¿Por qué no se tocan aún los aspectos medulares para la clase trabajadora?

(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)

La nueva gestión del gobierno aún no toca aspectos socio laborales que impliquen una diferencia, para una mejora económica-social sustancial y las transformaciones históricamente esperadas, que vayan determinando realmente condiciones mejores en la existencia material de las personas trabajadoras.

Y entonces nos preguntamos cuáles son las actuales medidas económicas que el gobierno estaría impulsando para mejorar la economía en general, pensaríamos que se trabajaría en aquellos aspectos más estructurales, como es el cambio en el modelo de acumulación capitalista—los sectores oligárquicos siguen haciendo lo necesario para que cualquiera estructura de gobierno que se elija, les sirva en sus intereses económicos dominantes.

Y la disputa por la hegemonía económica aún sigue pendiente de llegarse a una salida—ello aún se maneja compartimentado y las recientes reuniones con la ANEP sólo apuntan a que algo pudiera estarse cocinando.

De las medidas específicas económicas como políticas públicas que trabajen el tema, cuáles son las medidas que se han impulsado, cómo se mejora el mercado interno, es decir qué se requiere para que la inversión de la oligarquía se traduzca en bienestar para la población. Aún el capital emergente no ha establecido formas de existencia con el capital oligárquico, y la clase trabajadora sigue la caída del empobrecimiento acelerado, por cuanto nada mejora, es una economía dependiente, con un débil poder adquisitivo que no permite que el mercado interno se desarrolle.

El gobierno actual no logra políticas salariales que mejoren sustancialmente las condiciones materiales de existencia, el Ministerio de Trabajo como entidad funcional para sacar adelante mucho de los factores inmersos en el desarrollo económico y social, aún no reacciona y seguimos en una escalada de deterioro en las condiciones de las personas trabajadoras, las relaciones laborales son de clara explotación laboral, ello contribuye a incrementar factores de inestabilidad laboral, deterioro de derechos laborales, ingresos que no compensan el costo de vida; y en definitiva más desprotección social, que no permite mejorar los niveles de producción y productividad.

El empleo es en su mayoría informal, y no se observan aún acciones que lleven a un cambio—no se ve inversión interna ni externa, sólo se ven promesas dentro de un mayor alineamiento hacia USA, visas de trabajo y apoyos puntuales a los tps, pero al interior del país no se define aún el rumbo de la economía y como la cartera de trabajo hará lo propio para enrumbar sus funciones a algo concreto en la materia.

No se ve claro lo del incremento al salario mínimo, eso comprueba que la población que sería afectada, hace dinamizar la economía por un mayor poder adquisitivo que redunda en mayor demanda interna, ventas, inversiones, crédito, ganancias, producción y empleo—es raro que el Ministro de Trabajo como tal no esté interesado en los datos históricas que afirman que las empresas se benefician de esto, y que es una acción dolosa de determinados empresarios que no reconocen el crecimiento económico y el empleo para muchos, la evolución de la economía y el incremento del salario mínimo en el período 2011-2017, lo estaría confirmando.

Por qué entonces una actitud inconsecuente de los sectores empresariales que siguen resistiéndose a mejoras salariales, y tratando con argucias de recuperar espacios de decisión; y la poca voluntad política del Ministerio de Trabajo por disponer de una instancia del Salario Mínimo, transformada, creíble y transformadora de las condiciones económicas de las personas trabajadoras a las cuales es dirigida el cambio en los ingresos mínimos, donde claramente debe tomarse en cuenta, nuevas formas de fijarlo, de revisarlo y de ir gradualmente acercándolo al costo de vida, que en mucho se encuentra desfasado y contraído.

Un reciente estudio sobre el costo de vida, define que el empresariado salvadoreño tiene ventajas competitivas a nivel regional, para el caso en la productividad laboral, inflación, tasa de interés bancario y calidad de la infraestructura. Sin embargo El Salvador tiene los salarios mínimos más bajos de Centroamérica, incluso menores que en Nicaragua, si se toma en cuenta que la mano de obra salvadoreña es casi dos veces más productiva que la de ese hermano país.

Esto nos lleva a tratar de definir cuál es el juego que se pretende realizar, en tanto que el Consejo Nacional del Salario Mínimo, no termina de integrarse, pero tampoco se observa una línea de trabajo que recoja esta realidad y transforme su trabajo en algo más acorde a lo que se ha venido incorporando para analizar el costo de vida, factor básico que incide en la fijación de los salarios mínimos. Pero al seguir disponiendo de un modelo económico que desregula y flexibiliza debilitando la tutela legal de los derechos laborales, no queda más que precisarlo y aumentar productos a una canasta que no recoge la realidad, no incorpora otros gastos necesarios y termina contrayendo el verdadero valor que cubriría el costo de vida.

*Sindicalista salvadoreño

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