Guatemala: Libertad inmediata para el director de ElPeriódico José Rubén y la fiscal Samari Gómez
Por Hugo Sergio Del Águila, (corresponsal de El Independiente en Guatemala).
La captura en Guatemala del director del diario ElPeriódico, José Rubén Zamora Marroquín, el pasado 29 de julio con el uso de la fuerza desproporcionada, lleva al límite la paciencia de la ciudadanía, que víctima de cómo a través del gobierno títere, ha visto como imponen de nuevo el pasado de represión que se creía superado.
La detención de este director de un medio valiente contra la corrupción, crimen organizado, narcotráfico y saqueo del territorio que las élites poderosas imponen, es por mucho también un golpe y afrenta contra la embajada de los EE.UU, porque ElPeriódico ha sido baluarte para la publicación de las denuncias por ellos conocidas.
El hecho, ampliamente repudiado y denunciado por partidos políticos, asociaciones comunales, la iglesia católica, embajadas, académicos y una diversidad de posturas opositoras al saqueo, empuja a Guatemala al abismo, crea incertidumbre y evidencia el fracaso no solo del gobierno de Alejandro Giammattei, si no del sistema que vive uno de sus peores momentos.
Pero la cárcel para Zamora, periodista de 36 años de ejercicio digno, reconocido por la comunidad internacional que respalda la libertad de prensa, es un montaje para coartar la libre emisión del pensamiento, tendencia que viene en aumento desde los gobiernos del general, Otto Pérez (2012-2015), el comediante Jimmy Morales y el títere de Giammattei, para acallar las voces que rechazan la impunidad de la corrupción descarada y sin límites.
Junto a Zamora fue detenida Samari Gómez, –fiscal auxiliar del Ministerio Público (MP) que llevó casos de la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cigig)– y que ahora en un acto de revancha y restauración de los otrora regímenes militares, persigue a los que han llevado casos contra militares, empresarios, políticos, contrabandistas y narcos.
Es enorme la lista de apoyo a José Rubén, así como los fiscales que han salido al exilio o jueces valientes que siguen llevando casos de corrupción aún contra todo tipo de amenazas y acciones legaloides. La ciudadanía ha salido a las calles para exigir la liberación inmediata y sin condiciones de Zamora y Gómez.
La coerción contra Zamora y la prensa en general que ha orquestado el gobierno de Giammattei debido a larga lista denuncias por corrupto en su contra, es a juicio de muchos un punto de quiebre en las deterioradas relaciones políticas entre gobernados y su gobernante, que con indiferencia permite que grupos poderosos ligados al crimen organizado, esquilmen las instituciones del Estado.
Los poderosos en Guatemala, con el respaldo del Ejército Nacional, avanzaron en 2022 su cronograma para restaurar el poder hegemónico retrógrado que mantuvieron a sangre y fuego hasta antes de la firma de los acuerdos de paz suscritos entre la insurgencia y el gobierno en 1996.
Pretenden la restauración del pasado de represión
Han logrado revertir todo aquello que durante 25 años de Acuerdos de Paz se logró, cooptando mediante maniobras legaloides, la Corte Suprema de Justicia, la Procuraduría General de la Nación, el Ministerio Público, la Procuraduría de los Derechos Humanos, el Tribunal Supremo Electoral y el máximo tribunal del país, la Corte de Constitucionalidad.
El pueblo de Guatemala está ahogado en sus denuncias, pareciera ser que nada cambia o cambiará la ruta de desesperación, desesperanza y que la luz al final del túnel aparecerá o que no hay mal que dure 100 años, pero me permito recordar que el imperio Romano con altos y bajos, duró más de 500 años.
Ninguna comparación que se hace sobre diversas situaciones coyunturales que viven los países de Centroamérica, y menos los de Sudamérica, se justifica con afirmaciones ligeras, en particular cuando no respondes a causas comunes de los grandes problemas que vive con angustia y desesperanza los pueblos pobres de Guatemala y El Salvador.
Los países centroamericanos no tienen comparación en afirmaciones descontextualizadas y preñadas de desconocimiento histórico que pretenden ser presentadas como verdades válidas para unos y para otros, en especial las que surgen de momentos de crisis provocadas por el autoritarismo de gobiernos sin credibilidad, como el de Giammattei.
La detención de, José Rubén Zamora Marroquín por órdenes expresadas del Ministerio Público en Guatemala, no tienen nada que ver con las detenciones ilegales o boicot contra empresarios de la prensa, en Nicaragua, El Salvador, Honduras y Panamá. Las causas que las provocan son distintas.
Aquí no se trata de examinar las acciones de cualquier otro gobierno de la región, corresponde a los ciudadanos de cada países juzgarlas, rechazarlas y luchar para revertirlas donde el señalamiento y la denuncia se exacerban, muchas veces desde el exterior, para agudizar asuntos no resueltos por las autoridades encargadas.
En Guatemala las fuerzas vivas deben afrontar con creatividad las situaciones que provocan las grandes crisis, debe pedirse la renuncia de Giammattei, pero solo desde la justificación legítima del pueblo, pero no porque grupos poderosos así deciden o porque conviene a su interés, que no son precisamente los problemas: pobreza y desempleo.
El caso del presidente de ElPeriódico, Zamora Marroquín, no es comparable con los de Nicaragua, El Salvador y otros países, aunque al final cuando se hace una mala suma, es cómodo afirmar que los métodos son similares, aunque los hechos se descontentualicen.
La audiencia de primera declaración de Zamora inicio este 3 de agosto, seis días después de su detención. La auxiliar fiscal, Samari Gómez, también llegó para rendir su primera declaración. El juez Fredy Orellana del Juzgado Séptimo de Instancia Penal, aceptó una solicitud hecha por el MP de levantar la reserva del expediente, luego de una amplia presión nacional e internacional.