¿Qué pasó con las luchas sociales?

Terminaron. El 2020 será recordado como un antes y un después en el futuro. El supra poder decidió aniquilar los atisbos de dignidad, apenas unas brasas por aquí, unos tizones por allá; en un abrir y cerrar de wallet convirtieron al mundo en una cárcel donde cada ciudadano decide a qué horas entra a su celda;  mi vida transcurría en la mayor sencillez, pensé que el mal era cosa del cielo, que los diablos y la muerte serían mis puyas pero me equivoqué; veo en mí  a un viejo agonizante, tembloroso ante tanta maldad, no tengo armas más que mis pensamientos para gritar, mi boca para pensar y todo acabó. Todo.

Por: Francisco Parada Walsh*

Sucede que a la dignidad se le llama vacuna y la  cobardía es la que no desea vacunarse, se vive en todo el mundo una guerra entre el “bueno” y el “malo”, guerras eternas que nublan la mente, los valores, los principios y en la arena siempre es el pobre como yo que mata a otro pobre, aun, viene a mi mente otra clase de pobre, es el ciudadano alemán, francés y más que a pesar de su altísima calidad de vida se ve cercado y sale a las calles a reventarse el alma y aun, gobiernos que un día admiré, tratan de acorralar al no vacunado como a un animal salvaje; algún día se hablaba de la inmunización que genera el rebaño y qué palabras tan ciertas y fuertes suena “El rebaño”.

Qué triste que me iré de este mundo pensando que esa justicia social, fraterna y solidaria sería la valla que haría un falso honor a mi despedida pero no, el mundo quedó peor de lo que lo encontré, de nada valieron genocidios mundiales como Vietnam, la Alemania Nazi, Hiroshima, no, eso no nos enseñó nada, y todo se reduce a que el humano devora a su hermano; debe el lector recordar que vivimos más de doce años una guerra civil y como dice el presidente: “Todo fue una farsa” ¡para él! la realidad es lo que vivimos y sirve de gasolina para darle fuego a tal verdad, el odio, la ruptura del tejido social, el desprecio a la vida, bueno, pareciera que quizá importa más la forma de matar, volarle los sesos a mi hermano no es nada comparado con zamparle al pobre  un trinche en la barriga, ese hombre que su futuro llega tan largo como es su mirada perdida, que entiende que ya no es él, que le robaron su dinero y una maltrecha identidad, esa mujer que vende papas fritas que no entiende del yuan, del bitcoin, del euro sino de llevar alpiste a sus pajarracos pero ni eso es ni será  posible.

Todo dio paso a “la inmunidad del borreguismo”, donde millones de salvadoreños cantan a todo pulmón un himno que ni conocen, que les importa un pepino contagiar a quien se les ponga enfrente, no, deben cantar el “Pájaro Picón, Picón” cual la ópera de Verdi ¡Qué tristeza! Agradezco que mis ídolos sean el paciente pobre, el perro abandonado, el gato picarón, el polluelo del vecino que me tiene al pendiente y no un partido de futbol, un bote de guaro y menos un culto.

Nuevamente me pregunto ¿Qué pasó con las luchas sociales? Todo quedó convertido a luchar contra otro pobre porque no permito que me vacunen, argumentos habrán de sobra, pero mientras, los cerdos del supra poder se hartan de mi dolor, de mi miedo, de mi falsa invención. Atrás quedaron naciones gallardas, regias, pero todo es pasado; no, los chalecos amarillos son historia, los desparecidos de Chile poco importan, Colombia es historia mientras nos matamos entre los pobres de siempre, ese sempiterno invisible que solo tiene rostro para que el gobernador de Nueva York le regale cien dólares o ese pobre salvadoreño que importa, que apenas importa mientras da su voto ¿Luchas sociales? Sin rumbo, no, las luchas son personales y nuevamente “La Canción es la misma”, pobre contra requeté pobre y mientras, mi país cae a pedazos, no hay pegamento que nos una, no, todo es la violencia épica de esta tierra donde bastará una orden para ajotar a otro pobre a que mate al enemigo pero ¿Quién es el enemigo? El que está en el espejo, es ese rostro flacuchento, desesperado, cuencas sin ojos, cuerpos sin almas, casas sin comida: Mi gente.

*Médico salvadoreño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: