¿Quién paga?

El presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, anunció recientemente su intención de enviar al ejército de Ucrania aviones no tripulados, de los llamados “drones”, armas que despiertan mucha polémica por su alto grado de letalidad y los errores en su uso que cuestan vidas inocentes.

Por: Guillermo Alvarado

De hecho no existe en la actualidad ninguna ley, local o internacional, que prohíba el uso de estos artefactos, pero tampoco hay normas claras que regulen su uso o que permitan determinar la responsabilidad exacta en el caso de una falla mortal.

¿Quién responde por los “daños colaterales”, el que ordena la acción o el operador, que casi siempre a miles de kilómetros de distancia y sin mayores parámetros para establecer criterios que las imágenes de una pantalla de radar o satélite, oprime el botón?

El uso de drones tiene enormes vacíos humanitarios y éticos que no se han estudiado, pero existe gran cantidad de hechos documentados sobre cómo, en Afganistán y Pakistán, por lo menos, murieron por estas armas miles de civiles, incluidos niños, durante la ocupación liderada por Estados Unidos.

Pero hay otras consideraciones al respecto y una de ellas es ¿quién va a operar los aparatos a los que se refiere Biden? Ucrania no tiene el personal calificado ni las condiciones tecnológicas, menos aún la experiencia necesaria.

Si lo hacen oficiales del Pentágono entrenados para eso, ello implica que aunque sea a distancia la nación norteña entrará directamente en la guerra del este de Europa, lo que lo convierte en beligerante, pero también en un blanco.

Es un asunto muy delicado, una decisión que no se puede tomar a la ligera o para dar un golpe de efecto propagandístico, como quizás pretende Biden.

Pero hay otras aristas, en particular una que no se ha discutido en público hasta el momento y es quién paga el costo de los envíos de armas hacia Kiev que por lo menos 15 países, la mayor parte europeos, han anunciado.

Los drones en cuestión valen cada uno por lo menos cien millones de dólares, un precio elevado incluso para una potencia como Estados Unidos que, además, no es muy amiga de regalar nada.

De acuerdo con el portal “descifrandolaguerra.es” lo que ha llegado a Ucrania es equipo para infantería y algunas armas pesadas que no cambiarán el curso de los acontecimientos. Buena parte de estos artefactos son obsoletos y para los propietarios resulta mucho más barato “donarlos” que destruirlos.

No obstante, se sabe que a Kiev se le abrieron varias líneas de crédito que sin duda servirán para pagar esos gentiles obsequios.

Se trata, ni más ni menos, que de la clásica operación capitalista: te presto dinero, con ese dinero me compras armas y después me lo devuelves con intereses, y yo aprovecho para modernizar y renovar mis arsenales, así de fácil.

Tomada de www.radiohc.cu

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