Pocos entendimientos y prevalencia de los intereses sectarios del capital

(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)

Recientemente nos vimos citados a una reunión con el Ministro de Trabajo, y en el momento de la interlocución le informaban de la noticia de que la ANEP, consideraba lesivo las declaraciones del Sr. Ministro referidas a que luego de la instalación de la superestructura del Consejo Nacional del Salario Mínimo, el funcionario de manera consecuente declaraba que había que hacer esfuerzos para disponer de un análisis y concreción de un incremento al salario mínimo en un período de 20 días.

Desde ese momento nos recordamos de aquéllas expresiones de Cristiani en aquélla oportunidad luego de conocer los resultados electorales que habían dado una alternancia con el gane del fmln—que ardería Troya—si las cuestiones no se daban como ellos pensaban y la izquierda electoral empezaba a transformar el país, no ocurrió ni una ni otra cosa, ni sucedieron las transformaciones que afectaran al capital y por consiguiente no ardió Troya—similar declaración ha proliferado interpretando el capital las declaraciones del Ministro de Trabajo como una completa afrenta al estatus quo empresarial. Y no bastó hacerlo a partir de la confianza y apertura del actual gobierno con el sector empresarial dominante, dirimirlo con el diálogo social, sino se han ido encima cuál energúmenos sobre el Ministro de Trabajo, quien ha tenido que matizar sus declaraciones—no obstante el funcionario estaba muy en lo correcto y eso demostró que tiene valentía y sagacidad para hacer ver a los empresarios que deben tener apertura plena en este tema. Así fue con el conflicto derivado de acciones antisindicales del Alcalde tecleño, donde el Fiscal Melara, le recomienda al Sr. Ministro que retome su rol como tal y no asuma la tarea sindical—estos dos incidentes recientes sólo han demostrado que el capital y la superestructura defensora del capital, sigue estando anquilosada en los intereses más mezquinos, inconsecuentes y anti solidarios como siempre, dentro de una sociedad mayoritaria que se debate en mayores índices de empobrecimiento acelerado.

No bastó hacerlo por la vía que se ha protocolizado y dado a entender, pero ello no fue suficiente y se ha elevado una queja a la OIT, por supuesta injerencia en la materia sindical al pretender el gobierno imponer su criterio—no obstante a la ANEP se le olvida que el gobierno tiene representación en la misma (3), y lo que les preocupa es que dichos representantes vayan a ponerse de acuerdo con los representantes laborales—lo que haría en suma 5 votos en favor y dos en contra (los representantes empresariales)—

Y así como le temieron a esa correlación en el pasado gobierno, pareciera que las cosas van siendo similares, antes el proceso histórico ha derivado poca articulación de las 3 partes (cero diálogo tripartito) y cero debate en democracia, no así en lo técnico pues ha evolucionado la propuesta técnica, claro si la misma se inclina hacia una suma gobierno-trabajadores como fue en el pasado (2017-2019) la ANEP se auto exilió e impuso una retórica de que el CNSM tenía los dados cargados, cuando el asunto es su aparente desventaja, entonces no hay tripartismo, ni democracia. Las cámaras empresariales han puesto el grito en el cielo y están presionando por que el juego sea a su favor como siempre lo ha sido—va depender en mucho de los lineamientos presidenciales para hacer que la cartera de trabajo se doblegue o pueda sacar la cara y presentar como debe ser una postura en favor de la justicia social, cuestión que a la ANEP siempre le ha tenido sin cuidado.

Ahora toca al actual Presidente Nayib Bukele, salir de la comodidad de un ejercicio al frente del Ejecutivo aún muy corto—pero tiene tareas pendientes que se centran en aspectos medulares para la población y son 1) el mejoramiento sustancial de los salarios mínimos; 2) el cambio y la transformación plena del sistema de pensiones; y 3) las plenas libertades sindicales aparejadas a una administración del trabajo suficientemente de peso para equilibrar los intereses históricamente identificados en una clara lucha de clases y la diferencia con gobiernos genuflexos a los intereses empresariales y capitalistas.

Por ahora los salarios según algunas posturas económicas es un componente pequeño—y con alguna variante en algunos cultivos agrícolas—ello significaría que no dispararía los precios y la competitividad; si eso es así por qué tanta alaraca, y eso que aún no hay un aumento, para nosotros es una responsable afirmación del Sr. Ministro de Trabajo lo dicho; y el ruido empieza a surgir—lo que está denotando que la conflictividad del país es una realidad y la sociedad en sus intereses fácilmente se fracciona y se polariza. ¿Quién se beneficia de todo eso?

*Sindicalista salvadoreño

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