Prudencia hacia la interpretación y más la aplicación de la doctrina Monroe en estas latitudes

(Por: Dr. Carlos Alberto Escalante*)

Si, “América para los americanos”, frase un tanto ambigua que no siempre ha estado muy clara, si esta es solo para los norteamericanos o también para los latinoamericanos?

Claro, con los compromisos contraídos por los países del llamado Convenio Pacto del Triángulo Norte: Guatemala; El Salvador y Honduras está definido que estos están necesitando del apoyo material por medio de fondos para el desarrollo de la Región, como tal, han aceptado que esa ayuda financiera vaya acompañada de esfuerzos nacionales de cada país, procurando que en conjunto, la región avance en el desarrollo creando políticas públicas acorde a realidades y prioridades que coadyuven en dicho desarrollo, pero también que coincidan con los lineamientos, normas y otros requisitos del país donante. Además, es deseable, que el ente que otorgó el apoyo como los nacionales que lo implementan lo ejecuten en armonía con leyes nacionales respetando derechos humanos y salvaguardando la soberanía de cada país y representado los receptores un frente común si es necesario en relación a abusos, evitando el riesgo de caer en situaciones que algunos políticos de distinto color han denunciado antiguamente de convertirse esta región en patio trasero de la potencia del norte. Obviamente, las necesidades de los países les obliga a negociar, pero la dignidad de los pueblos se respeta y protegen ante amenazas si las hubiere.

Nos hemos enterado a través de medios nacionales de prensa escrita, que existen Centros en Estados Unidos de Norte América con carácter transitorio en donde alojan a niños y otros en edad escolar debido a la irregular situación del ingreso ilegal a dicho territorio, motivo por el cual han sido separados de sus padres. La noticia ha consistido en que dicha población detenida ha sido objeto de ser “medicada” usando fármacos de uso exclusivo de profesionales de salud mental, justificando dicha prescripción en diagnósticos como depresión, ansiedad y hasta cuadros de trastorno de pánico e intentos de suicidio; en mi condición de profesional de salud mental, es de gran riesgo el medicar a grupos numerosos en lugares de hacinamiento en donde es difícil el seguimiento y cuidados oportunos que obligan estos diagnósticos. Es urgente que por la vía diplomática nuestro país se informe de todo lo concerniente a este caso y tome decisiones sobre su protección en general de toda la poblacion infantil, pero aún más si hay niños salvadoreños.

Por otra parte, también llama la atención el proyecto fronterizo de obligación salvadoreña; “no es coherente que un enfermo cuide a otro enfermo”, y más si este enfermo, con grave crisis de desintegración familiar, social y económica no ha recibido tratamiento hasta el momento, para su recuperación, rehabilitación y reinserción. Esa es la situación de una buena parte de la población salvadoreña. Resulta cruel, engaño ingrato y hasta insultante, que El Salvador en las condiciones que se encuentra en los últimos años luego de los Acuerdos de Paz, que se comprometa como un país seguro y más, vigilante migratorio en aras de disuadir una migración ilegal. Coincido con lo señalado por los expertos en materia migratoria de Amnistía Internacional, e incito a que las autoridades tanto diplomáticas y otras reflexionen sobre dicho compromiso.

* Médico Psiquiatra y Especialista en Salud Mental.

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