Olimpiada ajedrez: trípoli 1976

El Amigo


Tenemos que comenzar por decir que Trípoli, capital de la República Árabe de Libia, de más de un 1 millón de habitantes aquellos años, es una ciudad fundada por los fenicios en el S. VII A.C. Ocupada por griegos, romanos, otomanos, italianos, etc. es una de las ciudades más prósperas del Norte de África. Pasando por Miami – Madrid – Roma, la Delegación Olímpica Salvadoreña de Ajedrez llegó a Trípoli, que desde 24 Octubre al 14 Noviembre 1976 sería sede de la Contra-Olimpiada Internacional organizada en oposición a la oficial de Haifa, Israel. Elegir a donde ir fue difícil. Existían inconvenientes. Se recuerda a los lectores que dicha 22ª. Olimpiada estuvo marcada por una controversia política ancestral en el Medio Oriente. Sin embargo, afectó al juego ciencia. La decisión de la Federación Salvadoreña de Ajedrez para asistir a uno u otro lado nada tuvo que ver con esa polémica. Los ajedrecistas aspiraban ir a una Olimpiada; pesó el ofrecimiento de pasajes y facilidades de Libia como opción. Tampoco la Federación especuló con la calidad de juego en ambos para sacar ventaja. Lo cual no sería un mal cálculo siendo realistas, pero no fue así. Se iba dispuesto a fajarse con quien fuera sin complejos. ¿Fin? Ganar experiencia, mentalidad promovida desde el principio. Lo anterior de acuerdo con lo relatado por ex federativos y allegados a ésta.

Supuestamente a Trípoli irían los países más pesados del ajedrez internacional. Irían, la Unión Soviética predominante por décadas. Cuba, fuerte en tal disciplina; el mundo socialista poseedor entonces de numerosos países respetables en dicho arte mental. A última hora y solo a última hora declinaron asistir en protesta siempre por mantener la sede a Haifa. Pero de hecho, la FIDE, organismo rector del Ajedrez mundial, tuvo que reconocer la asistencia a Trípoli incluyéndola en sus registros oficiales; sin aplicar sanciones. Lo anterior desecha toda especulación sobre la causa de la Federación Ajedrez para asistir a Trípoli. Por otro lado, ¿de qué manera pudo haberse resuelto el financiamiento para ir a Israel? Simplemente que el Estado erogara una cifra económica y san-san se acabó. Pero no era fácil. Se alegaba que el ajedrez no era olímpico; debate que sigue pesando hoy en día en el ámbito internacional, no digamos El Salvador. Si el Gobierno financiaba a través del Comité Olímpico, las demás federaciones pedirían parte y se habría generado un desorden. Por tanto, ni se pensó. Calladito el asunto así quedó. La Federación decidió ir sin más ni más a Libia.

El objeto era la superación del ajedrez nuestro que progresaba en lo que justamente se puede llamar, una edad de oro. Un esfuerzo también, hay que decirlo, de los anteriores federativos que sin egoísmo continuaron trabajando de la mano con la nueva Federación de 1975. Por tanto, echaban el hombro en armonía, ex federativos y nuevos. Por su lado, la horneada de jugadores, sangre nueva como pan caliente, se reunían en casa del Coronel Joaquín Zaldívar “Quincho”; de Leonardo Mena en Cd. Delgado; en sus propias casas. En los restaurantes contiguos tal que el centro San Salvador era como un campo sembrado de mini clubes dispersos de ajedrez. Aparte de las sesiones de entrenamiento en Club Municipal de Ajedrez, Bo. San Miguelito, sede de la Federación. En las remotas tierras de Trípoli y noticias internacionales nadie daba por favorito a El Salvador. Ni lo mencionaban, no se conocía. El predilecto era Túnez con un equipo integrado por dos Maestros Internacionales y uno a punto de serlo. En tales preferencias seguían Turquía, Italia, Pakistán, Portugal, Uruguay. Por malos que fueran, el Medio Oriente disponía de buen ajedrez. Ahí nació el juego ciencia. Se entrenaban también regularmente con europeos. El Salvador, sin embargo, estaría destinado a dar la sorpresa. Era de verdad un león rasurado que ni en el propio país se conocía.

Dios Todopoderoso, siempre hay que recurrir al Colocho con respeto y veneración, mereciéndolo servía en bandeja de plata a El Salvador la oportunidad. Hacía méritos agregando a esto el fenómeno Bobby Fischer que en esa década entusiasmaba a jóvenes en todo el mundo, incluidos los cipotes salvadoreños. Los tiempos pues eran buenos, la representación iba con entusiasmo y motivación.

Pero entrando al ruedo, ¿qué clase de equipo y representación llevaba El Salvador? ¿Eran o no pollos capaces de picar en carrera? Ya en 1974 esta oleada de jugadores siendo aún novatos, había dado la campanada ganando entre grandes el tercer lugar del XII Campeonato Centroamericano y el Caribe de Ajedrez, por equipos. Solo atrás de México y Cuba. Evento desarrollado en el Círculo Militar al que concurrió en la inauguración el mismísimo Presidente de la República Coronel Arturo Armando Molina. El Dr. Rogelio Sánchez, Ministro de Educación hizo la jugada inicial. ¿Quiénes integraban la Delegación? Un breve historial.

Iba al frente de ésta el Tte. Coronel Adolfo A. Majano Ramos, ex seleccionado nacional en 1969 que disponía de un buen curriculum ajedrecístico. Capitán del Equipo, Enrique S. Castro quien más que un técnico-entrenador, era periodista. Propósito de la Federación. Era miembro del Club de Los Centauros clasificado en Categoría Superior. No movía pues tan mal las piezas. Los jugadores: 1er. tablero Boris Antonio Pineda, 18 años edad, estudiante del Don Bosco. Había participado en 4 Torneos Internacionales entre ellos Caddet de Francia y Memorial Capablanca de Cuba. Vencido a varios Maestros Internacionales, a Fraguela de España y Dávila de Nicaragua. Ese año era el Campeón de El Salvador. Como 2º tablero, René Mauricio Grimaldi, 21 años, Campeón Nacional 1974 y Sub-campeón los dos años siguientes. Había participado en 5 Torneos Internacionales entre estos Venezuela 1973, eliminatorias para el Mundial en Rep. Dominicana 1973; medalla de oro en 2º. tablero de XIII Serie Centro América y el Caribe de Nicaragua. Fue “Premio de Brillantez” al ganar al Maestro Internacional Anto. Palacios de Venezuela y vencedor del MI Guillermo Estévez de Cuba. Originario de San Salvador trabajaba en el Banco Hipotecario.

En el 3er. tablero Salvador Infante Meyer, 25 años edad, estudiante Economía de la UCA. Había participado en 5 torneos internacionales, Venezuela y Costa Rica 1973. Originario de San Salvador, trabajaba en el Ministerio de Planificación. En el 4º. tablero Antonio Grimaldi, 28 años edad, era el viejito del equipo. Había participado en 5 torneos internacionales, México y 2 veces en Venezuela. Campeón Nacional 1971 y 1973; Sub-campeón Nacional 1972. De Berlín, Dpto. Usulután; trabajaba en la Universidad Nacional de El Salvador. 5º. Tablero, reserva, Roberto Camacho, 20 años edad. Había participado en 3 torneos internacionales, Guatemala y Nicaragua. Originario de Cojutepeque, Cuscatlán. En el 6º. tablero, reserva, Manuel Antonio Velásquez, 21 años edad. Ex alumno Instituto Nacional “Fco. Menéndez”, estudiante Ingeniería en Universidad de El Salvador. Había participado en 3 torneos internacionales. Originario de San Salvador, trabajaba en ANTEL. Todos por tanto con fuerte fogueo y éxitos. Un par de jugadores más de este nivel se disponía entre ellos Eduardo “Guayo” Vásquez; pero se tomaron los 6 primeros lugares del Campeonato Nacional. Majano, Jefe Delegación, los arengaba, oficio que conocía, digamos, era su estilo y estaba estrechamente relacionado al juego ciencia. La mentalidad promovida era de triunfo.

Todos los jugadores trabajaban y/o estudiaban siendo auténticos olímpicos. Amateurs enamorados de la hermosa Diosa Caissa –protectora del Ajedrez-, a la que amaban olvidando hasta sus familias. En esto el destino ha sido justo pues representaciones en Haifa como la de EE UU con Robert Byrne, Kavalek, Larry M. Evans; los de Holanda, Inglaterra, RFA, países socialistas, etc. en su mayoría eran realmente profesionales. Vivían del ajedrez, ganaban dinero. La combatividad y capacidad de los salvadoreños no se alcanzaba todavía a ver. Elevaron el prestigio del ajedrez nacional y deporte en general.

¿Qué hicieron en Libia estos guanacos para convertirse en niños bonitos del público tripolitano y libio? ¿Lugar de donde era originario el célebre Aníbal Barca que tanta guerra dio a Roma en tiempos idos? ¿Donde estuvo Rommel con el África Korps? No era poco lo que estos guanacos cuscatlecos harían. Lo veremos en el próximo artículo. Por hoy, Bye! Bye! Adios! Au revoir! Arrivederci! (Nota: al llegar a Libia estas expresiones extranjeras ya las masticaba la Delegación. Se les habían pegado en el camino).

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