Drama, dolor, indignación y repudio en Soyapango

Este 10 de enero, en la que muchos salvadoreños recordamos la fecha en la cual los jóvenes nos lanzamos en una gesta insurreccional para cambiar el estado de cosas en el país. Debemos lamentar  encontramos con las imágenes dolorosas de una señora postrada en la calle, en una de las principales ciudades de El Salvador, pidiendo explicaciones del porque la habían golpeado, como diciendo: ¿que hice yo para merecer esto?

Por: Igor Iván Villalta Sorto*

La lectura de los hechos no puede ser más claros y contundentes, así como la señora no se puede levantar por el atropello, se encuentra nuestro país, sumido en una crisis que cada día escala más y mayores alturas, en donde reina la represión y el irrespeto por el ser humano.

Que demandan los trabajadores de la alcaldía de Soyapango, ni más, ni nada menos, que su salario. Los pocos dólares que se ganan mensualmente para sostener la vida de sus familias. ¿Y cualquier persona consciente puede decir que sus demandas no son justas? Algunos en redes sociales reclaman que ellos votaron por la medicina amarga y ahora que no protesten porque ellos así lo decidieron en las urnas, otros que se les acabó el buen vivir y que ahora que la tomen, esa gente basura.

Creo que cualquier ser humano, no puede aceptar estos argumentos, improperios e insultos de una manera cómoda y desenfadada, cuando se esta hablando de seres humanos y que ningún ser humano merece este trato abusivo y bestial. Ahora que nos preparamos para celebrar un aniversario más de los acuerdos de paz, habría que recordar que la Policía Nacional Civil surge de esos acuerdos, supuestamente abandonando a los odiados cuerpos de seguridad que tenían autonomía para golpear, torturar y asesinar al ciudadano. Supuestamente con esta policía, respetuosa de los derechos humanos, la historia del país iba a cambiar, pero lo que estamos viendo es otra cosa: el retorno de la guardia pretoriana que tenía licencia para matar.

Decía el concejal de la alcaldía municipal de San Salvador, Héctor Silva, hablando a un medio de comunicación televisivo. Que en el gobierno central se puede mantener un discurso más etéreo. En el gobierno de la nación se puede hablar de Independencia, desarrollo, progreso y explotar esas aspiraciones del individuo y sostenerlo por tiempo. Pero en las alcaldías los ciudadanos te piden resultados, observan los hechos, si se recoge o no la basura de las calles, si se reparan las vías que les corresponden. El ciudadano vive a cada momento una mala administración.

Considero que todos los salvadoreños nos debemos preguntar. Como demandaba la señora postrada en la calle. ¿Que está sucediendo en nuestro país, que está pasando, y sobre todo para dónde vamos?

La crisis, de esta y otras alcaldías, refleja la gran crisis nacional que se profundiza cada día, ya es tiempo que el ciudadano retome su papel y vaya abandonando el estoicismo como método de sobrevivencia. También hay que considerar que estos hechos impactan la imagen del presidente. Y que poco a poco está perdiendo espacios ante la opinión pública. Esto obliga a acallar medios de prensa. Muchos medios ante las imágenes dramáticas se autocensuran, otros de mayor calidad y consientes de sus obligaciones, publican lo que sucede en la calle, aunque estas imágenes sean desgarradoras.

La gran pregunta es cómo, ante esta escalada de protestas, va a reaccionar el régimen. Por la naturaleza de este podríamos pensar que con más represión. Por la noche fueron capturados seis veteranos de guerra, ex miembros de la Resistencia Nacional, de la comunidad Santa Marta en Cabañas, acusándoles de secuestro y desaparecimiento de María Alvarenga, durante el conflicto armado.

Por todo lo que sucede en el país, lo menos que se puede preguntar es: ¿cómo está funcionando la justicia? Así como se quiere perseguir el delito contra Gerson Martínez por no haber cumplido la ley LACAP, años atrás, y piden que la ley sea retroactiva en esos casos, mientras se aprueba el incumplimiento de esta en casi todo lo que hace el actual gobierno.

Voy a aplicarle todo el peso de la ley a mis enemigos, a los que no están de acuerdo conmigo y con mi gobierno, en cambio voy a ser permisivo y alcahuete con mis amigos, voy a protegerlos y brindarles toda la impunidad posible. En este estado de cosas todos podemos purgar penas en las cárceles por lo que se le ocurra al presidente. Los que somos viejos ya conocemos todos los laberintos que se utilizan para encarcelar, desaparecer, torturar y asesinar a los opositores y si no tuvimos miedo antes, menos lo vamos a tener ahora.

Porque tenemos la convicción firme de que tarde o temprano todos estos abusos y arbitrariedades van a terminar. Es muy difícil querer manipular todo el tiempo a la opinión pública, porque se dan acontecimientos que pueden tener grandes y graves repercusiones. La imagen grabada en las mentes que nos hacen recordar con tristeza épocas de la oprobiosa y asesina dictadura militar se reviven, en los casos como el de la señora. Pongámonos por un momento en el papel de sus hijos, esposo, amigos, o madre. Creo que nos sentiremos humanamente indignados por esos hechos que repercutirán en la conciencia de todo el conglomerado social.

*Biólogo investigador

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