Protección social en el campo de lo laboral, una deuda a la clase trabajadora

(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)

Es claro que la práctica de modelos económicos imperantes a nivel internacional y en nuestro país, siguen su rumbo sin ninguna diferencia—por cuanto no detienen la violación de los derechos humanos—que continúan siendo degradados constantemente, en tanto la prevalencia del mercado y la doctrina neoliberal sigue dominando las decisiones políticas económico-sociales más importantes.

En mucho la realidad del país está íntimamente asociado el problema de la economía—empleos indecentes, precarios en condiciones laborales y salarios totalmente bajos, que no logran disponer de una vida sana y son un claro impulso a condiciones materiales de existencia totalmente insatisfactorias; además de abusos constantes de quienes detentan y controlan el nivel de explotación—gerentes, supervisores, jefes de planta, de áreas específicas—en toda la gama de actividades económicas. La jerga empresarial de denominar a las personas trabajadoras-como colaboradores—es una acción psicológica pretendiendo con ello decir que de esa manera no son explotados—cuando todos sabemos que el modo de producción capitalista es la obtención de plusvalía, siendo ésta todo aquel trabajo realizado sin pagarlo, resultado de los excedentes de la producción.

El negocio por hoy más rentable son las empresas mercantiles administradoras de pensiones—debería analizarse la plantilla laboral y los salarios en los distintos niveles para observar si la ganancia está siendo distribuida en justicia social y equidad económica; y no existe explotación, en tanto se dispone de una alta tasa de ganancia.

La ANEP en recientes declaraciones a través de su presidente, argumentó que hay buena vibra con el Sr. Ministro de Trabajo, quien luego de salirse de la olla, al expresar que antes de cerrar el año anterior debería concretarse un nuevo salario mínimo y efectivo al uno de enero 2020, las cosas han vuelto al redil y la instancia pertinente deberá analizar “responsablemente” el tema económico en el país. No sin antes argumentar que precisamente una delegada sindical informaba que “no se debería incrementar el salario mínimo, si este es causante de la pérdida de empleos”, con ese tipo de dirigencia sindical, jamás se tendrá una discusión en serio, el amigo Cardenal, usa en su favor tal argumentación, además agrega estar consciente de la situación de realidad que viven las personas trabajadoras; y muy preocupado habla de que quienes gozan de salario mínimo son una población pequeña, que al aumentarle “desproporcionadamente” generaría un efecto contraproducente en aquel sector mayoritario que no lo goza por estar en la informalidad (72%), y elevaría los costos en las empresas.

Por tanto el sector empresarial de la oligarquía sigue en su posicionamiento viejo y oxidado, que un aumento no es viable, y que hay que darle más pensamiento y hacerlo en una “discusión técnica” que va para rato, aunque la ley habla de que habrán de fijarse al menos cada tres años; hay una ilegalidad cometida al no incrementarse vencido el período 2017-2019; y debería de oficio la fiscalía llevar a los concejales del salario mínimo a procesos judiciales por incumplimiento de la ley laboral, y sobre todo por estar atentando con las vidas de diferentes hogares que no logran cubrir sus necesidades vitales.

Es así que nos enmarcamos en una desprotección social manifiesta—en tanto los ingresos, son parte vital de la existencia humana, y estos tiene a su base realizar un trabajo por el cual se le paga, sin embargo al no obtenerlo en la cuantía y mejoría que se necesita—su situación humana va deteriorándose cada vez y arrastrando en sus efectos a la familia que está detrás de cada trabajador(a). Eso no lo valora la ANEP, ni su Presidente, cada día que se alargue la discusión son efectos nocivos directos en la vida laboral y social de las personas trabajadoras.

La desprotección social, también se manifiesta en la parte de riesgos sanitarios por situaciones de contaminación de la provisión de servicios de agua potable, que de no corregirse van a tener efectos nocivos importantes en la salud de la gente—lo que ha implicado una elevación de costos diarios en la familia, para obtener productos y servicios que le garanticen su salud. Y todos sabemos que mucho de los deterioros en el organismo está basado en un problema de una correcta hidratación—tomar agua de calidad y en la cantidad suficiente y necesaria-

Finalmente, el asunto de las pensiones, al no disponerse de una solución integral al problema de pensiones bajas en sus montos y que no satisfacen condiciones materiales de existencia en el período de la vejez, está afectando a muchas personas que se encuentran en ese período de edad, que requieren de atención integral, por cuanto no se tiene en la mayoría de pensionados y que están próximos a pensionarse, una certeza que su vida no continuará deteriorándose por falta de ingresos suficientes para tener una vida sana más allá de 60 o más años.

El problema grave es más fuerte en aquéllos que no lograron pensionarse y/o que no tendrán pensión, afectándose el derecho humano a pensión, no tienen los requisitos cumplidos a cabalidad y en el mejor de los casos se les devolverá su ahorro, que es una cuestión clara de afectación directa a la subsistencia en esa etapa de la vida.

*Sindicalista salvadoreño

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