Una iglesia católica ciega sorda y muda

Era alma pura cuando mis padres, siguiendo o repitiendo renglones torcidos de la vida me afilian a uno de los partidos políticos más grandes del mundo, y corruptos como pocos, esa es la Iglesia Católica.

Por: Francisco Parada Walsh*

En mi vida de andanzas y malandanzas estuve retirado de tal grey y era un simple espectador que quizá el diablo me reconfortaba en mis largas noches de penas; hubo una ocasión que conversé con un sacerdote, hombre culto, elegante en su hablar y con un don de gente como pocos, en esa conversación abordamos el tema de la tortura, hablo de Abril de 2010 y fue él quien me dijo: “Puedes quedarte así y no pasa nada o haces lo que a Cristo le agrada que es luchar contra las injusticias que afectan siempre al pobre”; como está de moda usar palabras rimbombantes me “empoderé”, salía esa “resiliencia” de mí, luché con denuedo para que esta tortura que estamos viviendo y sobre todo la sufren los pobres como siempre, nunca se repitiera, tan fuerte era mi fe y mi nulo miedo a morir que en un acto conmemorativo sobre los derechos humanos celebrado en que fuera el hotel Sheraton, y siendo vicepresidente Sánchez Cercén, al final del acto lo interrumpí ante más de tres cientos personas; testigos de ese evento estaba el ex procurador Luna, el represente de los países bajos, Holanda, el vice ministro de educación en ese momento y Roberto Cuellar representando a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no olvido la cara de asombro y alguna risa quizá maliciosa del holandés cuando no dejé hablar al ex vice presiente por siete minutos y ante los aplausos de la noble afición, pidió que subiera a la mesa de honor, su mirada era de un diablo de goma, ojos incrustados de sangre, sé que no era con un ángel cantor de Viena con quien trataba sino con un sicópata (San Vicente y Mayo Sibrián serán mis testigos); hasta ese nivel de valor o de estupidez llegaba mi fe, por lo menos encontré a ese valiente cura que parecía un paladín de la justicia.

Por cosas del destino subí a mi montaña en el 2013, en el 2014 mientras espero el bus en la ciudad de la Palma, observo un pick up similar al del cura de Cristo Redentor ¡Era él! ¡Estaba salvado! Inmediatamente detiene la marcha y me saluda, me acerco a su carro,  le doy la mano y le pregunto que si por favor me lleva a San Ignacio y me dice: “Es que hoy es martes y ando paseando con ellos” no podía ver rostros más confundidos que todo el rebaño que cargaba en su sacro vehículo, mejor ellos no salían de su asombro a la negativa de pegarme un aventón de apenas cinco kilómetros.

Empecé a entender que las cosas no son tan sencillas como son las cosas para mí, así me fui alejando y empecé mi propio camino, tomé mi cruz y sigo paso a paso por una vereda empinada sin embargo lo sucedido o no sucedido por lo que cometió el arzobispo solo dice que estamos ante una iglesia “Bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda, es todo lo que he visto”.  Letra de la canción de Shakira.

Vamos por partes, decir que un hombre representa a una de las sectas más grandes del mundo es equivocarnos, la brutalidad como tal no la podemos repartir en contenedores, pertenece tan solo al máximo dirigente de este movimiento, una iglesia ciega que evita ver el dolor de las madres, padres, hijos de los desaparecidos en el diario vivir como los asesinados bajo el régimen de la tortura dentro de las cárceles solo dice que así como apocado es este dirigente, así, va dando coletazos como pez fuera del agua una iglesia cada vez más abandonada, mas cobardona, más sin caldo.

No tener el valor de denunciar el atropello a la Constitución y aun, dar el beneficio de la duda ante una reelección fraudulenta a todas luces solo habla de que, o le tienen la cola pateada (Nada nuevo) o son peores que eso, aceptar que los más de ochenta mil muertos y los mártires de la iglesia salen sobrando, eso es enfermizo; ver a ese arzobispo salir huyendo por una puerta lateral, evitando dar la cara solo nos confirma que estamos ante una iglesia en picada y caída libre y debe este gelatinoso hombre que va donde el molde le lleva, arder en el averno por su falta de cojones.

Entro en un profundo sueño, apenas escucho una conversación lejana. Tengo miedo, es el Diablo quien increpa al sucesor de los apóstoles. Es Lucifer quien mientras camina, se detiene y destapa una botella de vino Casillero del Diablo y le pregunta ¿Pero quién eres tú, quién es este hombre? A lo que esa trémula voz  responde: Padre de las tinieblas, soy nada menos y nada más que  el arzobispo; y es Belcebú quien  re pregunta ¿Pero qué tiene que ver que seas el arzobispo de El Salvador? Que acaso no entiendes, tu alma que no pesa 21 gramos no me sirve, te crees  ser el sucesor de los apóstoles en la tierra; nuevamente te cuestiono hijo mío  ¿Pero qué tiene que ver que seas el sucesor de los apóstoles en la tierra? Pues si con ese caminar bamboleando tu cuerpo bamboleas tu alma ¿Qué no entendiste el papel que debías jugar? ¿Tan torpe eres? Se trataba de hacer creer a tanto perdido que había una luz, algo, pero no, todo lo echaste a perder.

¿De qué sirve que hagas creer a tu congregación que estás  cerca de Dios si eres más ciego que un árbitro,  más sordo que Beethoven  y más mudo que los Derechos Humanos?  Ya cállate, no eres nadie, recuerda, no eres nadie; nuevamente te pregunto ¿Quién te cree que eres? Te crees un gran hombre; a mí no me parece tal apelativo, perteneces a mi reino y mientras disfrutarás de grasosas pensiones, tu pueblo muere de hambre, a pausas en un barril con hielo, eres un hombre tan común como cualquiera; No lo creas, te creí mío, vete, haz como tu apellido, toma tus alas y vuela, ve a ese cielo donde serás condenado por tu cobardía, por tu silencio y tu complicidad.

Solo quiero saber  ¿Por qué mi elegido evita hablar con las victimas a quienes se supone debería proteger? Permítame Mi Señor Diablo, quise ser prudente; El Diablo, ya con la botella entre pecho y espalda le dice: Eso no es prudencia, es indolencia, ignorancia y torpeza ¿Qué apóstol será un hombre fofo, sin alma, sin fuego? No eres nadie, eres apenas un sepulcro blanqueado, otro más.

Mientras el Diablo le echa una cora a una rocola y selecciona a su grupo preferido “The Rolling Stones” y aprieta la clave SPED “Simpatía por el Diablo” le dice al arzobispo: Solo te diré una cosa, cuenta un gran amigo que mientras uno no emite un juicio o abre la boca, nadie sabe si uno es el ser más inteligente o el más torpe y craso error cometido por el sucesor de los apóstoles al hablar, digo, al balbucear pues dejaste expuesta tu ignorancia supina, casi caballar. Y ni siquiera a cura supiste jugar.

*Médico salvadoreño

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