EL LLAMADO A NO VOTAR ATENTA CONTRA LA DEMOCRACIA

En toda forma de democracia, sea ésta representativa, participativa o popular como la que construyen los regímenes socialistas, el sufragio pasivo y activo, se constitucionaliza como un derecho y un deber de todo ciudadano, quien ejerce ese derecho y deber por medio del voto que expresa su opinión, es decir, expone la voluntad soberana del ciudadano sobre algo que se ha puesto a su consideración y que unida con la de otros ciudadanos, llega a constituir la voluntad general y soberana del pueblo.

De acuerdo con el artículo 86 de nuestra Constitución, de esta voluntad soberana del pueblo, emana el poder público, que, al ser ejercido por los órganos de gobierno, de forma independiente dentro de las respectivas atribuciones y competencias, deben organizar al Estado, para la consecución de la justicia, la seguridad jurídica y el bien común, tal como lo establece el primer inciso del artículo uno de la Constitución.

En vista que en toda democracia el titular del poder político es el pueblo, no puede haber democracia sin participación política y siendo el sufragio una de las formas esenciales que le dan legitimidad y legalidad a un régimen y sistema político democrático, no puede concebirse una democracia sin que los ciudadanos ejerzan el voto, el cual no sólo sirve para elegir a los gobernantes, sino también sirve para preservar y fortalecer la democracia.

En consecuencia, a más participación de los votantes, mayor legitimidad y gobernabilidad democrática gana el Estado y a menos participación, crece la desconfianza, la polarización y la ingobernabilidad, lo cual puede llevar a la anarquía o la dictadura, como sucedió en el pasado totalitario que por muchos años imperó en nuestro país, épocas en las que el voto del ciudadano no tenía ningún valor, pues era anulado por los fraudes electorales.

Durante la dictadura, los fraudes electorales impuestos con represión hacia la oposición anularon de forma total el principio constitucional de que el poder público emana del pueblo, en el rescate de dicho principio hay avances conquistados por el pueblo con un alto costo social y aún la lucha continúa para evitar que haya retrocesos hacia posiciones de intolerancia, entre las cuales ubicamos, los llamados: a no votar, a votar abstención o nulo, lo cual no contribuye a la alfabetización política ni a la cualificación de la participación política, ya que promueven la inmovilización y la apatía política, que por lo general favorece a las posturas de derecha.

Quienes dicen que no hay por quién votar y promueven el abstencionismo no le hacen ningún favor al país; el ciudadano tiene la opción de votar por la consolidación de los cambios iniciados en el 2009. Aquellos que piden que el ciudadano se quede en casa y no salga a votar, irrespetan el aporte histórico de la lucha popular y el sacrificio de miles de salvadoreños masacrados precisamente por defender su derecho al sufragio, el cual gracias a ese batallar revolucionario ahora este derecho se ejerce de forma universal, es decir sin ningún tipo de discriminación; de forma libre, o sea sin presión alguna; de manera directa y secreta; es decir personalmente y sin la presencia de extraños; y además el voto es igualitario, en tanto no se registran diferencias en la calidad del voto, basadas en condiciones sociales o económicas. Por estas razones invitamos al pueblo a que el 4 de marzo salga masivamente a votar, teniendo presente que quienes le invitan a no votar, atentan contra la democracia. RMVCT.

 

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