¡Fracaso!

(Po: Luis Arnoldo Colato Hernández*)


Desde la declaratoria de “amenaza a los intereses nacionales” hecha por Obama contra Venezuela, hemos apreciado muchas estrategias de Washington contra ella, que van desde el aislamiento político y comercial, hasta la abierta agresión paramilitar, saqueo de los activos venezolanos, golpismo y amenaza de invasión, que ahora Trump, casi a diario espeta desde su tuit.

Las acciones golpistas del 30 del corriente ejecutadas por unas docenas de sublevados son una de las opciones de las que ha echado mano Trump para lograr sus objetivos.
¿Por qué la radicalización?

El ritmo de crecimiento estadounidense es preocupantemente bajo en relación a los años anteriores (en 2018 EU creció 2,9%, y para el presente existe el consenso de que crecerá 2,4% de acuerdo a la National Association for Bussines Economics), lo que, aunado al agotamiento de materias primas en su territorio, los reveses políticos y económicos transatlánticas, o sus fracasos en el intento de aislar, impedir el crecimiento de sus competidores, particularmente China, además del arrogante aislacionismo al que se ha reducido aplicando políticas crasamente atrasadas, que niegan per sé la globalidad o la multipolaridad, así como los fracasos militares que solo han enriquecido a los productores de armas, volviendo de paso más inseguro a occidente, pareciera ser las causales tras éste intento de recuperar “su prestigio”, procurando alinear a su patio trasero a sus políticas, desconociendo la legalidad internacional y haciendo acopio de estrategias gastadas como intentar derribar el legítimo gobierno en Caracas por ésta vía.
Como otros golpes de Estado impulsados desde EU en AL, éste comenzó con el soborno de algunos oficiales de bajo rango, ligados a familias pudientes que, como producto del modelo implementado por el Chavismo, perdieron privilegios y tienen ahora que competir en el mercado sin ninguna ventaja, en igualdad de condiciones que sus competidores. Quieren regresar a la que Hugo Chávez denominó “…la mayor juerga del siglo…”, y que, como en toda AL, es el uso patrimonial del Estado en su favor.

Estos cuantos oficiales condujeron a sus tropas sin informarles del propósito, que, al comunicarlo, provocó que la gran mayoría de estas simplemente les abandonaran, reintegrándose a sus unidades y comunicando a sus responsables estos planes.

Paralelamente, Marcos Rubio tuiteaba la “…triunfante y patriótica gesta de miles de uniformados y civiles en el esfuerzo de derribar al tirano…”.

Ningún medio informativo comunicó estos hechos, confirmándolos, conservando una prudente postura ante una realidad irrefutable: fracaso desde el primer momento.

No hubo ni insurrección ni alzamiento, ello solo existe en los delirios que algunos privados han falseado y en el interés de aparentar éxito de la intentona.

Al final los instigadores se refugiaron en las embajadas del grupo de Lima, seguidos luego de los uniformados participes de esta comedia. Les aguarda el ignominioso final del centenar desertor de febrero, en Cúcuta, por quienes nadie dará nada.

Queda entonces 2 opciones que Trump deberá explorar: reconoce el fracaso en Venezuela, o intenta de nuevo sus propósitos con otro peón.

Es improbable, pero le será mejor la primera opción.

*Educador.

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