Carta abierta de Juan Pueblo al bloque hegemónico de poder en El Salvador

(Por: Francisco Parada Walsh)


Recordaba como parangón a “la cosa nostra” de la mafia italiana de los 1800s, que posteriormente se exportó hacia Estados Unidos, y que desde mediados del siglo XX hasta finales del mismo, se conoció en el gran país del norte como “la comisión” o “el sindicato”.

Así os comparé en mi artículo anterior, a lo que quiero dar seguimiento luego de las recién pasadas elecciones en las cuales vuestros “capos”, “dones” o “consiglieris” salieron con la cola entre las patas a riesgo que vuestros jugosos negocios se conozcan. Debéis de estar preocupados.

En el gran país del dólar durante las décadas de los setenta hasta los noventa, se rumoraba que cinco familias de origen italiano controlaban las grandes operaciones de los casinos, las apuestas, lavando dinero a través de negocios “legales” además de dedicarse a extorsionar a pequeños y medianos comerciantes en el territorio estadounidense. Entre ellos los Luciano, Castellano, etc. Hasta Gotti. Pero tan excelente organización parecía un fantasma, algo vedado, oculto incluso para el FBI. Pero finalmente fueron expuestos.

Ahora, con la información y, la enciclopedia universal del internet en la palma de la mano, quedáis expuestos tal y como “la comisión” lo fue en Estados Unidos. Un ejemplo: Hace poco supimos que la revista Forbes publicó entre los billonarios (hay que repetir, billonarios) a dos magnates salvadoreños, de apellido Kriete y Poma, para mencionar solo dos “capo di capi” (jefe de jefes). No pienses luego, que por ser Juan Pueblo soy un ignorante, o que profeso que ser rico sea un crimen, y como tal, me devele como un resentido y ambicioso.

No, lo que me pone a reflexionar es el sistema económico imperante que nos llevó a una guerra civil y que pareciera persistir intacto. Recuerden que la guerra civil salvadoreña se implementó bajo las reglas de Vietnam y de la guerra fría. Permíteme ampliar: De un sistema agrario-feudal pasamos a uno de servicios y de banca con idéntico tinte feudal.

Nada de malo en eso, si la riqueza no desbordara en vosotros y la pobreza no se acentuara en los de siempre, en mi persona ¿Qué podríamos decir de los monopolios? ¿De la falta de una política de cielos abiertos que abaratara los vuelos internacionales en nuestro país? ¿O de los centros comerciales y la miríada de pequeños negocios hasta donde se extiende “la comisión” incluso en el pago de parqueos en dichos centros comerciales? Pensáis que no os vemos, que no sabemos que estáis ahí, pero estáis equivocados.

De nuevo debo decirte que no veo nada de malo en los negocios, siempre que las reglas del juego, si, las capitalistas, las tuyas propias se respeten, que se apliquen por igual sin destrucción de la competencia a la vez que el desarrollo se vea en una mejor calidad de vida de los salvadoreños. Y he ahí el punto donde os señalo cual Al Capone: La evasión y elusión de impuestos que capitalistamente, estáis obligados a aportar los evadís, y es la clase media y los pobres como yo quienes cargamos con todo el peso tributario.

No, eso no se vale. Así, no dudamos que una gran empresa, un gigantesco supermercado reporte perdidas en sus cajas, un cuento chino que nadie cree y que a nuestros políticos les ha parecido indiferente a su conveniencia propia. No crean pues, señores de la comisión, que escribo queriendo “quitarles lo que les corresponde”, sino, solamente a moveros a la reflexión que os pongáis de acuerdo por el país.

Y si, con absoluta certeza sé que la solución a nuestro país está en vuestras manos: Acuerden pagar los tributos que se vean traducidos en desarrollo, seguridad y salud para este atormentado pueblo. Sería tan fácil para vosotros, si aún no creyeses “que los indios no pueden trabajar la tierra” y que el respeto a la propiedad privada y el libre mercado es la solución. Pero te recuerdo: Una propiedad privada que históricamente tenéis por expropiación. Promuevan pues, una reforma fiscal ultra capitalista, pero en la que no actuéis al margen de la ley ocultos tras “el sindicato” ilusamente pensando, que Juan Pueblo no os reconoce, que nos identificamos aun con los fantoches de sus capos y consiglieris disfrazados de partidos políticos.

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