Purga oficialista

En este punto ya sabemos cómo derivarán las medidas que anunciara el ejecutivo el pasado 1º de junio, cuando en vez de dar cuentas a la nación del año anterior de su gestión como mandata la Constitución, se dedicó a compartirnos anuncios.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Entre otros el tema de la reducción de municipios, así como la del órgano legislativo: “…para acomodarlos a nuestra realidad territorial…” se dijo.

Lo cierto es que aquellos anuncios tienen entre otros propósitos el garantizar la continuidad del oficialismo, cargando los dados electorales fuera de los tiempos que la ley mandata.

El juego es asegurar que, por arrastre electoral, con la participación del actual ejecutivo en el proceso electoral como otro candidato más – otra violación a la legislación vigente -, que de acuerdo a las encuestas realizadas a la población en las que esta reprueba en general a la gestión, por la desmedida e histórica corrupción sin precedentes en nuestra historia, la nula ejecución de obras, el desenfrenado saqueo de la cosa pública, la concentración de poder y recursos en el ejecutivo de los que no da ninguna cuenta, los altísimos índices de desempleo, el desmedido coste de vida, etcétera, aprueba sin embargo sorprendentemente al ejecutivo, porque sí, porque es “cool”.

Ello despreciando por completo el crudo hecho de que nada se hace sin que el ejecutivo lo apruebe, dado que sus subordinados carecen de iniciativa y son completamente dependientes de aquel. Sin el ejecutivo sobra decir que esta gestión carece de continuidad.

Entonces, a pesar de ser un hecho el que la mitomanía compulsiva de esta cleptocracia es enteramente consecuencia de la personalidad del ejecutivo, y que todos sus subalternos son apenas imitadores, escogidos a priori cumpliendo condiciones de subordinación y dependencia por su crasa despersonalización, no solo no es aún descubierto por sus incondicionales, pero además tiene éxito en trasladar la responsabilidad de su cruda incapacidad y el fracaso de su gestión, a esos devotos prosélitos por su rapaz mediocridad e incapacidad.

Esto último se desprende precisamente del discurso en el que anunció, el pasado 1º de junio, los cambios que, de acuerdo a sus estrategas electorales, permitirán su continuidad, garantizando su impunidad y la de su círculo.

Y es que el craso reconocimiento en ese discurso de que su gobierno es el reino de la corrupción, trasladando a esos diputados sobrantes y los alcaldes de más, la total responsabilidad del fracaso no admitido, pero sí reconocido, de esta gestión que es la gestión del uno, del ciudadano presidente, donde nada, nada se hace sin su expresa voluntad y capricho, es el eje de su éxito.

Así las cosas, el blen es sacrificar a la gatada, a los indeseables impresentables de su gestión, aparentando limpiar la casa.

Y sin embargo limpiar la casa debería comenzar con precisamente el ciudadano presidente, quien es el responsable único de sus fracasos, asumiendo así los costes de sus equivocadas decisiones y los retrocesos que quizás, ya nos conducen a una nueva guerra.

Pero eso, eso requiere honor.

*Educador salvadoreño

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