Crecimiento no significa Desarrollo

Efectivamente, crecimiento no es igual a desarrollo, sobre todo cuando hablamos de la economía de la clase trabajadora, en el contexto de El Salvador y Centroamérica.   Y no se trata de la ingenuidad cuasi religiosa de creer que, al llenarse la copa, el rebalse caerá como maná sobre la vida de nuestras gentes.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre

El problema es que no es la copa, cuya figura sólo se utiliza como subterfugio ideológico para encubrir las estructuras del sistema que garantiza la acumulación irracional a favor de esas minorías, que se pretenden cuasi divinas; y cuyo sostenimiento y voracidad se explica por la creciente pauperización de quienes realmente generan las riquezas.

Tenemos ese sector de intelectuales y académicos de excelsa reputación, que ya no hablan del sistema, y lo enmarcan en la santa Globalización que, dicho sea de paso, no es más que, el Imperialismo del Capital con una imagen remozada.

Y por supuesto, que esas gentes honestas y de buenas familias, ya no se ensucian las manos con esa porquería que se llaman Clases Sociales, esclavos modernos, números, chusma y necesarios hijos de puta.  No, la gente de bien ya no toca eso.  La Realidad es fuente de pecado y, no sólo hay que retirarse de ella, sino que, más bien hay que escapar de ella.

Pues bien, volvamos a la realidad que nos ha venido mostrando, que el crecimiento no significa necesariamente, desarrollo.

Cuando nos pusieron la música de los Tratados de Libre Comercio, nos dijeron que eso nos sacaría de la pobreza; que era el apalancamiento que nos impulsaría al crecimiento y al desarrollo.  Sí, con esas palabras.  Porque ellos saben y siempre lo han sabido, que crecimiento no significa desarrollo social y humano, sino, crecimiento del capital.

Y por supuesto que tampoco nos explicaron que, “Libre”, significaba en realidad, Libertad absoluta para el Capital y sus santos.

Los Tratados de Libre Comercio, sí trajeron crecimiento, especialmente para ese Capital que efectivamente no tiene fronteras; que hace dumping utilizando a nuestros países y, que engorda los bolsillos de políticos y empresarios que “aprovechan” la oportunidad a costa de sus propias naciones.

Pero la terca realidad nos mostró a lo largo de estos años, que eso no se tradujo en Desarrollo para las mayorías y, también nos mostró, a sectores de empresarios nacionales, sometidos a una competencia desigual con empresas transnacionales, difíciles de superar.

Pues bien, con más modernidad globalizada y más crecimiento económico y financiero; eso no se tradujo en bonanza para las mayorías populares y, por ende, la realidad sigue siendo dura para nuestra gente.

Recientemente algunos organismos internacionales y el actual gobierno, vaticinan un crecimiento del 9 % para El Salvador.  Ante eso, sólo queremos remarcar de que en este país todo es posible.  Eso sí, para la minoría de siempre, porque para las grandes mayorías las “posibilidades” no están al alcance de la mano y por ahora, tampoco su construcción.

Tres sondeos de realidad realizados con mis estudiantes, el último de ellos en la segunda quincena de octubre, arrojan que, entre los 8 problemas más fuertes que padece la sociedad salvadoreña están: Desempleo, pobreza, educación en crisis, delincuencia, corrupción, problemática de salud y violencia (social, infantil, intrafamiliar y feminicida).  Y precisamente de esta realidad emerge la duda.  No sobre el porcentaje de crecimiento, sino que, si este crecimiento realmente se convertirá en Desarrollo para toda la nación. Por tanto, el crecimiento seguramente puede ser más, pero, para quiénes.

Decía un amigo que, “las generalizaciones están en boca de los tontos”.  Y curiosamente cuando él estuvo en el gobierno 10 años, se dedicó a generalizar…

Y otro amigo, que sudaba por cierto ironía de la buena, nos explicaba las fantásticas estadísticas oficiales: ¿Cuántas veces consume carne a la semana? Respuesta: 5 veces… ¿Cuántas veces consume carne a la semana?  Respuesta: Una vez.  Resultado final de la gráfica: “La gente come carne 3 veces a la semana.”  ¡El desarrollo está llegando a la nación!

Las estructuras injustas siguen intactas en el país.  Seguimos exportando gente en lugar de productos y por ello el desempleo, la pobreza y la violencia, siguen siendo los mecanismos mediante los cuales la oligarquía empuja la emigración, para que luego se conviertan en Remesas que les benefician a ellos y al capital extranjero, mediante el Consumismo exacerbado.  Por tanto, el desempleo, la pobreza y demás problemas son de índole sistémica.

¿Realmente el gobierno de Bukele, quiere hacer cambios estructurales en el país? De ser así, se debería afrontar los despojos a que fueron sometidos los pueblos originarios por la avalancha del café. Hasta entrarle a lo que la gran derecha le llamó “la modernización del país”, y les dieron migajas políticas a los dirigentes de la antigua guerrilla; y se da lo que, algunos economistas le llaman, la Segunda Acumulación del Capital y que por cierto todavía no para.  Estamos hablando concretamente, del proceso de privatización-despojo de los bienes de la nación, como las telecomunicaciones, la entrega de la banca con créditos que jamás pagaron; y esa artimaña de las distribuidoras eléctricas que fortalecieron los bolsillos de siempre. Y no hay que olvidar las AFPs, que escamotearon los ahorros de los trabajadores y que te premian con la indigencia cuando terminas tu vida laboral.  Hay que revertir ese despojo histórico. Y todavía estamos en deuda con la construcción de un verdadero Servidor Público con una ética renovada y con salarios de acuerdo a la realidad de este país.

Hay pues, que tocar la estructura de privilegios y fortalecer los factores endógenos de nuestro desarrollo nacional, y reorientar los factores exógenos que nos ayuden a crecer, sin prostituir a la nación.  Sin esos cambios, seguramente los crecimientos económicos jamás se van a traducir en Desarrollo social y humano.  Eso si es anti imperialismo de verdad.

*Docente e investigador social

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