¡Que dolor!

Por: Yamila Berdaye/

Aunque nos cueste creerlo, este lugar donde nos golpeamos con facilidad se nombra hueso de la risa y realmente no se trata de un hueso, sino de un punto del codo donde el nervio cubital –uno de los tres principales en el brazo, junto al radial y mediano– pasa muy cerca de la piel, tanto que queda desprotegido, sin esqueleto ni musculatura que lo cubran.

Se ubica por debajo del húmero en una zona que se conoce con el nombre de epicóndilo medial. Darse un golpe en esta parte del cuerpo a todas luces no es nada divertido porque sin nada que amortigüe el impacto, el nervio se aplasta contra el hueso.

Si el golpe es suave, provoca una extraña sensación, entre cosquillas y entumecimiento, pero si es fuerte y se recibe con el codo flexionado y todo el nervio a la intemperie notamos un dolor agudo que llega al dedo meñique e incluso puede dejar el brazo paralizado durante unos instantes. A los nervios no les gusta que los compriman, pero cuando sucede, se produce un dolor intenso o entumecimiento.

Esta es la razón por la que se siente tanta molestia en esa zona. Sin embargo, el nervio cubital no solo proporciona sensación a la piel, también controla los pequeños músculos de la mano que permiten el movimiento de los dedos y los del antebrazo, que la muñeca se flexione y la mano se agarre. Él viaja desde el cuello a través del plexo braquial, o sea, alrededor de la axila y baja hacia la mano.

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