¡Perdónenme querido personal de salud!

Por: Francisco Parada Walsh*

Por haberlos olvidado, por seguir mi vida como si tu partida nunca me fue importante; ya nada parece conmovernos y eso es triste, demasiado triste. Que una sociedad no recuerde a su mejor gente no es más que el reflejo del vacío existencial en que vivimos donde importa más las banalidades que el dolor al perder a un miembro del personal de salud, así las cosas. Tú, querido colega que partiste al cielo nos comprendes, tú ya no eres nuestro, eres de Dios y tienes la capacidad para comprendernos y perdonar nuestros errores pues el hecho de no sentir tu partida solo muestra nuestro rostro inhumano y menos que divino; recuerda querido Personal de Salud que  vives en el cielo que nuestra vida es complicada, siempre azorados, siempre llegando tarde, siempre pobres, esperando el ayer.

Perdónenme querido Personal de Salud pues pareciera que ya no eres nuestro querido Personal de Salud y quizá tengamos razón, en El Pinochini de América todo es patas arriba y lo que tú vives como lo que nosotros vivimos solo dice que todo es mentira, si apenas nos queremos ¿Cómo nos pueden importar ustedes? Es triste aceptarlo pero es la realidad, cada día que pasa nos volvemos más olvidadizos, apenas pensamos en nosotros y cuando fallece uno de ustedes más nos interesa saber la causa de sus muertes; si fue Covid, si fue muerte accidental o cáncer, de ahí ¡Nada! Perdónenme querido Personal de Salud por haberles fallado, recuerdo los funerales de compañeras y compañeros que se despedían como debe ser, como una persona que ha dado todo por su patria, se lanzaban globos al aire, claro que ustedes llegaban primero al cielo antes que los globos, se hacían pasos de honor y hubo un colega que a pesar de la lluvia se paró firme, mano en el  alma y en el corazón y soportó la lluvia mientras un ángel revoloteaba hacia el Cielo;  era bonito, era hermoso ver a todos decir adiós, claro que llorábamos de dolor y  de alegría, de saber que hicimos lo correcto, hoy todo parece haber quedado en el olvido y te pedimos perdón.

Somos una sociedad indolente donde el dolor ajeno poco importa, sabemos que siguen y seguirán muriendo miembros del Personal de Salud pero preferimos dirigir la mirada hacia el infinito, ya nada nos conmueve ni nos asombra y eso dice mucho de nosotros como sociedad por eso, perdón Personal de Salud, perdón. Perdónenme querido Personal de Salud por mi nula empatía para con ustedes pero como dice el dicho: “La función debe continuar” y es lo que hacemos, seguir, seguir viviendo a medias, de fiado, del pasado.

Ya el ayer poco nos importa y sí, si sentimos vergüenza de la forma en que vemos sus muertes pues  parece que nada nos conmueve y quizá estén en lo cierto, poco o nada importa su partida; ahora la muerte que vino a quedarse y no nos da ni miedo ni nada, solo la vemos como alguien muy cercana y ahí acaba todo, todo.

Perdónenme querido Personal de Salud pues les hemos fallado, y quizá demasiado. Se acabaron todos aquellas despedidas que les hicimos, fueron momentos muy tristes pero nos dolía ver partir a tantos compañeros, ahora ya no, todo va quedando en esa memoria sin memoria que tiene el salvadoreño y es difícil que algo nos, apenas nos sacuda, al enterarnos que murió alguno de los nuestros lo único que hacemos es publicarlo en el Facebook y ahí está todo, nada de despedidas, que cada familia vea cómo sale del embrollo, suficientes problemas tenemos como para estar pensando en otras cosas. Perdónenme querido Personal de Salud, perdónenme, por abandonarlos, aun, sabedores que dentro de poco estaremos con ustedes, perdónenme, perdónenme.

*Medico salvadoreño

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