La libertad sindical: un derecho humano que indica democracia dentro de una sociedad

Róger Hernán Gutiérrez*

Marco teórico-conceptual de la libertad sindical se centra en que se trata de un derecho humano fundamental; y tiene la característica de ser un derecho individual de naturaleza colectiva; vinculada al cumplimiento del resto de derechos humanos—eso significa que primero se hace el Sindicato, para tener una representación las personas y el colectivo de trabajadores, que aborde la defensa laboral de tales derechos ante la intereses empresariales sea privada o pública—

El contenido esencial de la libertad sindical radica en: a) La organización sindical; b) La negociación y contratación colectiva y c) La huelga

La organización sindical contiene un amplio respaldo jurídico nacional e internacional, sin embargo el sistema jurídico dentro de sus juzgados, cámaras y salas, todavía mantiene una lógica connivente con los intereses oligárquicos, del capital y del gobierno de turno. La libertad sindical es clave para la representación y defensa de los intereses de las personas trabajadoras; es un organismo social con autonomía y con un ejercicio contra toda discriminación y relacionada con problemas culturales, sociales, políticos, económicos, medio ambientales y nacionales que les afecten.

La libertad sindical está vinculada con el marco institucional de protección de los derechos relacionados con la negociación y contratación colectiva; que es un mecanismo para articular los intereses de la patronal (sea esta pública o privada) y los de las personas trabajadoras. Siendo una suerte de pacto concertado que busca la equidad socioeconómica; y muestra como Indicador el avance económico y democrático; obligando a contar con capacidad institucional ante eventuales conflictos.

La huelga, es un medio para solucionar un conflicto y garantizar el respeto de las condiciones laborales y de la contratación colectiva; es un mecanismo ligado a aspectos de la política económica – social y no sólo para las mejoras de condiciones laborales. Es clave en tanto no contradice, ni inhibe ningún mecanismo alterno de conciliación de conflictos.

En consecuencia somos una sociedad salvadoreña que avanza en democracia, en tanto que un indicador de la “democracia” como es la libertad sindical es clara, cumplida y satisfactoriamente aplicada a todo nivel de la sociedad y de la economía, la práctica nos hace ver que todavía no es así; y entonces los derechos consagrados constitucionalmente y a niveles internacionales para las personas trabajadoras son violentados en el marco de la docilidad del juzgador y del tutelador de derechos.

En un ámbito electoral como el que nos encontramos inmersos—se habla confusamente o no se habla de hacer de la libertad sindical una herramienta de diálogo como indicador democrático, para el impulso económico, social, político, cultural y medio ambiental. Se habla de mejorar la economía de los sectores económicos agrarios, comerciales, industriales, servicios, pero sin articularlo con la organización social llamada sindicato, se afectan las condiciones de vida y de trabajo, de manera impositiva y deslegitimando al interlocutor por excelencia.

Tal como está basada jurídicamente la libertad sindical, es el colectivo de los trabajadores organizados en sindicato quienes tienen las atribuciones para conciliar los intereses de la sociedad con los intereses del capital y de su instrumento el gobierno, es a ese nivel que la sociedad globalizada está demandando profundizar en el diálogo social, pero ninguno de los aspirantes a la presidencia desarrolla en su discurso/propuesta, si va contribuir y ser sujeto del diálogo o va pretender desde una visión unilateral y de su equipo de trabajo el ejercicio del poder, sin tomar en cuenta quienes producen la riqueza. Hay en la práctica cotidiana conductas, actitudes, formas de pensar que esos agrupamientos que pretenden ejercer un gobierno en los próximos 5 años, no han logrado proyectar una visión de desarrollo a partir de la organización social—los que la mencionan lo hacen con criterios de verticalidad, sin hacerlo con la horizontalidad y de abajo hacia arriba que la situación amerita; y se deslegitima al interlocutor por su grado de estancamiento y sub desarrollo, cuya responsabilidad ha sido y es resultado de anteriores ejercicios autoritarios e insolidarios.

Los grupos laborales en sus distintos ámbitos económicos, realizan labores de trabajo-producción, para obtener ingresos mínimos y mejorar sus condiciones de existencia; y es función del gobernante empoderar a los sindicatos para encontrar la vía expedita y solución a los problemas locales, sectoriales y nacionales, de esa manera mejorará la interlocución y se tendrá claro el derrotero del ciclo trabajo-producción, derechos; legislación progresista e institucionalidad comprometida con la gente, tuteladora y con aplicación de la justicia social que todos queremos.

*Sindicalista salvadoreño

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