ÁMBITOS LABORALES MANTIENEN FALTAS DE ÉTICA Y SOSTIENEN EJERCICIOS DE PRODUCCIÓN VERTICALES, AUTORITARIOS Y EXPLOTADORES.
Róger Hernán Gutiérrez. *
Los criterios de la ganancia por encima de toda humanización del trabajo, sostienen ámbitos laborales llenos de insuficiencia productiva, con valores positivos escasos que alienten a las personas que trabajan por un salario, a producir de forma explotadora—altas metas— con una calidad siempre discutible. Son personas trabajadoras que cumplen normas laborales, pero con un deseo ferviente en que sus derechos laborales se cumplan sin necesidad de exigirlos siempre. La naturaleza del sindicato tiene a la base la defensa laboral de la persona trabajadora que no es capaz de reclamar sus derechos, ante abusos y arbitrariedades de la patronal.
El sindicato es la persona jurídica con capacidades de representación de los intereses laborales y personales de la contraparte laboral, y de ningún modo es la empresa y sus representantes a diferente nivel de relaciones laborales. Muchas empresas descansan en personeros de cumplimiento y/o unidades mal llamadas de recursos humanos, en tanto no presentan capacidades y competencias de entendimientos equitativos y respetuosos de la persona y legislación laboral—aun cuando esta se presente obsoleta y anacrónica en muchos casos, pero para ello son los principios laborales los que deben sustentar las relaciones laborales y la propia acción productiva.
Para el caso el principio de primacía de la realidad, el principio indubio pro operario, en caso de duda, lo más favorable a la persona trabajadora, que entre otros enmarcan el principio protector. Siendo los principios laborales directrices fundamentales que deben inspirar el cumplimiento estricto y cabal, y guiar las normas y correcta interpretación de los derechos laborales y sindicales que enmarcan un ámbito laboral con una efectiva relación laboral. La irrenunciabilidad de los derechos, los patronos acostumbran presionar cuando una situación laboral determinada se sabe a priori que no les conviene, haciendo que firmen para el caso una renuncia en un papel en blanco, intimidando a la persona trabajadora, que sólo de esa forma obtendrían sus prestaciones de ley.
Podrá decirse que la persona trabajadora per se es la responsable, sin embargo, la cultura laboral es por naturaleza desventajosa, por el claro desconocimiento que se tiene de la legislación laboral, ante una práctica autoritaria y vertical de los representantes de la empresa y se impone previamente la del patrono como un supuesto sujeto ético, que gentilmente te abre a priori la buena voluntad del patrono al ofrecerte un empleo y asignarte un trabajo determinado, y no saben de sus derechos laborales o que los tienen en virtud de la ley, aunado a esto es que los representantes patronales están imbuidos de buena fe, y lo cuestionable es la persona trabajadora que se desconoce de quien se trata y hasta un tatuaje personal puede afectarle.
No se puede renunciar a sus beneficios laborales; y la continuidad, que fomenta la estabilidad en el empleo es básica, esta última es totalmente violada y constantemente la plantilla se recorta sin motivos aparentes, se cierran las empresas sin fundamentar las razones objetivas, y lo primero que se establece es una efectiva anulación de derechos, y no existe continuidad.
Es igualmente una negación de derechos laborales, por parte de los representantes patronales, desde supervisores, jefaturas de línea, de planta, gerentes de producción, ceo (chief executive officer) que es el director ejecutivo, y que hasta ese lenguaje no castellano se va imponiendo, como los propios nombres de las empresas y, otras áreas que hacen ámbitos laborales confusos y desorganizados al entendimiento del sindicato y personas trabajadoras. Es difícil la comprensión en materia de derechos laborales, por disponerse de un conocimiento básico de los mismos en ambos sentidos, que no nutren la relación laboral.
Encontramos una casi total deficiencia en el trabajo que impulsa directamente la productividad, pretendiéndose que el trabajador(a) asuma comportamientos en pro de la empresa al denominarles “colaboradores”, siendo un tipo de eufemismo como estrategia empresarial para anular la representatividad del sindicato, aduciendo con ello que son parte de la empresa y no hay necesidad de una representación sindical. Siendo lo que persigue la empresa es flexibilizar los derechos laborales y que se asuma la obtención de rentabilidad empresarial, sin una clara redistribución de la riqueza producida, y menos cumplimiento pleno y eficaz de aquéllos.
Mucha de la forma que se traduce para mejorar, es una supuesta escucha de equipo que no se tiene, y se desprecian comentarios e ideas nuevas. Los elementos de honestidad, claridad y suficiente ética no son claros para todos los niveles de la producción; hay excesos de malas administraciones del trabajo, y en mucho no hay formas de organización participativo e incluyente de las representaciones de trabajadores/as. No hay formación profesional, ni aprendizajes laborales, no se fomentan relaciones de compañerismo y amistad en casos; y la construcción de un poder como agente social con actuaciones éticas no se hace posible y se producen infinidad de negativas relaciones de trabajo y aprendizajes totalmente tóxicos.
