Una economía en perjuicio de la clase trabajadora

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

El sistema económico en la manera que se diseña y se impone a las mayorías oprimidas, marginadas y desprotegidas, tiene que ver mucho con el grado de nulo o escaso bienestar socio-económico para la clase trabajadora, y esto dentro de una crisis de salud, acumula demasiados elementos negativos para disponer de una fuerza productiva, que genere la riqueza que todas las capas sociales requieren para subsistir de manera decente.

Tomando el análisis de Comisiones Obreras “Esta realidad antisocial no es casual, está ideada, estudiada y planificada bajo un prisma ideológico que tiene como principal objetivo mantener los desequilibrios y la distancia entre quienes más tienen y quienes con su trabajo generan la riqueza y el bienestar que disfrutan las élites”.

Eso es claramente un factor que desde las huestes sindicales debe ser combatido en todo momento, no se vale que mientras las personas trabajadoras se fajan haciendo la riqueza para otros—el caso de élites económicas y/o las oligarquías y pequeña burguesía—no queda para aquéllas mayores ingresos para una subsistencia decente.

No hay un trabajo que sólo se requiera para producir y producir sin tener algo a cambio—algunos dirán los salarios, y prestaciones socio económicas, pero si estos apenas alcanzan para suplir un costo de vida demasiado alto y con ausencias claras para tomar decisiones acerca de mejoras sustanciales al salario mínimo, que sigue siendo obstaculizado por ese régimen económico, que pide apoyo del Estado, mientras la clase trabajadora no recibió ingresos que son vitales para su subsistencia durante la pandemia.

Hay una campaña para superar este problema económico—sobre pagar todo aquello que implica el salario y prestaciones; y la respuesta empresarial es cínica y cajonera, es que no hubo producción por tanto no habían ingresos para las empresas y entonces ¿de dónde para cumplir con el salario?

Y lo peor es que no hay diálogo, las empresas se encierran para evadir la discusión, y siguen exigiendo niveles altos de productividad sin cumplir con otra normalidad que poco a poco va dando paso a otras condiciones laborales, pero la clase empresarial quiere tener “la normalidad anterior” y continuar con los altos niveles de ganancia en claras formas de explotación en la manera de hacer el trabajo.

La deuda para los trabajadores(as) sigue estando allí, y ni la institucionalidad responsable, en el caso de la administración del trabajo y jueces de lo laboral, además de colegios de profesionales de la economía y abogacía, académicos, son capaces para diagnosticar la realidad en defecto de aquéllos, y continúan en el discurso de pretender querer rescatar la normalidad prevalente antes de la pandemia.

Mucha de la discusión en el ámbito de la empresa, de las élites y medios de comunicación encargados de sostener la ideología dominante, no se acepta que los debates públicos son de mala fe, que desorientan al conglomerado social, debiendo decir la verdad en tanto esa argumentación no es correcta, ni ética y que sobre todo muestran una realidad en una clara postura dolosa; avalada por todo el régimen político que protege el estatus quo de las élites económicas, que no responden de manera coherente con la gravedad que implica la economía deficiente de las personas trabajadoras.

Esa mala fe y componente ideológico, pretende seguir sosteniendo día a día una lógica económica perversa, que sigue incluyendo falsos razonamientos económicos que se imponen para el funcionamiento de un sistema y prevalencia de una lógica de mercado insostenibles—y si incorporamos desde el marco medioambiental todavía más catastróficas para una sociedad., dado que acumulan enormes desigualdades, en tanto ese capital voraz y deshumanizante considera todo de su propiedad y beneficio; apropiándose de los mínimos avances acumulados que puede ofrecer el conocimiento.

Hay en el mercado fuerzas para imponer un “desempleo tecnológico”, y los encuentros empresariales de la élite empresarial y de industriales, comerciantes denotan la avidez por desplazar mano de obra e imponer medios para economizar el uso de aquélla, y las tesis teóricas hablan que es algo transicional que el desarrollo tecnológico irá resolviendo hasta generar una calidad de vida (Keynes, 1930).

Es importante unificar y centralizar la lucha sindical para que se cumpla con la deuda laboral, no es de justicia que esta simplemente se olvide y entremos a fases iguales de desigualdad y atropello al desarrollo humano, que caracterizan una lucha por la supervivencia.

*Sindicalista salvadoreño

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