Crece riesgo impago El Salvador EMBI Llega a 14.21

Por Leonel Ibarra.

País se aproxima a los niveles de argentina, la segunda nación de mayor riesgo en Latinoamérica. Desde finales de abril, el EMBI salvadoreño ha crecido un 164 %.

El Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés) de El Salvador alcanzó el pasado martes los 14.21 puntos básicos, rompiendo un nuevo máximo histórico y acercándose rápidamente a los niveles de Argentina (16.97), el segundo país con mayor riesgo de que su gobierno no pueda pagar su deuda pública en toda Latinoamérica.

Actualmente es el Gobierno de Venezuela el que tiene el mayor riesgo de impago de la región con 420.95 puntos; en cuarto puesto se ubica Ecuador, con 8.49 y luego está Costa Rica, con 5.13 puntos.

El EMBI es el principal indicador de riesgo de impago de un país y está calculado por el banco de inversión JP Morgan. Básicamente consiste en la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares, emitidos por países subdesarrollados, y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se consideran «libres» de riesgo de no poder ser pagados.

Este diferencial (también denominado «spread» o «swap») se expresa en puntos básicos (pb). Una medida de 100 pb significa que el gobierno en cuestión estaría pagando un punto porcentual (1 %) por encima del rendimiento de los bonos libres de riesgo, los «Treasury Bills».

Los bonos considerados de más riesgo para los inversionistas internacionales de que no cumplan con sus deudas son los que pagan un interés más alto, por lo tanto el «spread» de estos bonos respecto a los bonos del Tesoro de Estados Unidos es mayor.

En otras palabras, esto implica que el mayor rendimiento que tiene un bono riesgoso, como los de El Salvador, es la compensación por existir una probabilidad de incumplimiento.

Según explica Rafael Lemus, economista, mientras más alto es el riesgo país, significa que hay más probabilidad de impago y desconfianza sobre su credibilidad en los mercados.

«Un país que entra en terreno de inestabilidad social, política o económica tiene menos probabilidades de pagar una deuda, tiene menos inversión y menos crecimiento», dice Lemus.

Desde finales de abril de este año, cuando se encontraba en 5.38 puntos, el EMBI salvadoreño ha crecido un 164 %, una velocidad muy por encima del resto de países.

Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva (BCR), apunta que, a diferencia de la subida del EMBI registrada el año pasado, durante el auge de la pandemia, este fue un tema de todos los mercados emergentes y lo que pasó es que en el resto de países se mantuvo estable y hasta comenzó a bajar con el tiempo.

Los expertos coinciden en que factores económicos y, principalmente, políticos, como el manejo de las finanzas públicas, el debilitamiento de la institucionalidad, la concentración de poder, entre otros, han elevado el riesgo país.

«Se aprecia cómo cada uno de los acontecimientos nacionales que implican un atentado a la democracia, el debilitamiento institucional o mayor endeudamiento, han deteriorado cada vez este índice de riesgo: destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional, del Fiscal General de la República, la Ley Bitcóin, entre otros», indica el informe de coyuntura económica de FUSADES.

Además, cabe recordar que en julio de 2021, la agencia calificadora Moody’s bajó la calificación crediticia de El Salvador B3 a Caa1; en octubre de 2021, Standard & Poor’s cambió la perspectiva de la calificación crediticia del país de estable a negativa; y hay una caída sostenida en el precio de los bonos de El Salvador.

Impacto

El índice puede ser leído como un termómetro, entre más alto, indica una situación de mayor riesgo nacional, ante lo cual reaccionan los mercados internacionales donde se transan los instrumentos de deuda.

Es importante tener presente que el Estado salvadoreño tiene compromisos de largo plazo por $7,538 millones en eurobonos emitidos anteriormente. De hecho, se contempla un próximo vencimiento por $800 millones para el 24 de enero de 2023.

Dado sus limitantes fiscales, para enfrentar este compromiso, el país podría buscar una nueva emisión de eurobonos para cancelarlo; pero, dado el mayor riesgo, esta nueva colocación muy probablemente será a una tasa más alta.

Los expertos indican que un primer nivel de impacto en la economía local de este mayor riesgo es que al Gobierno se le complica mucho el acceso a financiamiento de los mercados porque tendría que pagar una tasa de interés de casi 16 % para emitir bonos, algo que resultaría impagable, y el mercado financiero local ya está «topado» con la compra de deuda de corto plazo (LETES y CETES).

Si el Gobierno salvadoreño tiene dificultades para conseguir fondos, en consecuencia, se pone en riesgo los programas sociales y compromisos de inversiones, se atrasa en pago a proveedores y salarios.

«Al hablar de un impago, los damnificados es toda la población y empresas porque entonces también son inversionistas de esos bonos los Fondos de Pensiones con dinero de los trabajadores y los bancos locales con dinero de los depositantes», advierte Lemus.

Fuente: El Economista.

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