Problemas en el ajedrez

El Amigo.


Amigos lectores: al hablar de problemas en el ajedrez no me estoy refiriendo a las dificultades que se derivan de su práctica. Tanto en la familia, en la profesión, trabajo como en cualquier otra cosa. Si usted va manejando un vehículo, por ejemplo, y se le ocurre jugar una partida de ajedrez con computadora, que abundan, o con cualquier acompañante hombre o mujer, tenga por seguro que va a chocar. De barato y si bien le va, la policía le pondrá un ticket o esquela. Puede que se pase un alto o atropelle a un inocente transeúnte. Complicaciones surgen también con el tiempo dedicado a la familia. Si abandona a sus hijos por jugar, a su mujer o viceversa, lo pueden poner de patitas en la calle. Pasado el tiempo lo lamentará. Familia, trabajo y ajedrez no son incompatibles. Solo requiere disciplina, ordenamiento en su vida, etc.

Anteriormente las Federaciones de Ajedrez en el país organizaban sus actividades y en los eventos protocolarios tenían el cuidado de invitar señoras y familias de los ajedrecistas. Al saludarlas como lema o Mantra que levanta el ánimo, solía decirse: “Señoras…viudas del ajedrez.” En broma y en serio porque en realidad el ajedrez absorbe. El coronel Joaquín Zaldívar -“Quincho”-, recuerdo, Presidente de la Federación a finales años 1960 y principios 1970, hizo popular esta frase. Era solo un cumplido. Había entonces muchos más hombres practicando el juego ciencia. Hoy tiende a equilibrarse. A final de todo, cada cosa en su momento y lugar. En la práctica de este noble deporte y juego, no se vale dejar al margen la familia y allegados.

Sin embargo, como dije al principio, no es a esta clase de problemas inherentes al juego ciencia a lo que está dedicado el presente artículo. Si no a otros puramente tácticos. Practicar este deporte necesita dos cosas: entrenamiento físico y mental. En lo mental están los problemas por composición hechos para ejercitarse. ¿Qué quiero decir? Un médico que no ha hecho disección se dice que no es médico. Un ingeniero que no va al terreno, al edificio para ejecutar sus planes, no es ingeniero. También se dice que un militar que no ha ido a la guerra, al campo, no es militar sino de bolsillo o de escritorio.

Un “botas virgas” se acostumbra denominar. Y un sacerdote, para poner otro ejemplo, que no sabe dar bien misa ni alternar con la comunidad, está en la calle, no es sacerdote de verdad. En el caso específico, un ajedrecista que no ha jugado un partido propiamente, será cualquier cosa menos ajedrecista. ¿Cómo hacer para suplir esa deficiencia y adaptarse a la realidad?

El médico hace prácticas en la sala quirúrgica. El ingeniero va al campo, prueba materiales, practica. Un alquimista ensaya sustancias de transformación en el laboratorio. El militar, para no mencionar todas las profesiones u oficios, practica en mesas de arena, simula juegos de guerra. Hace maniobras, va al terreno, se faja. El sacerdote hace retiros silenciosos, juramenta lo que debe cumplir no solo decir. En general hay maneras. ¿Qué pasa con el ajedrecista? ¿Cómo se entrena y aprende a desplegar brillantez? ¿A vivir el sabor de la batalla –de un partido- sin estar en él? Pues simplemente entrena en seco ante problemas de composición. Entre otras prácticas, es amplio. Problemas hechos a la medida sobre un tema específico. Son buena práctica. Es decir, arreglos imaginativos realizados con originalidad, precisos y de solución única, no duales. Cada pieza empleada tiene una función específica. Por sobre todo, el problema de composición tiene un objetivo claro, el mate. A producirse en un número determinado de jugadas. Inicialmente estos arreglos surgieron de partidas reales. Deberán seguir las reglas tradicionales pero no precisamente, hoy en día, serán parte de la secuencia de un partido real. Ajedrez por composición es una especialidad en el juego ciencia, de cálculo preciso matemático, extendiéndose al gusto tal como el noviazgo en una pareja que permite conocerse ensayando discretamente, afectivamente, lo que más tarde será una realidad.

Algunos jugadores derivan exclusivamente a la especialidad de componer y resolver problemas de ajedrez. Existiendo un organismo en la Federación Mundial –FIDE- dedicado a esta materia. Para no ir muy lejos y sin el riesgo de cansar los lectores, amigos míos, presento a continuación un problema sencillísimo que necesita concentración e ingenio, puntos en los que insisto. Ensáyelo mentalmente sin darse por vencido hasta lograrlo. Ver diagrama: juegan las blancas y dan mate en dos.

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