La economía ausente de la campaña electoral en El Salvador

La economía es para la mayoría de los salvadoreños el problema más crítico que enfrentan una vez atenuado los peligros de seguridad, según revelan estudios.

Sin embargo, el tema no tuvo el destaque y contundencia necesaria durante la campaña electoral cuyo silencio comenzó la víspera, y en la cual, a excepción del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), los candidatos no airearon programas para enfrentar la crisis que golpea a al país, en especial a los más necesitados.

Sin dudas para el presidente Nayib Bukele o cualquier otra figura que obtenga la victoria en las urnas el 4 de febrero, enrumbar la economía es una asignatura pendiente que pasa por enfrentar el abandono de la agricultura. El Salvador tiene que importar más del 80 por ciento de los alimentos que consume y eso tiene sus consecuencias.

Una muestra de la crisis es que la tasa de pobreza en El Salvador es una de las más altas en América Latina, alcanzando cerca de un 28,4 por ciento según datos oficiales. Más alarmante aún, 1,8 millones de salvadoreños todavía viven en condiciones de pobreza extrema, sin acceso a las necesidades básicas de alimentación.

La situación es más grave si se considera que a principios de marzo de 2023, cuatro de cada 10 salvadoreños (42.9 por ciento) consideraron que la situación económica de su familia empeoró en los primeros meses de ese año y lejos de mejorar llegaron al 2024 estimando que es el más serio desafío que enfrentan, por encima, incluso, que la elogiada seguridad.

En marzo de 2023, el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), de la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (FUNDAUNGO) dio a conocer que el 72.8 por ciento de la población consideró que la economía es el principal de sus problemas

El gobierno de Bukele llevó a El Salvador de ser uno de los más inseguros del mundo a convertirse en el de menor índice de homicidios, 2.4 por cada 100 mil personas en el año, pero no logró enrumbar la economía pese a que trataron de tapar la crisis de alimentos en las últimas semanas antes de los comicios con entregas de productos a la población.

Sin objeciones la economía es la asignatura pendiente de su gobierno o de cualquier otro que pueda sorprende con una victoria en las urnas, algo que los expertos ven como poco probable y se consideraría un milagro ante la popularidad que tiene Bukele entre sus compatriotas.

Según medios de prensa como El Economista, los principales indicadores económicos de El Salvador mostraron un comportamiento mediocre durante su mandato. Esto podría estar a punto de cambiar y no precisamente gracias al bitcoin, ‘moneda’ de curso legal en el país.

Justo ahora que se avecinan nuevas elecciones, la economía muestra ciertos signos que auguran un futuro prometedor. El desempleo, el crecimiento del PIB, la caída del déficit y la intensa llegada de turistas son los frutos de la mejora en seguridad.

Sin embargo, pese a las mejoras en seguridad, la economía no terminaba de despegar de forma clara. El Salvador experimentó un crecimiento económico modesto en las últimas décadas, con una tasa anual del 2,5 por entre 2013 y 2019, y con Bukele poco cambió.

Bajo su gobierno la deuda externa salvadoreña trepó a niveles nunca vistos desde los acuerdos de paz en 1992 y recortó cuanto gasto social le fue posible. Los únicos rubros en el presupuesto oficial que siguen creciendo son los de publicidad y propaganda.

El Salvador es el mismo país pobre que recibió Bukele en 2019: solo el 42 por ciento de sus ciudadanos tiene acceso a sistema de alcantarillados y en áreas rurales, la amplia mayoría no tiene sistema de agua potable.

Asimismo, estudios de agencias de Naciones Unidas muestran que el país no tiene suficiente alimento para nutrir a su población en los próximos años.

Según la publicación Gato Encerrado, el mandatario salvadoreño no es el único culpable de una economía pequeña y desigual, pero las exacerbó con el uso de las finanzas públicas como dinero para sus «proyectos caprichosos».

En el camino a una “mejora” es probable un arreglo con el Fondo Monetario Internacional que implicaría casi con seguridad que Bukele realice políticas impopulares y condicionamientos políticos y tributarios.

Bukele tiene poco de donde escoger, o Estados Unidos o China, para aprobar la asignatura económica, aun pendiente en este mandato. (PL)

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