Dientes de Leche

Sr. Ministro, me  acaban de avisar que  fallecieron cuatro médicos y tres enfermeras; ¿Qué hacemos?: ¡Un capuchino no tan cargado y me le agrega un toquecito de Kalhua! Ese es El Salvador impresionante que no deja de sorprender. Si esto fuera mentira o una broma de mal gusto quizá sería digno tirarse una senda carcajada pero no, mientras se gastaron cincuenta y cuatro mil dólares en la remodelación del despacho ministerial de salud, el personal de salud no ha recibido “el bono de la vergüenza” ni el seguro de vida. Mientras personal de salud se debate entre la vida y la muerte, el responsable de velar por brindar las mejores políticas y medidas de protección a su gente, aspira los olores aromáticos de finos cafés gourmet… y un poder temporal… ¡Demasiado temporal! No puedo  imaginarme el nivel de indolencia de un funcionario público que prefiere darle rienda suelta a sus carencias de infancia cuando debió recibir la atención psicológica en esa niñez y adolescencia perturbada pues  suplir tales limitantes  en la adultez saldrá tan caro a un país pobre como demuestra la remodelación de su despacho-  gourmet café; y así, aparentemente, aparentemente curarlo de los trastornos cognitivos  pero  mientras, la mente del funcionario se desvía hacia lo fútil, hacia la nada, hacia la muerte. Hacia lo que uno es realmente.

Es algo imperdonable tirar al resumidero miles de dólares mientras el país quiebra pero ya nada me extraña, nada, eso que llamamos dignidad, ética y valores no los da un título universitario ni mucho menos un cargo público y como lo que se vive es una inmadurez de la corteza pre frontal se deberá evaluar la edad cronológica según el desarrollo de la misma pues científicamente se ha comprobado la plasticidad del cerebro hasta los 36 años con un margen por arriba y por debajo de cuatro años y medio, lo que nos deja a muchos funcionarios públicos que existen pero no han nacido y a otros con apenas una edad mental de cuatro a diez años de edad ¡Ahí está el problema! Sin embargo la solución no la tenemos fácil y ante la dislocación de prioridades debemos buscar qué lleva a un ministro de salud a preferir despilfarrar mi dinero en nimiedades mientras el personal de salud lucha por sobrevivir.

Vivir el síndrome de Peter Pan y hacer hasta lo imposible para conservar los dientes de leche refleja la trastocada realidad que vive éste y muchos funcionarios;  al final, que adolezcan de problemas de desarrollo cognitivo no me interesa pero que por tal lesión cerebral se lleven de encuentro a mis amigos del personal de salud sí me afecta y mucho. Como un ser holístico debemos revisar la parte neurológica, sicológica y la dentición para darnos cuenta de cómo trabaja la mente; todo lo actuado por un funcionario público deja en evidencia una conducta que raya el gozo por el sufrimiento, por la muerte del personal de salud, sin embargo nada extraña, parece que la investidura de un funcionario que no funciona no es el cargo que asume, sino un traje de cuero cual indumentaria de látex negro y brillante, sueño de Donatien Alphonse Francois de Sade, conocido en el inframundo como el Marqués de Sade, donde todo resbala, todo.

En este momento que escribo hay un colega intubado y muchísimo personal de salud ingresados, pasamos el centenar de personal de salud caídos en la “línea de fuego”, término ofensivo pues se ocupa según conveniencia , somos el país que más personal de salud ha muerto en el mundo  y nada conmueve, las verdaderas cifras se han ocultado y es un deber que El Salvador lo sepa y rinda tributo a cada personal de salud fallecido en la  “línea de la muerte”; al contrario, todo lo importante se resume a una lujosa estación de café. No hablemos de funcionarios sino de personas, de seres humanos comunes y corrientes y entramos en una dicotomía donde se estudia medicina para salvar vidas y por otro lado, se le pone serenata a la muerte ¿Cómo puede ser que nada conmueva al ministro de salud?: Será su conciencia el juez que lo mandará cada noche a la guillotina;  sin embargo debemos definir el síndrome de Peter Pan para entender, quizá medio entender este tipo de conductas desviadas: “Es el conjunto de características que sufre una persona que no quiere aceptar las obligaciones propias de la edad adulta, no pudiendo desarrollar los roles (adulto, padre, pareja) que se esperan según su ciclo vital o desarrollo personal, hay una evasión de la realidad donde predomina la inmadurez”; el término síndrome de Peter Pan  ha sido aceptado en la psicología popular desde la publicación de un libro en 1983 titulado The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up (El Síndrome de Peter Pan: Los hombres que nunca crecieron) y viene esa inmadurez de la corteza pre frontal al capricho compulsivo por querer conservar los dientecitos de leche, no importa que cueste y se dificulte  la masticación pero es imperativo que junto a la inmadurez e irresponsabilidad mantener por todos los medios aquello que me haga vivir en un mundo propio, donde la muerte de más de un centenar de personal de salud no parece importar y no importará, no hay voluntad de nada más que prevalezca la voluntad de la tríada dientes de leche-corteza pre frontal-café gourmet; mientras, en este momento se debería estar pensando en hacer un museo como homenaje a cada médico, enfermera, motorista, personal administrativo y más, para recordar que en el año 2020 se asesinó a personal valiosísimo para un país no tan valioso, que sepan las futuras generaciones que hubo un año donde cual genocidio blanco se aniquiló a lo mejor de una sociedad creyéndolos enemigos de un sistema incapaz, ignorante y corrupto.

Ahora, si el conocimiento es delito, no habrá paredones en El Pinochini de América para fusilar a tantas mentes brillantes y es lo que se vive y se viene. La Palestina libre ya no es el anhelo de los descendientes de los migrantes que dieron lo mejor a mi país, y debo aclarar que no siempre fue lo mejor;  pero ahora resulta que el sionismo controla la inteligencia salvadoreña, tristemente todos tenemos un precio, sea éste bajo o alto, pero considerar el conocimiento como delito tal es el caso del recorte presupuestario a la Universidad de El Salvador de más de tres millones, solo confirma lo antes expuesto: Hordas de ignorantes en vez de promociones de jóvenes universitarios brillantes.

Mientras, le tocan la puerta al ministro;  “señor ministro, acaba de morir el Dr. Gerardo Huezo, ¿qué hacemos?: Un frappe bien cargado, con leche deslactosada y una bolsita de Splenda por favor. ¡Solo en Roque Dalton´s Land pasan estas tristísimas verdades!  ¡Salud de  Ministro señor renuncie!

Por: Francisco Parada Walsh. Médico Salvadoreño

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