Cerrando un año laboral 2021, que reúne dudas más que respuestas sobre su mejoramiento

Iniciamos con el proceso de recuperación de los números deficitarios de los indicadores laborales, los más de 79,000 empleos perdidos durante la pandemia, las empresas se afectaron y dieron su respuesta: despidos; suspensión de contratos; anulación o disminución de apoyos económicos a la protección social, se alargó el análisis del incremento al salario mínimo para el nuevo trieno (2020-2022); éste tuvo un año 7 meses de desfase, y el 20%, no indica un mejoramiento salarial sustancial, y no recupera la caída y contracción salarial histórica.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Las demandas del Día Uno de Mayo, no han sido desarrolladas en su proceso de debate y negociación. Luego de haberse presentado al cuerpo directivo en lo laboral del gobierno; el tema de la economía en cuanto a mejoramientos al salario promedio y al mínimo, sigue en caída y la estabilidad y evolución del empleo sigue siendo arrastrado por los factores de una economía globalizada y bastante pauperizada.

El tripartismo, sigue mediocremente funcionando sin una proyección evolutiva que pueda ir más allá de lo que se necesita básicamente—Se constituyó el Consejo Superior del Trabajo, y se espera una primera reunión el 10 de enero del próximo año. Las funciones y operatividad de dicha instancia se han venido desfasando; los intereses entre los tres sectores involucrados, siguen teniendo diferencias bastante irreconciliables, falta una agenda político-laboral que desarrolle las políticas sociales de empleo y salarial, entre otras que mejoren sustancialmente las condiciones materiales de existencia laboral, familiar y comunal.

Para el caso sigue el sistema de protección social en materia de salud muy atrasada, de poca evolución en los servicios médico-hospitalarios, la provisión de medicamentos de calidad, oportunos y subsidios pagados en tiempo. Son obvios los atrasos en los servicios asistenciales, las citas están con mucho retraso y tardanza, falta una buena y eficiente cobertura de medicamentos de calidad y en suficiencia; además de fallas en la atención y prevención a la salud desde la empresa hasta la propia infraestructura funcional – operativa del ISSS. La calidad no ha mejorado, en tanto las directrices públicas no manifiestan grados de profundizar en cambios y transformaciones en el derecho a la salud para las personas trabajadoras cubiertas.

La atención en la cobertura de los derechos de maternidad para la población laboral cotizante, sigue siendo sin mayores desarrollos en cuanto al impulso de procesos bio-psico sociales de mayor coherencia para la madre y el neonato ante la realidad de pobreza y sub desarrollos económicos y sociales en que se vive.

La formación profesional no va acorde a lo que se requiere para alcanzar una economía con desarrollo sustentable y sostenible, a partir de acciones para superar la mano de obra de poca o nula calificación que se tiene, por una nueva generación laboral con conocimientos, competencias y habilidades mejores que puedan sostener los cambios transicionales para alcanzar un nuevo modelo económico de desarrollo.

Y en materia de política de vivienda, sigue siendo muy poco favorecedora de la población laboral, el bajo poder adquisitivo de la clase trabajadora deja sin mayores opciones la oportunidad de garantizar un derecho a vivienda que mejore las condiciones de hogar y familia.

Seguimos en una vía de precarización de los empleos formales y deja una puerta muy ancha al crecimiento de la informalidad laboral—los efectos pandémicos—siguen estando presentes, lo que lleva a la formación de mayores dificultades para preservar un empleo, y que este tenga condiciones de mayor protección social, las suspensiones y/o despidos acumularon deterioros económico-sociales que todavía no son resarcidos a cabalidad, y ha sumado en pérdidas y deudas individuales y familiares. El impacto que provoca en la informalidad afectada por tener mayores empobrecimientos en sus vidas, requiere que la política de empleo produzca puestos de trabajo, además de desarrollar los que ya se tienen, sin embargo, el desarrollo industrial, agrario se mantiene estancado, sin perspectiva evolutiva hacia puestos de trabajo decentes.

Es una acción que la actual administración del trabajo no logra concretar hacia un horizonte laboral de provecho nacional. La actual proyección presupuestaria del MTPS, sigue siendo sin los recursos suficientes para generar la política pública salarial, de empleo, así como de formación profesional, de asociación cooperativa, pero más la de formación y desarrollo sindical que propicie cambios en la relación capital y trabajo. La escuela sindical que fue inaugurada este año, no ha caminado en su programa y desarrollo, y se carece de información sobre su estado.

La potencialidad que puede desarrollarse en el próximo período debe estar claramente con el rumbo estratégico que evite prever crisis político-sociales, en un campo laboral de mucha importancia para el futuro del país.

*Sindicalista salvadoreño

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