Una casa en el cielo: un viaje al interior del hogar de Frida Kahlo

«La Casa de Frida». Estas palabras resuenan mucho en la tradicional colonia de Coyoacán, en Ciudad de México. La Casa Azul, ubicada en el 247 de la calle Londres, es uno de los hogares más famosos del mundo, un punto de referencia de este barrio capitalino.

Tras las paredes de este inmueble nació, vivió y murió una de las artistas y personalidades más ilustres de México y el mundo. Fue adquirida por los padres de la pintora en 1904, tres años antes de su nacimiento, aunque a ella le gustaba decir que que había nacido con la Revolución de 1910.

La casa no solo ofició de residencia de la familia de Frida, sino también de su marido, el muralista Diego Rivera
Foto: NICOLÁS AYALA
La casa no solo ofició de residencia de la familia de Frida, sino también de su marido, el muralista Diego Rivera

Se trata de un hogar tradicional del que Frida y Diego Rivera, artista y esposo, siempre hablaban de convertir en museo, pero eso se hizo realidad en solo en 1958, cuatro años después de la muerte de la pintora. Fue declarado monumento artístico en 1998.

Con el tiempo la estructura sufrió algunas modificaciones. Cuando el político ruso León Trotsky se hospedó con la pareja en 1937, perseguido por el estalinismo, se tapiaron las paredes y los muros fueron pintados de azul, color que Frida creía que ayudaba a ahuyentar los malos espíritus. Otros de sus ilustres huéspedes fueron los artistas André Bretón, Henry Moore y Remedios Varo.

En exhibición hay varios elementos personales de la pintora mexicana Frida Kahlo, incluidos sus diarios íntimos
Foto: NICOLÁS AYALA
En exhibición hay varios elementos personales de la pintora mexicana Frida Kahlo, incluidos sus diarios íntimos

Ingresar hoy a la casa es entrar al hogar casi tal cual estaba cuando lo habitaban sus talentosos dueños. Permanecen allí las obras y colecciones que poseían los artistas. Enamorados de la cultura de su país, la pareja guardaba miles de piezas de esculturas prehispánicas de México.

La Casa Azul es de ese color debido a las propiedades que Frida Kahlo consideraba que tenía dicha tonalidad para ahuyentar espíritus
Foto: NICOLÁS AYALA
La Casa Azul es de ese color debido a las propiedades que Frida Kahlo consideraba que tenía dicha tonalidad para ahuyentar espíritus

Además están exhibidas algunas pertenencias que revelan detalles de la vida de la artista. Por ejemplo, la silla de ruedas, las muletas y la pierna ortopédica que comenzó a utilizar la pintora mexicana tras sufrir un accidente de tranvía a los 17 años, que la dejaría sin posibilidades de concebir hijos.

La casa es también un portal a la intimidad de Kahlo. Se encuentran allí el diario de Frida, las cartas de amor con Diego Rivera y cuadernos de anotaciones. Incluso está la urna que guarda sus cenizas.

Un retrato de Frida Kahlo en exhibición en La Casa Azul
Foto: NICOLÁS AYALA
Un retrato de Frida Kahlo en exhibición en La Casa Azul

Cuando, tras la muerte de su amada, Rivera encargó al poeta Carlos Pellicer que realizara el montaje para abrir la casa al público como museo, éste la describió con las siguientes palabras:

«Pintada de azul por fuera y por dentro parece alojar un poco de cielo. Es la casa típica de la tranquilidad pueblerina donde la buena mesa y el buen sueño le dan a uno la energía suficiente para vivir sin mayores sobresaltos y pacíficamente morir».

El boceto de un cuadro de Frida Kahlo, en exhibición en su residencia de Ciudad de México
Foto: NICOLÁS AYALA
El boceto de un cuadro de Frida Kahlo, en exhibición en su residencia de Ciudad de México

Hoy la casa de Frida es visitada por unos 200.000 visitantes cada año, que pasean por su interior y rinden homenaje a una de las artistas más sobresalientes de la historia.

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