Una aureola en lontananza para 2019

Róger Hernán Gutiérrez*

Como clase trabajadora existe una enorme aprehensión por captar el futuro cercano a partir de los acontecimientos electorales a la vuelta de la esquina, ha costado identificar de los aliados un claro rumbo en el proceso de mejoramiento sustancial a los derechos al trabajo, las libertades sindicales y la seguridad social entre otros.

El asunto de la protección social es cada vez más incierto y la decisión política sigue estando en condiciones difíciles para mejorar sustancialmente el derecho humano a pensión. La situación de dicho derecho, claramente se agravó de una forma estrepitosa a partir de que el capital corporativo se apropió de los fondos de pensión y de la rentabilidad producida por la administración de los fondos, que se conoció como parte de un proceso privatizador en todo aquello que representó acumulación de ganancia.

Esa aureola para la clase trabajadora, está siendo por momentos manipulada por sectores pudientes que protegen el negocio para las AFP—y en ese estira y encoja se habla nuevamente del proceso de reformas, en tanto que la realizada el 28/9/2017 por la anterior legislatura no rescató en nada la situación de la pensión como un derecho humano, e igual que la actual con el asunto del agua, se quiere dar a negocio de aquéllos que se lucran siempre con la necesidad y la vida de las mayorías de este país.

Es de destacar que las personas trabajadoras cotizantes, se han dado cuenta que los montos de pensión son bajísimos, y sólo reflejan la manipulación que el sistema de ahorro para pensiones realizó en las mentes de una sociedad en muchos tramos insolidaria e individualizada al extremo, en tanto no ha sido que un mayor salario cotizado resulte en una mayor pensión, y nos encontramos con clase media laboral que está llegando a la edad de jubilación, y se sorprende que radicalmente la cuenta de ahorro individual es insuficiente para concretar un monto de pensión cercano al salario devengado.

El mito se comprueba que la capitalización individual no resultó ser más efectiva para una pensión, que un sistema de capitalización colectiva y administrada por el Estado—el pensamiento de la ideología neoliberal, inclinó la balanza por desmontar una seguridad social supuestamente en quiebra, allá por la época donde una aplicación fuertemente neoliberal a ultranza se imponía en el proceso económico del país (1996-1999).

Las intenciones y promesas electorales al respecto quedan sin detallar claramente lo que va a pasar con el tema, en tanto que por ARENA, continuará el favorecimiento para el capital corporativo inmerso en la administración de los fondos—es decir con las AFP—el frente mantiene un nivel de soslayo a lo que realmente se necesita, y se compromete a incrementar la pensión básica universal, determinada en el período de Mauricio Funes que logró hacer avances sociales importante, como de la pensión mínima de 144 usd a 207.60 usd, y cifrar en 50 usd a quienes cumplan setenta años en determinados municipios pobres, que alcanzó un nivel de 32,000 personas administrado por FISDL.

Por hoy hay movimientos que se han percatado del engaño, a partir de su propia realidad, y están uniéndose para responder a esa situación de una manera organizada, esto ha llevado para GANA, que hizo propuestas en el 2017, y se plegó a la reforma presentada por los partidos de derecha (ARENA-PDC-PCN), hacer sugerencias sin tocar la estructura de dominio y favorecimiento al sector privado, ahora con su nuevo candidato, se habla de cambios en el sistema por un lado ofrecer una modificación a la cuota de administración, que podría significar cerca de 85 millones usd menos a la ganancia exorbitante actualmente de las AFP. Y no queda claro un apoyo al sistema administrado por el INPEP/UPISSS, así como una reversión a un sistema público de pensiones; y hay aún interrogantes sobre la cobertura, y el mejoramiento sustancial de los beneficios a quienes se ven desprotegidos por la lógica económica imperantes—los bajos salarios y el desempleo y sub emple—.

De toda esa fuerza que se vislumbra del evento electoral, hay una aureola que va hacia los servicios públicos, que se ven hoy presionados a una conversión de beneficio a la ciudadanía que los requiere, y dado que ante proyectos de ley en la legislatura de diversa corriente, que pretendan una profesionalización, una modernización, un control de los sindicatos públicos, y otras vainas que vendrán en definitiva a plantear un regreso a menos Estado, una continuidad o una diferencia que afectará la actual plantilla de servidores públicos, hacia nuevos derroteros y ámbitos como el gobierno electrónico y una entrega a los derechos de ciudadanía.
*Sindicalista salvadoreño

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