Los usureros del siglo XXI en EE.UU.

Un gran negocio prospera desde hace varios años en Estados Unidos: el de los préstamos de día de pago, un verdadero acto de usura que lucra con la necesidad de los más pobres.

(Por: Raúl Antonio Capote)

n gran negocio prospera desde hace varios años en Estados Unidos: el de los préstamos de día de pago, un verdadero acto de usura que lucra con la necesidad de los más pobres.

Según el sitio web de la Oficina de Protección al Consumidor de Estados Unidos, «aunque no hay una definición exacta del término préstamos de día de pago, generalmente es un préstamo de alto costo, a corto plazo y de unos 500 dólares o menos, que normalmente vence en su próximo día de pago. Según la legislación de su Estado, los préstamos de día de pago pueden estar disponibles a través de prestamistas de establecimientos locales o en línea».

«Para pagar el préstamo generalmente usted escribe un cheque con fecha futura por el balance completo, que incluyen los cargos, o usted le ofrece al prestamista una autorización para debitar los fondos electrónicamente de su cuenta de banco, cooperativa de crédito o de una tarjeta prepagada. Si usted no paga el préstamo en o antes de la fecha de vencimiento, el prestamista puede cobrar el cheque o retirar el dinero electrónicamente de su cuenta».

A primera vista, los préstamos del día de pago ofrecen una solución rápida, casi instantánea, a la falta de dinero en efectivo del cliente. Para obtenerlos solo es necesario presentar los dos últimos comprobantes del salario, una tarjeta de identificación y una cuenta bancaria de cheques con saldo positivo.

Cobran el día de pago y los intereses que se aplican son altísimos, por eso las asociaciones de consumidores los llaman «préstamos depredadores». Además, si no puedes pagar la deuda dentro del tiempo estipulado, el prestamista lo transferirá a un préstamo nuevo y le cobrará cargos adicionales.

No existe regulación federal que limite las desorbitadas tasas de interés de estos préstamos. En California está permitido cobrar hasta un 460 % de interés. En Illinois, hasta el 404 % y en Florida el límite es de 304 %. En Texas los intereses pueden ascender hasta el 661 %.

Las consecuencias que tiene dejar de pagar pueden ser desastrosas, cierre de cuentas bancarias o imposibilidad de abrir nuevas cuentas, perjuicio al historial crediticio y pérdida de propiedades.

El año pasado, en California, 20 000 personas que ofrecieron su auto como aval en uno de estos préstamos, acabaron perdiendo el vehículo por no poder afrontar el pago de la deuda.

Según un estudio de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, en 2015 había más establecimientos de préstamos del día de pago, 15 766 en 36 estados, que establecimientos de comida rápida McDonald´s, 14 350, en ese país.

Cuando hablamos de usura pensamos en el siglo XIX o XVIII, e incluso mucho antes; en muchos países del mundo esta práctica es penada por la ley.

Durante varias administraciones, tanto republicanas como demócratas, se ha intentado regular legalmente estos préstamos depredadores, sin obtenerse resultados. Datos del portal Open Secrets muestran que la asociación que aglutina a los prestamistas de corto plazo: la Asociación Comunitaria de Servicios Financieros de América (CFSA, en inglés), donó 2,2 millones de dólares a la toma de posesión de Donald Trump y a los comités políticos desde 2016.

En 2018, la cfsa donó más de un millón de dólares a congresistas republicanos y demócratas y ese año celebraron su reunión anual en el Trump National Doral Golf Club, de Miami.

Estos préstamos, lejos de «aliviar» la situación de los menos favorecidos en la meca del consumo, son una trampa mortal que convierte la vida del que cae en ella en un verdadero infierno.

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