Alarmante. Uniones tempranas, abuso sexual y embarazo en niñas y adolescentes en El Salvador

(Por: Alejandro Gómez Lara)


El consultor salvadoreño Alejandro Gómez Lara escribió recientemente el ensayo: “Uniones tempranas y embarazo en niñas y adolescentes en El Salvador…. nuestra realidad”.

Concluye que es alarmante y un escándalo. Esta situación obliga a preguntarnos como adultos cuál es la responsabilidad que tenemos, más allá de las buenas intenciones, que solo han demostrado ser reflejo de nuestra hipocresía. Por la importancia que reviste para El Salvador, compartimos con nuestros lectores un fragmento de este importante estudio, esperando con ello, hacer más que periodismo como dice nuestro eslogan, queremos dar ideas para el debate.

Las cifras son abrumadoras, están frente a nosotros cada día: el Ministerio de Salud reportó, entre septiembre de 2014 y agosto de 2015, 15,779 embarazos entre jóvenes de 15 a 19 años. A la fecha la cifra ha aumentado exponencialmente. Son niños y niñas circunstancialmente forzados a dejar sus juguetes y asumir el rol de adultos, mucho antes de estar preparados para serlo.

Me motiva a escribir el hecho que callar me convierte en cómplice, cómplice de los abusos que a diario se cometen contra esas personas que aun siendo niños y niñas, muchas veces de nuestro mismo grupo familiar, irrespetamos, las violamos y a las niñas las embarazamos.

Con este antecedente, estamos comprometidos con la vida… pero no podemos permitirnos que los embarazos sucedan cuando los jóvenes aún no están listos. Una adolescente NO esta lista para embarazarse. Igualmente un “cipote” no está listo para ser padre.

Asimismo, que no es solo la capacidad biológica de procrear lo que se necesita, sino la capacidad y madurez psicológica, así como la capacidad socio económica para ofrecer al nuevo ser lo que ha de necesitar.

“Cerca de un tercio de los embarazos en el país son en niñas de entre diez y 19 años de edad, agregando que ha habido casos de embarazos de niñas de nueve años…” dijo el ex Vice Ministro de Salud Eduardo Espinoza en entrevista de prensa.

El sistema de justicia está diseñado para re victimizar a la joven mujer vejada y a su familia. El sistema sigue siendo machista y diseñado para no funcionar, aunque si hace la pantomima del proceso y eventualmente hay una que otra condena (recordemos que vivimos en un sistema en donde el 73% de los casos que llegan al sistema de justicia no se resuelven).

La doble victimización sucede desde la declaración de ofendida, ni la Policía ni la Fiscalía están abiertas a aceptar que la víctima no “incitó” o “provocó” al violador, es decir, ella es la “responsable” o “culpable” de lo que le ocurrió, además que de nuevo se vuelve a revivir con el relato, la experiencia, para luego ser vejada por el escepticismo de las autoridades que supuestamente han de “apoyarle”. Hay mucho que hacer en la sensibilización del sistema en general.

Las estadísticas son frías, una de cada cinco niñas de 10 a 12 años que se embarazaron tuvieron su primera relación sexual con un familiar; Según la Ley, el Código Penal vigente, establece que este constituye delito de agresión sexual agravado.

Estamos ante un escenario de total impunidad, el simple hecho de conocer la cifra con la cual abrí el preámbulo, son 15,779 embarazos de adolescentes, son 15,779 violaciones sexuales y por lo tanto 15,779 violadores. ¿Qué no está claro?. Cada uno de estos casos debería ser un expediente y un caso penal en la Fiscalía General de la República. ¿Qué nos pasa?.

La violencia sexual tiene diferentes manifestaciones:

• Violación o agresión sexual
• Incesto
• Abuso sexual de menores
• Abuso sexual en la pareja
• Mostrarle los genitales o el cuerpo desnudo a otro/as sin su consentimiento
• Masturbación pública
• Observar a otra persona en un acto sexual o privado sin su conocimiento o permiso
• Contacto sexual o caricias no deseadas
• Acoso sexual
• Explotación sexual

Ante las diferentes formas de la violencia sexual, hay que enfrentar la realidad: una de cada 4 mujeres y uno de cada 6 hombres será abusado/asexualmente antes de cumplir 18 años; una de cada 6 mujeres han vivido una violación o un intento de violación; más del 50% lo han sido antes de cumplir 18 años, y 22% antes de cumplir los 12 años; uno de cada 33 hombres han vivido una violación o un intento de violación; el 75% han pasado por esto antes de sus 18 años, y hasta un 45-48% antes de sus 12 años.

Cuando se trata de abuso de menores, el 90% de las victimas conocían a su agresor de antemano y el 40% de las violaciones sexuales sucedieron en su propia casa (de las menores). Otro 20% ocurren en otras casas, sea de un amigo/a, un vecino/a o de algún familiar.

Hay que dejar bien claro las victimas nunca son culpables, como sociedad machista que somos, buscamos justificar la conducta del violador pretendiendo trasladar a la víctima “la culpa” del hecho.

Una persona no sale a la calle “pidiendo” ser vejada, no importa cómo se vista o actúe, aunque con frecuencia se usa “se lo buscó” “mira cómo se viste” o “se anda ofreciendo”, por lo general las personas que abusan sexualmente de otras intimidan o amenazan, usando la fuerza o con armas y así someten a su víctima, pero el que no le haya causado heridas no implica que la víctima lo haya consentido.

En la mayor parte de los casos – y esto es muy grave- la víctima oculta el hecho y puede que no cuente a nadie lo que le sucedió́.

Las causas son múltiples:

• Miedo a que no le crean
• Miedo a que el/la agresor tome venganza
• Vergüenza o pena
• Miedo de ser culpada/o
• Presión de otras personas a no hablar
• Desconfianza de las autoridades
• Creencia que no hay suficiente evidencia
• Deseo de proteger al agresor

Pero la agresión no termina con el acto, las secuelas duran por mucho tiempo y sus reacciones impactan a las víctimas de diferente manera, algunas veces con reacciones como:

• Culpa, pena
• Vergüenza
• Miedo, desconfianza
• Tristeza
• Vulnerabilidad
• Aislamiento
• Pérdida de control
• Ira, enojo
• Confusión
• Negación

A esto se suma que la amenaza, como en el segundo caso que comento en el preámbulo, SI se cumple, los pandilleros no perdonan a quienes les denuncian y menos a quienes atestiguan en su contra. La Policía no está en capacidad de proteger a las víctimas y la desconfianza en esa capacidad cada día aumenta, es una triste realidad.

Implicaciones.

Cuando vemos las causas de los embarazos en adolescentes, invariablemente surge, además de la ignorancia sobre la sexualidad, la baja autoestima y la necesidad de reconocimiento, la necesidad de afecto y atención. La joven que resulta embarazada ha estado buscando afecto, llenar su necesidad de pertenencia y aceptación, aspectos que invariablemente faltan en su entorno familiar, y que condicionan entre jóvenes un lugar. Las incipientes relaciones de pareja condicionan una “prueba de amor”, que, como hemos visto, si sucede en un periodo de fertilidad, resulta en un embarazo no deseado.

¿Cómo podemos entonces hablar con nuestros jóvenes para orientarles sobre sexualidad?, si nadie puede dar lo que no tiene. Y encima hablar sobre nuestra propia sexualidad nos avergüenza y no estamos dispuestos a aceptar que necesitamos aprender. En nuestro caso, las conferencias de Salud Sexual y Reproductiva nos mostraron un horizonte más amplio de lo que realmente implica el tema, y ese conocimiento se debe generalizar, sin prejuicios ni tabús.

Eso es justamente el reto. Ya no lo podemos postergar, las consecuencias son muy altas, principalmente porque también podría ser una de nuestras hijas la embarazada.

Nuestro sistema de salud no está seriamente comprometido con la prevención de los embarazos en adolescentes, a pesar del alto número. Si una joven tiene un aborto de inmediato se reporta a las autoridades, se procesa y condena, pero cuando llega embarazada NADIE reporta la violación ni se le da seguimiento hasta la condena al violador.

Derechos vulnerados.

Los niños y las niñas tienen derecho a la protección de sus padres, a la seguridad y a la educación, entre otros. Los embarazos tempranos (ahora los contamos desde los 10 a los 18 años), pone en riesgo la vida de las niñas adolescentes, así como los derechos enunciados en la primera línea y les da inconsultamente un rol de madre y esposa en una situación de sumisión y formaliza la violencia sexual.

El embarazo temprano conlleva otros aspectos que son violatorios de los derechos de las niñas, tal es el rechazo en el ámbito escolar, tan pronto se conoce que la niña está embarazada es blanco de burla y discriminación. Una condición que termina con el abandono (89%) de la escuela.

A eso se suma que las condiciones del empleo son tales, que de unos 50,000 jóvenes que ingresan al mercado laboral cada año, solo unos 5,000 tendrán un empleo, y no necesariamente digno o bien remunerado. El mercado de trabajo se ha reducido tanto que lo normal ahora es el sub empleo, personas con una formación importante realizando cualquier otra tarea. Tenemos casos como los “call centers”, donde es frecuente encontrar cualquier profesional (Médicos, Profesores, Administradores, Ingenieros, etc) debido a que reciben mejor salario que ejerciendo en su propia carrera.

La gravedad del problema.

El 50% de las actuales madres ha quedado embarazada durante el periodo de su adolescencia y en su mayoría son de escasos recursos económicos”, Dr. Douglas Jarquín, Ginecólogo y miembro del Colegio Médico de El Salvador, era 1995.

Tenemos dos franjas de edad, en donde de 15 a 19 años, la incidencia de embarazos se debe a la iniciación sexual temprana, sin embargo, los casos de embarazos infantiles son solo producto de violencia sexual, por lo general ejercida por integrantes de la familia (abuso sexual incestuoso), conocidos, vecinos, o extraños. En todos estos casos no se persigue al familiar, conocido o amigo que la embarazó.
Es necesario re tomar y obligarnos como sociedad a hacer lo correcto. No esperar que sea una de nuestras hijas la adolescente embarazada para empezar a quejarnos…

La propuesta

A. El mayor problema que esta realidad evidencia es la ausencia de información adecuada sobre la sexualidad, como en primer ejemplo del preámbulo.

B. Un segundo problema y no menos importante es la violencia sexual, como en el segundo caso, en donde el embarazo sucede con frecuencia producto de un primer contacto indeseado (una violación).

C. Un tercer problema es la formación temprana de pareja.

¿Cómo enfrentarlos? Ese es justo el dilema y la base del planteamiento del ensayo.

Estas estadísticas solo nos gritan que son delitos que suceden porque sus perpetradores saben que pueden hacerlo con una alta posibilidad de quedar impunes. Si realmente hemos de corregir estas conductas, debemos exigir el cumplimiento de la Ley en TODOS los casos, no solo en algunos, la Ley se supone igual para todos y tenemos que hacer valer ese principio.

¿Acaso es mucho pedir?

El embarazo de una adolescente solo nos grita que el agresor sigue impune ante nuestra conciencia cómplice e hipócrita, es un recordatorio de nuestra deuda con hacer lo correcto….

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