Increencia, no afiliación religiosa, secularización y fundamentalismo

Por Elio Masferrer Kan, ENAH-INAH – México.

El proceso de abandono de las creencias es algo que preocupa a los sacerdotes, pastores y ministros de cultos diversos. También llama la atención de periodistas que suelen interrogar a los especialistas dedicados a un estudio científico de lo religioso. El fenómeno de abandono de las creencias religiosas se dio intensamente en Europa y Canadá en los últimos veinte años del siglo pasado, ya es un lugar común hablar de la transformación de templos en discotecas o centros culturales en Alemania o Canadá. En la otrora catoliquísima España la venta de conventos para transformarlos en hoteles dio lugar a especulaciones inmobiliarias y la irritación de muchas comunidades, que de buena fe donaron estos terrenos con fines religiosos, fuera de todo lucro. En España y Alemania el rechazo al impuesto religioso llega al 75%. Los Estados Unidos aparecían en este proceso como la excepción de los países industrializados y según algunos expertos se había transformado en una potencia exportadora del fundamentalismo protestante. Esto está cambiando y cada vez más se pone en duda este juicio.

Los datos de los últimos 10 años muestran un cambio radical en estas tendencias, según Pew Research Center en los Estados Unidos la categoría de no creyentes (ateos, agnósticos o “religión no les sugiere nada”) pasaron del 14% en 2007 a 23% en 2014 y en 2020 ascienden al 26% de la población adulta. Esta tendencia es alta en los millenials (nacidos entre 1981 y 1996) pues llega al 35%. Cabe señalar que las generaciones anteriores también tienen una tendencia creciente al abandono de lo religioso. Otras investigaciones similares han demostrado que esta tendencia involucra no sólo a los países europeos y Norteamérica, sino que se da en América Latina, Asia y África (https://www.pewresearch.org/fact-tank/2015/05/13/a-closer-look-at-americas-rapidly-growing-religious-nones/ / https://www.pewresearch.org/fact-tank/2015/05/13/a-closer-look-at-americas-rapidly-growing-religious-nones/ ).

En el caso mexicano llamó la atención que según el Censo de 2020 se duplicó la cantidad de personas no creyentes; en 2010 eran el 4.7% y en 2020 ascendieron al 8.1% más de 10 millones de mexicanos. Aunque el promedio de 12 encuestas electorales realizadas en 2018 con motivo de las elecciones llevaba esta cifra al 11%. La diferencia podría atribuirse a que en el Censo contesta habitualmente el jefe de familia por todos, mientras que las encuestas electorales interrogan sólo a una persona.

Ateos gracias (a Dios o) a la Virgen

Estas cifras de presuntos ateos deben ser asumidas con prudencia, pues el 12 de diciembre de 2020 Alejandro Moreno publicó una encuesta sobre las creencias en la Virgen de Guadalupe y encontró que ante la pregunta ¿qué tan importante es la Virgen de Guadalupe en su vida? respondían con un puntaje alto el 66% de los católicos, el 33% de los evangélicos y el 22% de quienes no profesan ninguna religión, catalogados por edades, el 70% de los mayores de 50 años y el 42% entre los menores de 30 años (https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/alejandro-moreno/virgen-morena).

Integristas y fundamentalistas

Existe una polémica sobre actitudes y sistemas de valores en términos de políticas públicas; los especialistas consideramos integristas a quienes siguen las enseñanzas históricas de su Iglesia, sin aceptar los cambios doctrinales, esto es evidente en el catolicismo, entre quienes respaldan los cambios del Concilio Vaticano II y aquellos que los rechazan o ignoran. Llamaremos fundamentalistas (protestantes o musulmanes) a quienes se basan en una lectura “al pie de la letra” del texto bíblico. Estos se enfrentan a creyentes que proponen asumir los cambios culturales basándose en una frase de Jesús: “sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir las señales (signos) de los tiempos” (Mt 16,1-3). Recientes encuestas de Pew en los Estados Unidos, México y otras en América Latina muestran que hay un cambio cultural que rechaza las propuestas integristas católicas y el fundamentalismo protestante en un porcentaje creciente, sin que necesariamente se abandonen las creencias religiosas.

El fenómeno detectado es que la secularización, entendiendo como tal a “la actualización de las costumbres al siglo XXI”, puede implicar tanto abandono de las creencias religiosas como la “puesta al día” de estas creencias, abriéndose paso a propuestas más incluyentes como pueden ser las mujeres en las Iglesias, la interrupción del embarazo, el matrimonio igualitario o el celibato sacerdotal. Esto se refleja en las encíclicas del papa Francisco y particularmente en sus ambiguas y consistentes declaraciones de que él no puede juzgar a los gays o que estos tienen derecho a una familia.

Es imposible prever el futuro, pero que debemos estar dispuestos a presenciar cambios que no imaginábamos es una realidad.

                                     

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