Mi nombre es y quiero decir que…

Mi nombre es Enfermero Moisés Augusto Mejía umaña, fui, soy y seré Enfermero del Seguro Social de Santa Tecla y quiero que el mundo sepa que me contagié de Covid atendiendo pacientes, no se nos proporcionó el equipo EPP y no soy un héroe, soy víctima de la improvisación, la incapacidad y el desprecio hacia el personal de salud.

Mi nombre es Doctor Wilfredo Aguilar Ramírez y quiero decir que ejercí la práctica privada en Chalatenango y agradezco todas las muestras de solidaridad recibidas, particularmente aprecio las palabras que el señor Kevin Guardado dice de mí: “Era un gran médico. Con un gran corazón y siempre al servicio del pueblo de Chalatenango. Me alegro haber conocido a tan maravilloso ser humano y médico. Que lamentablemente falleció por esta terrible enfermedad. Mi más sentido pésame a toda su familia”.

Fueron muchas las palabras de agradecimiento y siempre estaré agradecido con mis amigos y mis pacientes y quiero decir que El Salvador ocupa el primer lugar a nivel mundial donde más personal de salud ha fallecido y deben las autoridades responsables  velar por nuestra seguridad; todos tenemos un nombre, una familia, sueños y pareciera que aún no se ha entendido lo que representa para una sociedad perder a tanto personal de salud, lo que se refleja en un título de una publicación que dice: “El Covid 19 ha sido más letal que las maras en El Salvador”.

Mi nombre es Doctor Carlos Alberto Amaya Guevara y quiero decir que soy pediatra neonatólogo, estudié más de doce años y escogí mi sub especialidad por el amor a los niños, a nuestro futuro;  fui, soy y seré docente del Departamento de Pediatría de la Universidad Nacional de El Salvador y quiero decir que morí en la línea de fuego dando lo mejor de mí a un gobierno al que poco importa el personal de salud; quiero agradecer los bellos y quizá tristes comentarios que dicen de mí sin embargo mi muerte se pudo evitar si nuestras autoridades  tuvieran siquiera un poco de respeto y empatía hacia el personal de salud.

Un comentario dice: “Qué triste ver que continúan partiendo médicos, Dios lo tenga en su gloria y consuelo para su familia”,  “Mi más sentido pésame, he visto  con dolor desfilar estos anuncios ¡Nuestros profesionales desaparecidos en plena crisis! Ruego a Dios cada día nos de fortaleza para superar el dolor que me acompaña cada pérdida. Me uno al duelo de cada familia y amistades y del pueblo salvadoreño que ocupa un gran lugar en mi vida”.

Mi nombre es Doctor Gerardo Rafael Huezo Sosa, pediatra y quiero decir que estudié más de diez para obtener mi especialidad y presentí mi muerte;  estando en la primera línea de fuego todos corremos un riesgo enorme y antes de morir quise dejar un mensaje al mundo: “Morir no es el principal problema. Seguimos a la espera del seguro de vida, queremos verlo publicado en el diario oficial y que aclaren en qué consiste, no vayan a salir con una patanada”; “A medida que avanza esta pandemia me doy cuenta qué tan vulnerable es nuestra vida y poco a poco voy aceptando la idea de la muerte como un proceso que puede ocurrirnos y al que todos los que trabajamos en esta llamada “primera línea” estamos expuestos. Pero no es ese el principal problema.

Trabajamos con valentía. El problema es el futuro de nuestras familias sin un seguro de vida que nos respalde”;  El Diario de Hoy publicó una nota donde se aclara que fue mi amada esposa la que corrió con todos los gastos de mi funeral, se lee: “Médicos hacen recolecta para pagar los gastos funerarios de un héroe de primera línea” y debe el mundo saber lo dicho por mi queridísima esposa después de mi muerte: “Soy médico de primera línea y si yo muriera a causa de la pandemia quedaría en la orfandad mi pequeña bebé…al gobierno en general, no se hagan de corazón duro, porque muchos estamos sufriendo y pensando en hacer malabares con lo poco que nos queda” y todos los días  leo y releo en el Cielo unas palabras que solo mi esposa y yo entendemos: “Nunca pensé verlo tan feliz, el día que vimos el positivo a embarazo, nunca lo vi tan feliz en cada usg que el Dr. Julio Rosales no me dejará mentir, lloraba cada vez que veía a su pedacito de amor, nunca lo vi tan feliz como el primer día que vio y tocó  a su princesa! Y siempre fue feliz cada instante con ella! Te amooooo no tengas dudas que te amoooo y que Dios es perfecto! Esperamos mi amor para reencontrarnos”.

Mi nombre es Doctor Melvin Fernando Laínez Berríos y quiero decir que ejercí la medicina por más de treinta años, brindé mi experiencia y conocimientos a El Salvador como Director del Equipo Comunitario de Salud Familiar (ECO), fui, soy y seré voluntario en  Comandos de Salvamento por 11 años, lamentablemente somos CINCUENTA Y SIETE MEDICOS los que hemos fallecido y deben detener este genocidio blanco, no somos enemigos de un gobierno, somos los que sanamos a un país y estoy tan agradecido con mi Berlín natal por tan bella despedida, bueno, no fue una despedida sino un “hasta pronto mi Berlín”; gracias Dona Yolanda Rivera por su solidaridad y sus palabras para con el gremio médico: “Lamento mucho el fallecimiento del Dr. Laínez, pedimos al Señor fortaleza para su familia. Son unos héroes nuestros doctores que ofrendan sus vidas por salvar la vida de otros. Que descanse en paz”.  Mi nombre es Dra. Wendy Ortega. Mi nombre es licenciada Jennifer Quezada. Mi nombre es Enfermera Lupita, trabaje en el Primero de Mayo. Mi nombre es Doctor Ramos Torres. Mi nombre es Doctor Francisco Serpas. Mi nombre es Doctor Herson Saravia. Mi nombre es Doctor Jeremías Ramos. Mi nombre es Doctor Sergio Coto. Mi nombre es Doctor Roberto Romualdo. Mi nombre es Doctor  Mi nombre es Doctor Pedro Alfredo Calderón Moran. Mi nombre es Doctor José Arnulfo Herrera. Mi nombre es Dr. Roberto Selva, mi nombre es Dr. Fredy Majano, mi nombre es Douglas Jarquín, mi nombre es Dr. Heriberto de Jesús Martínez, mi nombre es Dr. Jaime Castro Morán, mi nombre es Dr. Luis Bustillo, mi nombre es Dr. Benjamín Valdez, mi nombre es Dr. Carlos Tobar, mi nombre es Dr. José Mancilla, mi nombre es Dr. David Rivas, mi nombre es Dr. Eduardo Ramos, mi nombre es Dr. Douglas Aguilar, mi nombre es Dr. Balmore Cruz, mi nombre es Dr. Donato Aparicio, mi nombre es Dr. José Saldaña, mi nombre es Dr. Raúl Bonilla, mi nombre es Dr. Hugo Guillén, Licenciada Concepción de Monroy, Mi nombre es Licenciada Yaneth del Carmen Rodríguez de Rodríguez, Mi nombre es Doctora Julia Elizabeth Hernández Chacón, Mi nombre es Doctora Mirna García, Mi nombre es Doctora María Teresa Mencía Gómez, Mi nombre es Doctora María Teresa Mencía Gómez, Mi nombre es Médico Interno  Doctor Juan Carlos del Cid Arévalo, . Mi nombre es Médico Interno Doctor Luis Ernesto Polanco, Mi nombre es Licenciado en Anestesiología Guillermo Rivera, Mi nombre es Doctor José Eduardo Vásquez, Mi nombre es doctor Carlos Hernández Lazo, Mi nombre es Doctor Salvador Antonio Huiza, Mi nombre es Dr. Jorge Alberto Cañas, Mi nombre es Doctor William Serrano, Mi nombre es Doctor Francisco Burgos, Mi nombre es Doctor Carlos Salamanca, Mi nombre es Doctor Ricardo Martínez, Mi nombre es Francisco Parada Walsh, el último de los últimos y grito al mundo que detengan esta masacre, todo el personal de salud es importante en una sociedad sana, sin embargo prevalece la mentira, la incapacidad, la indolencia y la corrupción ante  la muerte de mis hermanos, prueba de ello es “el extravío de ventiladores donados por los Estados Unidos”. Pueda ser que en días o semanas mi nombre aparezca en esta lista y me habré marchado en paz, luché por que las muertes de mis amigos no queden en el olvido, todos tenemos un nombre, una familia, muchos sueños sin embargo en el país del ayer todo se olvida, en ese anonimato perpetuo donde ver, oír y callar es la regla. Un enfermero y cuatro colegas han fallecidos en una semana, cinco miembros del personal de salud que estudiaron mínimo cinco años hasta más de doce años significa 50 años de estudio; cientos de libros leídos, y si agregamos por poco una experiencia de 15 años por  cada personal de salud tenemos 75 años de servicio a El Salvador de qué no se borran, no se olvidan, no se desprecian, no se matan. A pesar del sub registro de datos, cada personal de salud desde el cargo más sencillo hasta el sub especialista más preparado son mis hermanos, pido disculpas si no aparece un nombre, ese nombre representa al mundo, al dolor universal. Mientras el infectólogo Doctor Iván Solano sustentando sus datos en la magnífica labor que lleva a cabo el Dr. Joao Picardo afirma que el número de personas fallecidas era de 729 personas al 22 de Julio, tristemente el 30 % de los fallecidos  es personal de salud que el MINSAL se niega a proporcionar dichos datos, el personal de salud no solo son los médicos y enfermeras y esas personas fallecidas deben tener un nombre. Mientras se esconden los datos se debería estar levantando un museo en honor a todo el personal de salud fallecido para que dentro de cincuenta años un estudiante de medicina conozca la página más negra de la historia de la medicina en El Salvador. Solo revisando el pasado se construye futuro. Jesús no puede ocultar su tristeza, revisa en el libro Celestial y nadie del personal de salud aparece, no era su hora; mientras, el grupo de médicos y enfermeras toman asiento, a pesar de su calidad divina no pueden ocultar su dolor, algunos disimulan su llanto; al lado izquierdo están los Ángeles y al lado derecho están las Ángelas, revolotean sus alas, todos saben de memoria la canción “Se quedó conmigo” de Jesús Adrián Romero, es el Doctor Gerardo Huezo quien toma el micrófono y empiezan a cantar: Se quedó conmigo en el fracaso, en mi obscuridad y mis momentos bajos y a pesar de conocerme tal cual soy, se quedó conmigo y sin reproche, El me acompañó cuando perdí mi norte y a pesar de conocerme tal cual soy, se quedó, Aquí sigue, porque dijo que estaría conmigo hasta el final…El Doctor Gerardo Huezo dirige su mirada hacia abajo, desde el Cielo puede ver a su esposa y a su amadísima hija Lettice Alejandra Huezo Penado y de repente empieza a cantar: “Contigo aprendí a ver la luz del otro lado de la luna, Contigo Aprendí que tu presencia no la cambio por ninguna, Descubrí que puede un beso ser más dulce y más profundo, que puedo irme mañana mismo de este mundo, las cosas buenas ya contigo  las viví…”

Por: Francisco Parada Walsh. Médico salvadoreño

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