La Muerte de Peluche

Todo sucedió una lluviosa tarde, “Peluche”, perro vecino andaba seriamente golpeado por otros perros, apenas cruzaba las patitas, ya pertenecía a la tercera edad canina.

Por: Francisco Parada Walsh*

Cuando me le acerqué pude ver una profunda úlcera en su muslo, los testículos casi  totalmente desgarrados y como todo perro, se echó a la última vuelta, inmediatamente le puse antibiótico en pomada en la úlcera, se la cubrí con una camiseta y decidí servirle lo mejor que disponía, le di abundante concentrado de gato, tortillas y pan dulce, lo acaricié mientras él se daba su última cena.

Dicen que los perros mueren en soledad, buscan el monte, algún lugar solitario sin embargo no entendí por qué buscó mi casa; al día siguiente “Peluche” estaba tieso como paleta, sus ojos dieron espacio a profundas cuencas, los colmillos quedaron a la vista, me impactó ver a un perro que buscó mi resguardo antes que a su familia.

Mi amigo perruno era grande, así debía ser su tumba, me llevó trabajo cavar su última morada, al fin, lo puse en su mausoleo según era de noble y elegante, lo rocié de pétalos y de ramas de ciprés; lo cubrí con suficiente tierra y me despedí de él; me sentí triste pero a la vez alegre pues mi amigo perruno buscó mi casa temporal para morir; me sentí feliz de que hubiese comido lo que quizá nunca le daban, pensé en mi muerte, en esa mirada perdida, en una boca sin cerrar, un cuerpo amorfo que perdió la simetría, la fuerza, la vida.

Eso somos, “Peluches humanos” que en un santiamén olvidamos nuestra precariedad moral, física, espiritual y humana; quizá la muerte forme parte de mi vida ya que si no fuera así estaría loco creyendo en una falsa eternidad; no sé por qué me gusta reflejarme en ese perro, en reyes, en nobles, en comunes que perderemos la batalla, la santa muerte tiene la paciencia del mundo, espera, fuma no sé qué, recientemente un amigo me regaló un puro “Partagás”, como nunca he fumado puros decidí fumarlo como un cigarro, apenas afectó mi cerebro, pensé que cada toque me pondría mareado pero no.

Así me imagino a la muerte, es la única que no morirá y por ende, derecho concebido a fumar lo mejor mientras me espera; no sé qué hay en ese trance, solo quiero que al cruzar el lago de sangre y sea Dios con todos los perros, gatos, pollos, hormigas, culebras que he cuidado y como a las últimas, he evitado matarlas, solo las aparto, al final, todos cumplimos una misión, y a mis 58 años debo aceptarlo que no sé cuál es mi misión.

“Peluche” fue amado cuando cachorro, el paso del tiempo llega y la gracia del lindo perrito queda en el olvido, por eso deseo que cuando Dios les pregunte si fui bueno, si fui malo, o simplemente fui; que digan, que ladren, que miaguen y le digan a Dios que fui malo, no deseo ser salvado por un animal que me enseñó tanto, que a pesar de mis momentos de cordura quizá lo golpeé, no sé si alguna vez aguantaron hambre, solo sé que me enseñaron a no guardar rencores, a ser libre, a correr sin miedo al futuro, a vivir el momento, a olfatear el cariño, a amar sin condiciones ¡Qué maestros! No sé cuándo la vida o la muerte cortará de tajo mi cabeza pero es lo único seguro que tengo en el mundo y sólo pido que los forenses sean perritos, que los de la casa funeraria sean gatitos y que me acicalen como lo hacen ahora, que sea mi gata calicó que más parece perico al andar en mis hombros quien decida echarme algún color para parecer humano pero ¿Qué acaso no soy humano? Soy humano gracias a todos esos ángeles que se visten de gatos, de perritos, de gusanos, de pollitos y aún, en esa fiesta de disfraces tengo a una perra “Colita Chachita” que no es perra sino una gorda cerdita que para evitar terminar en un suculento perol convertida en chicharrones decidió comprar un traje de perrito, lo compró en la tienda “El Agachón” y ha logrado pasar desapercibida; en la sencillez de este artículo se refleja el amor, la ausencia de rencor, la pureza del alma que para el humano sería la pureza de intenciones.

No dudo en que vivo feliz, gracias a esos seres evolucionados que se hacen los desentendidos para que creamos que somos superiores cuando de ellos, solo he recibido amor, tan diferentes a mi especie.

*Médico salvadoreño

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