En casa de herrero cuchillo de palo

Róger Hernán Gutiérrez
Sindicalista salvadoreño

Acontecimientos laborales pasados y presentes, deberían llevarnos a reflexiones capaces de abordar en serio lo que está pasando en nuestra sociedad salvadoreña. Esta vez la cartera de trabajo que se acababa de pronunciar valientemente contra el despotismo del Presidente de la Asamblea y acusando de una situación laboral problema; que rompe con la anomia social—el caso laboral de los despidos masivos abrumadores que anulan la democracia—y los acontecimientos en la municipalidad de Santa Tecla con afectaciones negativas para los grupos laborales que atendían las tareas de limpieza y evacuación de los desechos sólidos.

Todas estas situaciones socio laborales implican dentro de la acción de funcionarios públicos, hacer política laboral de forma desastrosa—es como poner a “un elefante en una cristalería” y marcan un derrotero de formas anti democráticas que aglutinan una continuidad de relaciones laborales conflictivas, llenas de violaciones arteras a derechos humanos laborales, de marcadas formas anti sociales, llenas de resentimientos, y poco provechosas para un desarrollo humano en el trabajo.

Manifestado en todas estas situaciones elementos políticos que no permiten trascender hacia un estadio de mejoramiento sustancial en la materia laboral, haciendo difícil dirimir los conflictos de forma asertiva y beneficiosa, en estos días hemos seguido muy de cerca uno de los conflictos laborales que han significado formas más convincentes y de mayor convicción política de parte de la organización sindical involucrada, esta vez la cartera de trabajo se vio inmersa en un escenario de procesos laborales que derivaron en violación de derechos colectivos, y que al ser parte la propia funcionaria encargada del Ministerio del Trabajo, provoca un escenario de duda, de desconfianza y de poco tino político en la solución de asuntos laborales en la sociedad.

La manera en que se dan los hechos y cómo estos se analizan y se les da tratamiento, hacen ver que seguimos en una atmósfera inconsecuente para hacer y ver un desarrollo social equilibrado de provecho de los asuntos laborales; y más frustrante es que hoy fue de quienes dirigen la política laboral en el país, y la incapacidad e incompetencia para tratar el asunto sólo determina que el actual gobierno sigue sin trascender su trabajo y empujar hacia mayores transformaciones sociales, económicas y políticas.

Hay que sacar a relucir la actuación de las dos partes en este conflicto, los principios sindicales básicos y fundamentales son que nadie se puede llamar sindicato sino reivindica los derechos de las personas trabajadoras, la misión de una organización sindical es siempre mejorar condiciones de trabajo y familiares—por consiguiente una vez que se constituye masivamente el sindicato, se pasa a luchar por la contratación colectiva. La ley laboral tiene mucho de anti sindical, y ha sido un proceso evolutivo lento el que ha conducido a que la contratación colectiva avance y se hayan hecho progresivos intentos de hacerla viable y menos obstaculizadora de la libertad sindical.

La Organización Internacional del Trabajo dentro de los organismos de control evidencia que la legislación salvadoreña en materia de libertad sindical tiene problemas por la situación de veto que implica que el Ministerio de Hacienda tenga atribuciones para impedir un resultado de negociación colectiva entre dos partes. Art.119 de la ley del Servicio Civil, habla que para su validez debe tener la aprobación del titular de la misma—en este caso la Ministra de Trabajo, y tendrá 15 días hábiles para enviarlo a Hacienda luego de la firma. El Ministerio de Hacienda tendrá noventa días, y hará cumplir el art.226 Cn. que regula lo de la administración financiera del Estado.

Esto da pie a pensar que en el ejercicio de la contratación colectiva, hay un marcado compendio de factores poco anuentes a facilitar su proceso y es lo que OIT observa tendría que modificarse. Y en este caso en particular la propia cartera de trabajo, versada en la tutela legal no asume su rol y evidencia un proceso desatinado para resolver el conflicto laboral y éste se agrava afectando las funciones y servicios que desarrolla para la población. Claro no estamos hablando de los servicios sanitarios que son fundamentales, los derechos laborales, desde que están inmersos en la lógica neoliberal no tienen la fuerza para tener una visión democrática; bien por el sindicato que en unidad sostuvo el conflicto como hace años no veíamos, mal por el Gobierno que en la figura de la Ministra Guevara no pudo realizar una acción que condujera a un proceso político de provecho para la continuidad en un posible tercer período.

*Sindicalista salvadoreño

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