y si quieres perder peso, una inmersión a baja temperatura también puede ser tu aliada, ya que se ha comprobado que activa la grasa parda o grasa buena, la encargada de quemar calorías para generar calor.

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