Sindicalismo ¿para qué?

(Por: José Noé Torres Hernández)


El sindicalismo revolucionario se basa científicamente sobre las condiciones materiales en que se desarrolla la Sociedad Humana, no disimula hipócritamente las contradicciones entre las clases sociales; no provoca artificialmente choques innecesarios; pero sí, aprovecha todas las circunstancias favorables para el proletariado, lo prepara, lo fortalece y lo arma para las luchas decisivas por su liberación”. (Tomado de la red Carpio, S.C. “Sindicalismo Revolucionario”, 1951, p. 20)

“Es decir, que el marxismo no solo es el instrumento de análisis e interpretación sino que también, y sobre todo, es la ideología del proletariado. Por tanto, si el reinicio de la liberación es serio y verdadero será marxista leninista por definición y contenido”. D. Ramírez.

Principios científicos nos dicen que los trabajadores tienen como tarea histórica luchar para cambiar una sociedad capitalista por otra, la sociedad socialista; aquella donde impera la justicia social y el bien común, puros; sin maquillajes o enmascaramientos perversos.

El sindicalismo revolucionario y consecuente tiene que desarrollarse en nuestro medio, interpretar y practicar al menos el Art.-229, inciso segundo del Código de Trabajo que expresa: “Los sindicatos deben mantener su independencia con respecto con los partidos políticos” y el Ministerio de Trabajo no hacerse del ojo pacho y aplicar el Art.-230 al sindicato infractor. Pero… no podemos exigir “peras al olmo” porque, hoy por hoy en nuestro país, los sindicatos en su mayoría, están contaminados de reformismo puro, fragmentados, atomizados, divididos. Veamos: todos los años los trabajadores que integran esos sindicatos celebran con confetis, serpentinas y cohetes, los primeros de mayo y la gran mayoría se acomoda a lo mismo de siempre, a oír el discurso oficial, los discursos de los representantes de los partidos políticos ahora en extinción o decadencia, a recordar los mártires de Chicago (lo que es bueno), a reventar bombas de gran potencia y muchos a realizar desordenes no incluidos en ningún plan serio. Mucho tiempo atrás los estudiantes universitarias con bastante valentía, gritaban consignas huecas “Gorilas, hijos de puta los estudiantes somos vergones”, consignas sin sentido y de bajo perfil, sin embargo; esa era la forma de lucha contra un sistema oprobioso.

Salvo raras excepciones nunca los trabajadores salvadoreños han tenido la visión clara y consecuente de realizar en unidad con principios la lucha por las necesidades inmediatas y las fundamentales de los trabajadores y del pueblo, es decir realizar los primeros de mayo una lucha común que partiendo de lo gremial trascienda a lo político porque solamente así: “El sindicalismo revolucionario prepara al trabajador, lo fortalece y lo arma para las luchas decisivas por su liberación”.

No inventemos celebraciones sin rumbo fijo, celebremos los primeros de mayo unidos por la lucha de una plataforma común que contenga por ejemplo, un aumento a $500.00 dólares como salario mínimo, que contenga la aprobación de un Sistema Previsional Público y Solidario y que desaparezcan las agiotistas y espurias AFPs, la aprobación de la ley del agua sin privatizarla, la devolución del Patrimonio Público que fue robado, que contenga la desdolarización para recuperar la soberanía monetaria, entre otros. Los trabajadores deben preparar todo esto libre del individualismo, el expontaneismo, bien pensado es decir trabajar para que estas exigencias sean presentadas en el año 2020.

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