Reformas laborales, siguen en un ámbito de falta de veracidad y poca profundidad en un diálogo social más constructivo

Pronto se van a desarrollar pláticas de una supuesta discusión entre líderes sindicales pro Ministro de Trabajo sobre las reformas laborales que el propio personaje ministerial estaría interesado en aprobarse.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

El punto acá es que la sintomatología del ámbito laboral, está algo enmarañada a partir del conflicto en el área de salud del país, derivado de las destituciones de los médicos en servicio social, y la discusión en el tema de que es más importante en el sistema integral de salud, la atención a los pacientes en todo momento y lugar versus el uso corrupto de fondos y recursos del ISSS, a través de los contratos turbios de provisión de medicamentos, de la atención con toda capacidad de exámenes de laboratorio, la situación del número necesario y suficiente de médicos para el abordaje integral de atención a pacientes en diversos estados de insalud, y de otros pormenores deficientes para el bienestar social.

Además se ha presentado un estira y encoje entre los intereses del sector de médicos involucrados en el SIMETRISSS y el Colegio Médico, que acompañan a los afectados por decisiones de destitución del gobierno, que no son bajo procesos de legalidad, sino son acciones de presión política para acallar los intereses de los gremios, situación que está llevando a un serio conflicto de cuestiones que afectan los intereses propios de los profesionales de la medicina organizados en la defensa de los derechos laborales de sus agremiados; aunado al acompañamiento del STISSS, que ha conducido a polarizaciones entre los grupos sindicales pro Ministro de Trabajo y pro Nuevas Ideas, llevado a situaciones posibles de denuncias de grupos vinculados con eventos de corrupción.

Este ambiente de dificultades anula la posibilidad de una aprobación de consenso de buenas reformas laborales, en tanto se sostiene una serie de conflictos entre grupos de interés, que no posibilitan que haya un acompañamiento de las fuerzas sociales independientes involucradas en el proceso de reformas, en el ámbito de un mejoramiento sustancial de la legislación laboral—de por si caduca, anacrónica y falta de un derecho laboral positivo y progresista, en tanto los grupos económicos dominantes que detentan una economía para su propio favorecimiento, jamás estarán en la condescendencia y el interés genuino de un diálogo constructivo, que lleve a procesos de transición justa entre el capital versus el trabajo.

Hay programada sesiones para analizar la reforma laboral, sin embargo, las condiciones de diálogo no son las mejores, y no se espera más de lo que tiene, un proceso viciado, de poco provecho para los derechos sindicales de la clase trabajadora—el capítulo del derecho colectivo y sus posibles mejoras—siempre tiene el valladar de una economía que no produce, y de férreas oposiciones de los grupos económicos por hacer que los derechos laborales mejoren sustancialmente y se incluyan en virtud de la ley laboral mejores distribuciones de la riqueza producida por las personas trabajadoras.

El gobierno sigue en su proceso de afianzar una hegemonía económica y de mantener a grupos empresariales sometidos a presiones e intimidaciones con base a ya no garantizarles protección legal, a clarificar su situación de impuestos a la renta, a presionar a quienes evaden la seguridad social imponiendo el sistema de planilla única a partir de junio2023, entre otros intereses vinculantes.

La reforma laboral es de poca utilidad en tanto son reformas de maquillaje que no transforman la realidad de explotación laboral, la ley sigue siendo débil en su negociación; muy en pro de los intereses de los patronos y de poca vigencia para la protección social, los temas salariales, de empleo, de mejoramiento de prestaciones de ley que vayan paliando el empobrecimiento económico; sigue siendo un sistema jurídico contraproducente y, la fuerza del Ministro con los grupos sindicales en pro, no llegarán muy lejos, sobre todo que la aprobación de las reformas la tiene que hacer el órgano legislativo, donde el Ministro Castro no reúne una correlación importante; sin embargo, es un cartucho que piensa reventarse de manera aventurada a ver que puede sacarse de él.

El diálogo social involucrado en la reforma laboral, no tiene la fuerza social suficiente para imponer una reforma de abajo hacia arriba, con elementos de reforma laboral y sindical que vengan desde discusiones y propuestas de abajo, y en un plano horizontal por los intereses de la clase trabajadora. La discusión que se ofrece no tiene las características que apoyen un trabajo de real transformación de la ley laboral; la economía actual sigue siendo poco vinculante con los derechos laborales y sindicales, y priva sobre los diferentes derechos humanos, la ganancia, el negocio mantienen las pérdidas de salario, pérdida de empleos, aumenta la desprotección social y refuerza condiciones de flexibilidad y desregulación laboral que siguen por hoy a la orden del día.

*Sindicalista salvadoreño

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