El gato que está triste y azul

Cuando era un chiquillo, que alegría, jugando a la guerra, noche y día, saltando una verja, verte a ti y así, en tus ojos, algo nuevo descubrir.

Por: Francisco Parada Walsh*

(Cuando eras un chiquillo, que alegría, jugabas a la paz, noche y día, saltando una verja, verme a mí, y así,  en tus lindos ojos un nuevo mundo, descubrí. Mi hijo, siempre serás mi chiquillo, el gato está triste pero yo lo estoy más, no eres desaparecido, eres mi ángel que guía mis pasos, que iluminas mis noches y mis días, y siempre, siempre en tus ojos, habrá algo nuevo que descubrir. Ya no tengo lágrimas amado mío, pero aun, en esta sequía de mi alma, tengo más amor, más, para cada día; sabes que te amaré hasta la eternidad; solo debo esperar, no sabes cómo quisiera acariciar tu rostro, besar tu frente, sentir tu calor, tu amor, eso eres hijo mío, puro amor).

Las rosas decían que eras mía, y un gato me hacía compañía, desde que me dejaste, yo no sé por qué la ventana es más grande sin tu amor.

(Te acuerdas cuando íbamos al vivero a comprar rosas y tú, siempre me decías que yo era la rosa más bella, ¿Cómo olvidar tu amor por las plantas, por los animales, por tu prójimo? ¿Cómo hijo mío, cómo? El gato está triste pero yo lo estoy más, y yo no sé por qué la ventana, la casa, el país, el mundo son almas vacías si tú no estás; siempre te esperaré, o yo te encuentro o tú me encuentras pero ambos, sabedores de nuestro nexo infinito, de ese cordón umbilical que llega al cielo, mi amado hijo).

El gato que está en nuestro cielo, no va a volver a casa si no estás, lo sabes mi amor, que noche bella presiento que tú estás en esa estrella.

(El gato está triste pero yo lo estoy más, las noches ya no son bellas mi amadísima hija, son eternidades de lágrimas, infinitos de porqués, de rezar para verte llegar y sé que cada estrella que ilumina mi dolor, eres tú, eres tu amado hijo diciendo quedito ¡Madre, estoy bien, estoy con Dios!).

El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía, más sé que sabrá de mi sufrir, porque en mis ojos una lágrima hay.

(El gato está triste pero yo lo estoy más, ya no tengo lágrimas mi amado hijo, y en ese doloroso río de amor, te busco en cada reflejo del agua, en cada colibrí que picotea el néctar de las rosas, en cada nube que me da cobijo, en cada revoloteo del torogoz, pero no, no necesito del ave nacional, no hijo mío; necesito que la verdad toque a mi puerta y pensar que todo fue un sueño y correr a abrazarte, a amarte, a cuidarte como solo tu madre puede hacerlo).

Querida, querida, vida mía, reflejo de luna que reía, si amar es errado, culpa mía, te amé en el fondo, ¿Qué es la vida? No lo sé.

(Amar no es errado mi tesoro, es el amor lo que Dios dejó en el mundo para que cubra su ausencia, y te amaré mañana, tarde y noche, sea de día, sea de noche, sea verano o invierno, siempre te amaré, y empezaré a trepar, sé que te encontraré, treparé por ese cordón umbilical hasta donde estés, hasta donde estés, sé que estás en un mejor lugar, cualquier lugar es mejor que este país que se llama El Salvador y es incapaz de salvarte de las garras del mal mi amado hijo, descansa, yo llegaré a ti, descansa).

El gato que está en nuestro cielo, no va a volver a casa si no estás, Lo sabes mi amor, que noche bella, presiento que tú estás en esa estrella.

(El gato está triste pero yo lo estoy más, no sé amado hijo cuando te veré, pero la certeza, el amor y fuerza de una madre supera todas las barreras humanas, no sé si seré viento y tú, cometa; si seré río y tú, pez; si seré poesías y tú, vino; si seré alondra y tú, amor; pero volveré a abrazarte donde estés, tú me conoces, soy tu madre).

El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía, más siempre serás en mi mirar lágrima clara de primavera.

(El gato está triste pero yo lo estoy más, siempre serás mío, siempre, y esa lágrima que como río te busca, será mi alma que te amará por siempre, por siempre, mi amado).

El gato que está en la oscuridad, sabe que en mi alma una lágrima hay.

(El gato está triste pero yo lo estoy más, mis lágrimas son infinitas hijo mío, cada lágrima es una perla, una espina que me atraviesa, una lanza que puya mi costado, estoy crucificada, pero desde esta cruz que debo cargar, siempre serás el unigénito, mi Dios, mi Todo).

El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía, más siempre serás en mi mirar lágrima clara de primavera.

(Otoño, verano, invierno; siempre te recordaré, nunca te olvidaré, tu cuarto, tu perro y tu familia te esperamos mi niño, sé que no hay nada oculto entre cielo y tierra y debe tu dolor convertirse en amor y que todos los amados hijos, arrebatados del vientre de una patria que no es patria, de un país que no es país, que no es nada, más que un remedo de sociedad, rueguen a Dios, nunca volver a nacer en este El Salvador que no salva a nadie, y mi amado hijo, si hubo dolor, que regrese como búmeran y fulmine a los mentirosos, a los verdaderos culpables).

El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía, más siempre serás en mi mirar, lágrima clara de primavera.

(El gato llora, miaga tu nombre, miaga ¡Regresa mi niño, regresa! Mis lágrimas, ríos fecundos de dolor te llaman, te gritan ¡Ven hijo mío, ven! Soy tu madre, soy tu padre, somos tu familia la que te ama, siempre te amará, siempre mi niño lindo).

*Médico salvadoreño

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