¿Dormir con una intrusa entre las piernas…?

Por: Maritza Padilla Valdés

Para la mayoría de las personas, dormir resulta un gran placer, pero para la ciencia constituye además una necesidad y un bien para la salud, dados los beneficiosos efectos de un sueño reparador para el organismo humano.

De acuerdo con expertos dela Fundación Española del Corazón, entre los mayores favorecimientos descuellan el incremento de la creatividad, la mejoría de la memoria, la protección del corazón, y la reducción de la depresión.

Y contrario a lo que muchos piensan, el insomnio está ligado al aumento de peso corporal, pues los especialistas afirman que la falta de sueño hace que las células grasas liberen menos leptina, la hormona supresora del apetito, y además provoca que el estómago libere más grelina, la hormona del apetito.

Pero aun así, a muchos le preocupa poco ese revitalizador descanso y se van a la cama sin adoptar posturas correctas, y amanecen con dolores asociados a esos procederes.

Publicaciones indican que ello podría solucionarse al colocar una almohada entre las piernas, porque así se asegurará que los pies estén ligeramente elevados y, por lo tanto, ayudará a promover la circulación sanguínea de manera más natural a través de las extremidades inferiores, desde la cadera hasta los dedos de los pies. Y añade la fuente que una vez hecho el hábito, se evitará el entumecimiento y la desagradable sensación de hormigueo en los pies.

Cuando las rodillas al dormir chocan entre si pueden causar mucha tensión muscular en la espalda baja y las caderas y, provocar dolor, sin embargo, al recurrir a la almohada entre ambas, ayuda a mantenerlas una sobre la otra, en tanto, esto mantiene las caderas alineadas y las rodillas sin toparse, lo cual reduce la tensión muscular en la espalda.

Pero hay más, muchas personas también reportaron con esa práctica una reducción significativa en sus calambres musculares, venas varicosas y dolor de ciática, pero para ello debe velar que el comodín se extienda desde las rodillas hasta los tobillos, alineados entre sí con comodidad.

Y como asegura un viejo proverbio que probar no cuesta nada, quién sabe si con la colocación de “la intrusa” entre sus piernas, ponga fin a viejos males. (ACN).

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