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¡Alerta! Necesitamos Pensadores.

Por: Pacífico Chávez.

Pensar es un arte, pensar en profundidad es un ejercicio necesario en medio del ajetreo de lo cotidiano que no da espacio para pensar: la vida, el camino, la realidad, el entorno.

La filosofía, el amor por el conocimiento, se fundamenta en las preguntas, si la pregunta está bien hecha, impulsa la reflexión y genera más preguntas.

No son analistas bajeros o pagados los que necesita la sociedad, sino personas que piensen, que se detengan ante la vorágine agobiante de noticias brutales, discursos demagogos, necesidades insatisfechas, crueldades de unos y heroísmos de otros.

Pensar es de seres humanos, entre todas las especies que habitan este planeta sólo el ser humano tiene este don, nos hace diferentes, nos coloca en una posición de enorme responsabilidad y al no ejercer esta capacidad las consecuencias son catastróficas. No pensar es irresponsabilidad.

Nadie quiere a los pensadores, los filósofos amantes de la búsqueda del porqué de las cosas ya no susurran al oído de los emperadores y ni disertan al vulgo, ahora se prefiere la prosa de los charlatanes. Nunca ha sido fácil explicar para qué sirven los pensadores.

Hay que pensar desde la historia, considerando con profundidad cada detalle del camino recorrido en este territorio, en la conformación de la patria, lo que nos identifica como nación, así como la base de principios, ideas, el proyecto bajo el cual se instituyó el estado.

Hay que pensar con profundidad en la realidad que rodea al país, sus vecinos más cercanos, las grandes potencias y sus intereses, sus acciones hacia el país y la región, los criterios y visión que los mueve. Hay también que darle pensamiento al desarrollo, a la tecnología, el rumbo que está tomando la ciencia, las apuestas en presupuesto de las investigaciones que realizan. Pensar en la relación de la humanidad con la naturaleza, con recursos como el agua, minerales, la fauna la flora, su utilidad y preservación, la tierra vista como propiedad o como hábitat. También merece atención pensar cuál es la cosmovisión personal que tenemos de la humanidad, del modo que se mira al otro.

Esta tarea urgente de pensar en todo, considerando el pasado, el presente y el futuro, sin desechar que ya otros se hicieron quizá las mismas preguntas, expusieron sus respuestas y plantearon mas preguntas, este ciclo interminable de cuestionamiento no puede dejar de hacerse o dejar que otros lo hagan.

¿Se piensa para comprender el mundo o para transformarlo? Si entre los asesores de los que gobiernan no hay un humanista, uno que al menos alcance la categoría de pensador nada más confirma que pensar el mundo no es importante, sólo se aprecia lo práctico, lo concreto, nada de miradas panorámicas.

Entre youtubers, predicadores del bienestar, influencers de pacotilla, rebeldes de cualquier causa, radicales inmisericordes, vendedores de autoayuda egoísta, no es extraño que el pensador humanista se repliegue, esconda sus preguntas del escarnio del ignorante, la injuria de las masas hipnotizadas por la propaganda y enfurecidas con el que piensa diferente.

Ruben Amón en su ensayo Tenemos que hablar dice: “no brilla quien más sabe ni quien mejor piensa, sino quien maneja los códigos de la bronca”. Galileo llevaría las de perder contra un tuitero terraplanista. Platón no aguantaría media sesión plenaria en la Asamblea Legislativa. Por eso quien se atreve a pensar a pecho descubierto en territorios hostiles merece aplausos por su valentía.

La independencia de criterio es requisito elemental para el pensamiento, el pensador exprime, procesa, ilumina para que algunos se muevan, se agrupen socialmente, se impliquen, se organicen y continúen discutiendo políticamente, porque el pensamiento está íntimamente ligado a la política, porque pensar es ocuparse, acercarse a los problemas existentes sufridos por los colectivos, esto aleja el populismo, la propaganda, la posverdad, las tres “P” que las dictaduras ocupan para enamorar, adormecer, manipular al pueblo y obtener todo el poder. Por eso las dictaduras odian, persiguen, difaman, encarcelan y hasta matan al que piensa, sobre todo si piensa distinto a sus caprichos. Por eso Pensar es un acto de heroísmo en las dictaduras, y por cierto acabo de ver un anuncio en cada esquina: ¡Alerta! Necesitamos pensadores ¿Te atreves a presentar tu aplicación al puesto?

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