La maleta del muerto

Francisco Parada Walsh


No debe faltar. No puedo entender por qué un muerto no tiene derecho a tener su maleta de viaje si mientras vivía no podía ir a “X” destino sin una maleta fuera ésta de finas marcas o un sencillo maletín regalado por COMEDICA como es mi caso.

¿Por qué el título La Maleta del Muerto?: Pienso en mi muerte y qué cosas me gustaría llevar al más acá, en el más allá gravito; entiendo que no hay devolución de la vida por lo que debo escoger lo más importante que un muerto necesita; debo cerciorarme que nada me falte sea para mi eterna estadía en el cielo infernal o en el infierno celestial.

¿Cuál frase da vueltas de gato en mi caótica mente?: No puedo sacar de mi cabeza esta futura y lapidaria frase: “EL QUE UN DÍA FUERA Jorge Francisco Parada Walsh mejor conocido por Pancho”; recientemente una pariente tuvo un quebranto de salud, las alarmas se encienden; el humano ve al enfermo como alguien desafortunado, débil, frágil y sobre todo cercano a la muerte.

Pero ¿Quiénes somos para asumir tan divina postura o una postura de divinidad ante el enfermo?: tan frágil es la persona aparentemente sana como el enfermo aparentemente grave; tan efímera es la vida del sano como la del enfermo, ¡Esa es la esencia de la vida!, nos vemos jubilados, robustos y sanos, ¡Nada más alejado de la realidad!.

¿Cómo definimos a una persona sana?: Defínala usted amigo lector. Supondré que se trata de mi persona el que va de viaje, hay que publicar en un matutino una esquela para que la sociedad sepa que murió el gran Pancho Parada, ¡Nada más absurdo!; pero iré más lejos, soy un nativo de la montaña y frunzo en ceño, trasciendo o estiro las patas.

¿Qué es lo que no puede faltar en mi gran noche de velación o en La Maleta del Muerto?: FLORES: En ocasiones arreglos florales de las más elegantes floristerías, prefiero admirar, oler y sembrar esas flores, hacer un sencillo jardín que engalane cada amanecer; amo las orquídeas, los cartuchos, los tulipanes, me pregunto ¿Para quién son las flores?: Son para mí, entonces regáleme flores en vida, en vida.

VELAS: Prefiero velas aromáticas que le den la bienvenida al paciente, de esas velas baratas con olores mágicos y que a la pasada iluminen mi alma oscura, perdida y errante.

ATAÚD: Prefiero el estuche más sencillo de la madera más sencilla porque tanto él como yo somos materia orgánica; paradójico que ese árbol que talé hoy me proteja; sin embargo preferiría zambutieran mis restos inmortales no en una bolsa negra sino en una bolsa azul y blanco.

PAN DULCE: Prefiero disfrutar de ese pan dulce en vida y que se transforme en un pastel de queso bañado con fresas o una torta de vainilla bañada con licor de cerezas y gratinada con chocolates Godiva.

CAFÉ: Molestará ver esos gastos en café para una multitud que en vida apenas conocí; prefiero una cálida tertulia con un cálido amigo alrededor de una taza de café negra con azúcar blanca en tazas verdes como la ESPERANZA.

TRAJE: Traje y acerqué a mi vida seres humanos maravillosos a los que ruego regalen mi ropa al desnudo y que me vistan con una camiseta blanca, un calzoncillo flojo, algo fresco por si el infierno es mi destino.

LIMÓN: He visto algunos difuntos con sendas tajadas de limón en su boca, prefiero chupar ese limón después de un fogonazo de tequila Cuervo porque los cuervos picotearán mis ojos y qué mejor que llevar esa sangre acaramelada por el fruto del maguey y allá en el inframundo cantarles a los amores de mis vidas: “Grabé en la penca de un maguey tu nombre, unido al mío, entrelazados”.

POLLO: Es común cuando alguien muere en mi montaña que el pollo guisado con arroz, ensalada y tortillas alimenten a los visitantes pero qué me puede importar si comen o no comen por lo que prefiero que ese pollo Cordon bleu sea servido relleno de quesos y jamones bañado en una salsa blanca con una botella de vino que en vano limpia mis venas.

NAIPES: Poco soy para los juegos de azar, ya la vida es un juego de azar y esa vida me tocó la retirada, los dados de la muerte ganaron.

GUARO: Es tradición que el guaro no falte en las velaciones de mi montaña; el difunto en una forma astral estará viendo a todos disfrutar mientras a él le espera una sobriedad eterna por lo que insisto se debe tomar en vida, en vida hermano.

Esos ritos que a ratos se convierten en retos para los corazones rotos no me impresionan por lo que les buscaré un mejor destino; será mi clínica- changarro-museo el lugar de los hechos; sacaré todo de La Maleta del Muerto y lo pondré al servicio de los vivos: “Sobre una piladera descansa una bellísima orquídea que acaba de parir dos lindas flores, unas velas con aroma a lavanda dan la bienvenida al visitante; nos servimos un doble con cara de triple de whisky Swing pero no bailamos swing; el pollo Cordon Bleu está servido, los quesos se abrazan con los jamones; es Andrea Bocelli quien nos entretiene y a pesar de ser ciego de los ojos su alma nos observa; ya el whisky hace estragos; pasamos a esa torta de vainilla con licor de cereza bañada con una salsa de chocolates Godiva; el café negro con azúcar blanca en tazas verdes como la esperanza humea, su aroma vence en tres caídas a las velas aromáticas; todo eso sucede vistiendo una sencilla camiseta blanca de “Dollar City”, de esas de dos pesos, fresca, holgada como tiene que ser la vida.. en vida hermano lector, en vida…”

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