La Generación del Camanance

Por: Francisco Parada Walsh*

Realmente me asusta los postreros tiempos que vivimos, una generación de jóvenes que están a punto de pertenecer a la generación de Cristal cuando mis contemporáneos venimos de la Generación de la Copa Rota de José  Feliciano (“Aturdido y Abrumado por la duda de los celos”), jóvenes que apuestan su ser a lucir un camanance y una boca ajenos; ¡No sé qué hacer! Mis camanances que nunca tuve serían severas arrugas que la nada y el tiempo chinearía con cariño; nuevamente me siento derrotado ante lo pueril, ante el ego del vacío ¿Cómo puede tener ego algo hueco o vacío? ¡Por supuesto que lo tiene! Una sociedad que pone realce a una belleza física deja ver las fisuras entre bambalinas del alma donde todo debe ser no el tener y mucho menos el ser sino el ver, verse impecable, la moza quiere ser una musa cuando va a misa, ¡No sé qué hacer! Me quedo sin aliento ante tal banalidad, fingir ser otra persona es gravísimo, es una falta de respeto al universo y falta grave, muy grave; deberíamos aceptar nuestra apariencia cuál es, anticipadamente sabemos que ese sencillo envoltorio no cubre a un dulce ni a un amargo sino a sentimientos impensables que son los que nos forjan en el fuego de la vida y al final, hombres y mujeres somos tan parecidos que un coqueto camanance solo dice que nos falta amor, ser exhibidos cual un extinto animalejo donde llamar la atención es lo único que importa, mandar una señal equivocada desde el aparador al mundo, desde una vitrina a la nada.

Tiempos difíciles los que vivimos, demasiado difíciles donde el pensar, actuar y sentir caminan por veredas diferentes dando paso a que solo exista un camino, el camino a la nada, o ¿Cómo se le llamaría a un hombre de sesenta años poniéndose filtros para parecer momia embalsamada? ¿Cómo por Dios? Aclaro que ese camanance o esa boquita fruncida representan en nuestro tiempo  el embalsamamiento donde se cubren los errores, predomina una absurda belleza como absurdo es el culto a la nada, al vacío, a lo superficial.

La Generación del Camanance sufre si no se toma en cuenta, pocas veces  la humanidad se ha visto azotada por una vanidad tan grande donde importa más la foto que el momento, sin embargo es lo que dicta la moda y por absurda que parezca se debe seguir; millones de personas queriendo dar una visión de éxito que queda reducida a la profundidad del camanance y a  un epitelio fruncido; la belleza se desvirtuó, ahora y en pocos años se venderá una imagen de seres perfectos cuando no somos nada, apenas un rebaño balando por cerros, torres famosas y tierras lastimeras.

Me aterra pertenecer a la Generación del Camanance que mientras el mundo literalmente convulsiona se decide buscar y armar cual muñeco de hule al ser perfecto; se busca una sonrisa perfecta, nulas imperfecciones, cual nuestro escudo nacional buscamos un gorro frigio que haga o siga la moda, un gorro con motivos navideños, vestidos inventados y el mundo cayéndose, no puedo imaginar una mente con similares características de desconexión con la realidad sin embargo sucede, quizá sería la Generación del Camanance y del Sin Sentido a la Vida.

Estoy en las redes sociales únicamente por enviar mis sencillos artículos a amigos y conocidos, sino fuera por eso dudo que perdería mi libertad más de la que la he perdido desde que las redes sociales surgieron; soy adicto a la soledad y me exaspera la bulla, las aglomeraciones, la vulgaridad, el hambre de mi gente y la mentira sin embargo todos mis dolores de cabeza están ahí, basta encender el táctil para darme cuenta que vivo en un mundo del que no puedo escapar, jóvenes, no tan jóvenes y mayores perdieron el tino y el tono por una buena conversación ya que todo queda reducido a lo que aparece en las redes sociales; parece que es un mundo mejor aunque lo pongo en duda, prefiero la soledad y el murmullo del bosque, el trinar de bellísimas aves, el sonido del corcho que vuela la cabeza a la botella de vino y las cosas sencillas. Dejaré en paz a la Generación del Camanance y del Sin Sentido y viviré lo poco que me queda de vida a mi manera, a la vieja usanza, con mis tangos, mi rock and roll, mi rocola, mi billar. Como el vago que fui, soy y seré.

*Médico salvadoreño

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