El Rebaño Agresivo

Soy parte de ese rebaño. A pesar del dolor que el mundo ha experimentado, nada ha cambiado. Hubo un artículo que escribí  el año pasado y que decía que el mundo se detuviera, que girara al revés, despacio, con amor; por cosas del destino le gustó tanto a una lectora salvadoreña casada con un ciudadano alemán que ese sencillo artículo fue traducido al ruso y al alemán, lo pusieron en un lugar donde los comensales debían cancelar su cuenta y empezó la gente a donar dinero, mi amiga lectora Elsita Chávez me envió más de 1200 dólares de lo recolectado, dinero que sirvió para comprar medicina en el punto más álgido de la pandemia.

Por: Francisco Parada Walsh*

El tiempo pasa y seguimos siendo agresivos, intolerantes, mal educados y basta una palabra para que alguien la interprete como le dé la gana y ya ardió Troya; ese es nuestro rebaño, ni el dolor y la muerte modificaron conductas, lo que demuestra que el hombre es un animal de costumbre; y como no vivimos en este planeta sino que en el planeta “Internet” se puede observar el odio, la mentira y la violencia que ha caracterizado a la humanidad. Todo sigue igual, todo; ahora es evidente esa intolerancia del pobre y del rico, todos creyéndonos el centro del universo, olvidamos que somos apenas peones en un mundo donde otros nos mueven, esos que toman las decisiones y poco puedo hacer.

Somos personas tan comunes y a pesar de tener la tecnología en la palma de la mano nuestra forma de pensar no es al futuro sino que hay una franca regresión; se tiene sexo, se ama,  se odia, se compran productos, se insulta, se denigra, se dan golpes de pecho y todo, virtualmente. El Salvador es un país extremadamente violento y agresivo y la empatía no existe, es la antipatía la que gobierna nuestras almas y mentes; eso de mimetizarme como lo hace una mantis religiosa con el follaje de un árbol o sentir en carne propia el dolor del otro nunca ha sido nuestra regla; no, todo es de lejos, aun, el amor.

En el momento que nos pongamos en los zapatos del otro y lleguemos a sentir ese dolor, el hambre, la desesperanza sencillamente será  una nueva sociedad, totalmente avanzada o no es nuestro país el que ha cambiado sino que nos estamos refiriendo a un país de primer mundo. Me aterra esa indiferencia, es doloroso que aun, una persona en apariencia de una clase social media alta desenvaine el cuchillo ante un vehículo que pide le ceda el paso, no, entre más grande es el carro, más grande es la indolencia.

Y tenemos generaciones de niños que vienen del útero de una familia agresiva, donde los valores no se practican ¿Qué podemos esperar cuando este niño crezca? ¡Nada! Y así camina nuestro rebaño, siguen a no sé quién pues aun, el acto de leer es ya una acción revolucionaria, nadie lee y nos creemos todo lo que aparece en las redes sociales, y si no leemos no sabemos las verdades o las mentiras y es la post verdad la que nos lleva al matadero.

Leer, respetar, soñar, creer en un mundo mejor, practicar la empatía deberían ser actos que se deben llevar a cabo cada segundo de nuestra vida, pero no; tristemente esta oveja tiene la oportunidad de viajar a otro país, ahí todo cambia, se comportan como ciudadanos de primer mundo, respetan lo que aquí les importa un bledo. No puedo cambiar a un país, no, con solo luchar por dejar a un lado la agresividad y tratar cada día de ser más empático, me doy por servido.

No entendimos una de las lecciones más grandes que la vida nos dejó, ese dolor por la muerte de tantas personas y aun, esa dura experiencia nos convirtió en más ambiciosos, mentirosos, falsos y dueños de la verdad. Todos, sin excepción somos fantasmas, tenemos nuestros días contados y no le tenemos miedo a la muerte sino a nosotros mismos.  Yo empatía, tu empatía, el empatía, nosotros empatía…

*Médico salvadoreño

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