Arenas movedizas lo único seguro en la coyuntura sanitaria

Por: Róger Hernán Gutiérrez*/

Los va consumiendo el encierro, y más cuando la situación microeconómica, se va agudizando, la cultura de libertinaje—abuso de la libertad, desenfrenos y excesos— y poco acatamiento al orden establecido, el punto es cuál es el marco jurídico establecido en nuestra sociedad, en tanto que aparentemente el código de salud estaría pesando sobre lo constitucional, lo cierto es que mucho de las medidas aplicadas a lo largo y ancho de la coyuntura sanitaria han prevalecido sobre derechos constitucionales que envuelven la libertad de la ciudadanía—de tránsito—entrar y salir— de cambio de domicilio, de trabajo, a la vida, a la justicia y en general al goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social.

El punto acá es quienes establecen el orden y quienes son sometidos a ese orden, qué autoridad asumen unos pocos para someter a unos muchos que supuestamente lo estarían transgrediendo, hay mucha tela que cortar en todo esto de la contención de la pandemia declarada, en tanto una mayoría es sometida a un poder dominante establecido en pro de quienes mantienen y ostentan privilegios y, son protegidos en su propiedad privada—es decir los que viven bien en tanto su poder adquisitivo es abrumadora y ofensivamente mucho más alto de lo que la mayoría dispone para su bienestar económico, cultural y social.

¿Cuál es hoy el papel del Estado, ante una problemática tan sentida como la que nos aqueja? Aún en el concepto de la guerra hay establecidas algunas reglas dentro de un marco de espiral de violencia irracional—para con los heridos, hospitales, capturados—y entonces las reglas que determinan una situación de crisis y emergencia sanitaria, serán las mismas o tendrán que ser benévolas, flexibles, diferentes o estarán supeditadas al raciocinio político de quien gobierna, qué pasaría si la parte de los que ejercen el poder político no tuviesen un apoyo poblacional importante, conducirían la emergencia de una forma más racional o la norma sería más dictatorial.

Los abusos del lado dominante y dominado (mínimas), generan arbitrariedad y desplazan lo legal a otros niveles, la fuerza pública puede ser totalmente irracional de comprender los casos de necesidad de la gente, dentro de la emergencia, y actuar de manera equivocada en la aplicación del mandato constitucional—los grupos favorecidos por la formación profesional y especializada adquirida dentro de la sociedad—economistas, abogados, ingenieros, psicólogos, médicos, empresarios, y a través de sus organizaciones, etc se pronuncian de una forma u otra ante la coyuntura desde una postura de mayor tranquilidad económica; y para quienes la marginación, exclusión social y bajo poder adquisitivo son su diario vivir, toda esta situación de ilegalidades manifiestas y veladas de desprotección socio-económica y jurídica, sumado al accionar de seguridad es de mayor impacto en estos últimos.

Lo más complicado es que dentro de un orden jurídico establecido bajo reglas de claro favorecimiento sustancial para los que tienen poder económico, social y político, en detrimento de la mayoría que no lo tiene, haciendo que la emergencia se torne para unos de mayor impacto en su diario vivir y cotidianidad existencial. El orden establecido está trastocado y para el Presidente, sus funcionarios y sus asesores, la emergencia es suficiente razón para imponer un determinado estatus jurídico en el país, y de allí los exabruptos del gobernante ante la institucionalidad pública que se desmorona por su necesidad de democratizarse y su inexperiencia de actuar contra algo desconocido como es la contención del virus y su grado de contaminación en la población.

Los personajes delegados para cumplir con el orden establecido, han manifestado su clara incompetencia—la ex Ministra de Salud; el Procurador de los Derechos Humanos; el Fiscal General de la República, los alcaldes en los diferentes municipios y demás con atribuciones claras de acuerdo a la legislación han presentado un ejercicio poco efectivo y lleno de una clara ausencia de estrategia integral de abordaje en todos los órdenes de afectación por la coyuntura sanitaria que nos abate, en mucho es un problema que cada día que el período se alarga se manifiesta más abrumadoramente.

Y ese vacío no se logra llenar con acciones claras del Estado, en varios ángulos que puedan contener la enfermedad; y garantizar a la población la no infestación del virus, sino un presente y un futuro que logre superar las adversidades, y también logre reivindicar la vida, las condiciones laborales antes de la situación de emergencia—en tanto que no sería de justicia social que tras una emergencia como la que vivimos, quedemos sin un futuro que nos permita devolvernos a la vida y nos construya el bienestar común que mandata lo constitucional.

*Sindicalista slavadoreño

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