Condiciones que limitan el poder Sindical

Hace falta analizar formas de entendimiento del contexto socio-económico salvadoreño, que afectan la vida de las personas trabajadoras, en una lógica de sociedad sin progreso comunitario.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Las lógicas históricas impuestas por larga data en el contexto socio económico del país, han siempre derivado en condiciones de mayor empobrecimiento de las personas trabajadoras, en tanto el Estado ha sido incapaz de favorecer condiciones que nutran programas de apoyo y protección social, para un desarrollo productivo en contextos de democracia participativa y progreso económico-social.

Estas condiciones han limitado el poder sindical, evitando así que las personas trabajadoras progresen en sus condiciones de vida y de trabajo, resultado de acciones dolosas de debilitamiento de la organización sindical; el sostenimiento de condiciones materiales de existencia que van en detrimento de una sociedad progresista, que no favorecen contextos comunitarios en pro de un trabajo productivo de calidad, suficiencia y beneficio social, con trabajo decente, empleo productivo para los diferentes contextos locales, potenciación de diálogo social para la construcción de políticas agro industriales sostenibles a nivel local y nacional.

Ese poder sindical obstaculizado en su desarrollo cualificado y progreso social, por la lógica empresarial obtusa vigente y los gobiernos con políticas pro oligárquicas y de favorecimiento de los grupos económicos dominantes, que mantienen los recursos que la comunidad produce de manera concentrada; y con nula redistribución hacia la creación de empleo, de sostenibilidad económica hacia un desarrollo productivo de la comunidad y de las empresas de forma sostenible y sustentable.

Conocemos de los efectos post pandemia, la lógica económica prevaleciente antes no era de progreso y beneficio socio económico, y la pandemia terminó por confirmarlo, el gobierno emergente de Bukele, involucrado en una situación de país con un contexto internacional de desfavorecimiento hacia las economías dependientes como la nuestra; no ha tenido procesos ni programas que alcancen el bienestar y la protección social.

No existe un plan de transición – que asegure que los efectos negativos en los derechos económicos, sociales, culturales y medioambientales (desca), ni mucho menos que se trabaje en condiciones de justicia para los diferentes sectores laborales, que han quedado despojados de empleo altamente precario, de despidos dolosos, recortes en la planilla y condiciones contractuales, por condiciones de dominación y ámbitos de protección del trabajo productivo por parte de las empresas y, como consecuencia del debilitamiento en sede jurisdiccional y administrativa del aparato del estado.

Necesario un plan de empleo – que se centre en la creación de nuevos empleos en una economía con graves problemas de sostenibilidad, de problemas en factores que alienten el trabajo productivo de calidad, y mantenga los empleos y las actividades agropecuarias y de manufactura.

Hay pretensiones al menos en el discurso gubernamental por la implementación de tecnologías innovadores, no obstante, las argollas y élites de cuerpos directivos vinculados con esto (comercio e inversión), la cartera de economía, no son lo suficientemente competentes, progresistas y transparentes para dejar claro cuál es realmente la base de las políticas económicas implementadas o sólo promocionadas.

La cartera de trabajo, no ha podido, ni manifiesta la voluntad política para mejorar la participación de los sindicatos en la economía local y nacional, hay una cultura de poco provecho de la organización sindical, pero se necesita de claras políticas de inversión en la capacitación y formación profesional—tanto por parte del INSAFORP, como de las propias empresas, para que la interlocución con los estamentos de gobierno y empresariales sean de mayor provecho.

Una lógica beneficiosa de los sindicatos es trabajar en conjunto y, con un claro entendimiento de la cooperación al respecto del logro de industrias sostenibles y de alto rendimiento en una sociedad solidaria para el provecho comunitario; lo que implicaría tecnología, energías renovables, inversiones y crecimiento sostenible y sustentable.

Necesario trabajar la transición, que debe ser justa desde el punto de vista económico y social para las personas trabajadoras y la comunidad. La producción industrial está en problemas, y los seguirá teniendo, la revolución tecnológica y una digitalización adicional de la producción incluso en mayor medida en el futuro, son ideas que en el país no están aterrizadas y se hablan de una manera irresponsable por el gobierno y el sector privado.

Y la duda sobre cambios con beneficios y mejores estándares de vida es fuerte; y la lucha sindical está y se centra en una transformación que incluya los necesarios y suficientes programas que garanticen una transición justa para la inmensa mayoría de personas trabajadoras afectadas hoy y en el futuro.

*Sindicalista salvadoreño

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