Comunicado: Un trabajo en la gestión de Bukele que atraviesa una realidad de empobrecimiento de los sectores populares, debilitamiento de derechos y de lucha social por una construcción de proyecto político

Las cosas en la economía familiar (microeconomía) no están bien, quien tiene ocupación logra cubrir sus necesidades básicas con mucho esfuerzo de trabajo, sin capacidad de compra, padecemos una economía de subsistencia, los salarios son bajos y los empleos ocupan a las personas en trabajos de poco valor agregado, la mayoría de ellos son sub empleos y/o trabajo independiente; desprotegido, sumamente precario y con escaso efecto progresivo en la economía nacional. Las actividades económicas de mayor peso se presentan en el comercio y los servicios; la productividad de las empresas industriales y la actividad agro industrial no es de lo mejor, y muchos de estos sectores productivos, mantienen un nivel de relaciones laborales llena de conflicto, con escasa equidad y justicia en materia de derechos económicos, sociales y culturales.

La gestión Bukele, no ha sido de un trabajo exitoso en estos tres años, algunas opiniones se centran en el problema de seguridad y corrupción, y por ello lo relacionado con el plan control territorial como bandera de lucha, al que se le ha dado una buena publicidad, dotación de recursos económicos, de política pública (con mucho apoyo legislativo), equipo, personal militar y policial incrementado y, se mantiene a la población con acciones comunicacionales que merman los temores e intranquilidad. El estado de excepción se sigue prorrogando lo que confirma el problema de seguridad ciudadana que padecemos desde hace décadas.

La corrupción, la acción en su contra ha sido de carácter selectivo, la CICIES nunca se instaló y, se modificaron instituciones y a los personeros que las dirigían como en la Fiscalía General y la Sala de lo Constitucional; se amenaza e intimida a quien puede hacer y ser una oposición política-económica importante. Ante estas temáticas, la aceptación poblacional sigue en pie; no obstante, las cuestiones de inseguridad ciudadana y de corrupción continúan pasando en el país; el problema es que se trata de redes que involucran a grupos poderosos ligados al gobierno, así como parte de una oligarquía muy conservadora que no se ha doblegado al régimen político, y continúa su proyecto de recuperación política-económica.

Además, se destina alta cantidad de recursos logísticos y económicos para un manejo comunicacional en pro de la gestión de Bukele, que muy poco queda al análisis para una población (60%) con débiles capacidades de formación jurídico-político, para comprender la realidad de empobrecimiento económico y poder del aparato público en que vive.

En el campo económico, está siempre la riqueza concentrada en pequeños grupos económicos, que pactaron con el régimen de Bukele, cuando estábamos con el cierre de la economía (mayo/2020), donde se establecieron acuerdos y negociaciones para la apertura de la economía. Sin embargo, ese pacto no involucró a las fuerzas sociales, ni las representaciones de grupos sindicales, hoy divididos y desagregados, quienes continúan dando un apoyo político a uno u otro bando, que pueda llevarlos a un estadio de mayor oportunismo, satisfacción personal y provecho propios.

La ausencia de un proyecto político independiente que nutra el rumbo de país que necesitamos, hace las condiciones bastante despolitizadas de la realidad cayendo en una anomia social imperante en muchos sectores. Formándose de manera incipiente, gestándose con el involucramiento de diversos intereses no siempre afines, sino hasta contrarios, lo que provoca una alta desarticulación, confusión y desasosiego, lo que hace necesario fijar un objetivo común que trascienda las diferencias, una alianza política que lleve a un estadio de fuerza opositora por el replanteamiento de los procesos electorales, de la democracia participativa y de la justicia social. Además del programa económico sostenible y sustentable y con el mayor consenso posible.

La realidad de empobrecimiento económico continúa afectando las vidas de mucha población salvadoreña, y no se ve un rumbo de país, que lleve a un nivel de bienestar común como expresa la Constitución, donde nadie por la razón de ser una persona o grupo empobrecido, continúe marginado y excluido de ese bienestar en materia de empleo y salario; y de condiciones de existencia favorables para hoy y para mañana.

El debilitamiento de derechos, se establece como la oportunidad para trascender a otro estadio de realidad económico-social, cultural, política y ambiental, sin embargo, la lucha social está en condiciones de poca articulación y las acciones de política pública y gobernanza que se manifiestan en la gestión Bukele, tienen efectos manipuladores que atan a la población a una liberación definitiva. Podemos construir siempre algo mejor, la búsqueda de consenso es parte de la tarea, se requieren liderazgos reales, creíbles y visionarios, y de acciones impostergables en la necesidad de formarlos en la lucha.

UNIDAD, PROGRESO Y LUCHA
JUNIO, 2022

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