En el nuevo ejercicio gubernamental, el rol de los sindicatos

Róger Hernán Gutiérrez*

La caracterización del gobierno al mando del Presidente Nayib Bukele, es pro empresarial, su origen económico así lo determina, y su Plan Cuscatlán lo confirma, en esa definición son importantes los nombramientos de las personas a cargo de las diferentes carteras de Estado.

La señal es profundizar en el clima de negocios, lo que se traduce en establecer un rumbo para los sectores económicos del país en la agroindustria (azúcar) la familia Regalado y cía; en los sectores financieros y bancarios Poma y cía; industria, Simán y cía y en el comercio, Callejas y cía.

Esta clase oligárquica es a la que se ha comprometido el actual Presidente Bukele, armonizar en sus intereses; y por ello las reuniones con los sectores económicos en ANEP y otros espacios políticos y económicos.

Como marco para que eso se desarrolle sobre ruedas, congraciarse con el aval de los EE.UU. y su capitalismo reinante en pro de sus empresas y sus intereses, por ello se define la política exterior como prioritaria para acallar reservas del imperialismo y resolver algunas sutilidades a la hora de hacer negocios. Ya anteriores gobiernos han protegido esos intereses y creado condiciones jurídicas, económicas y demás que potencien y desarrollen su estrategia hegemónica.

Veremos el ENADE de este año para ver la coincidencia con el nuevo ejecutivo, y sus propósitos para cumplir lo pactado con los sectores oligárquicos y con la Embajada de USA. Esto también trabaja el momento decisivo que el FMLN tiene para reivindicarse o para terminar de hundirse ligado a los intereses del gran capital y del Gobierno norteamericano—la situación de ALBA Petróleos y otros intereses del grupo empresarial en el FMLN, están ligados a esta situación de negocios. Para el sector sindical es sumamente difícil el momento, la gente común y corriente lo que espera en términos sencillos es empleo, mejorar sus condiciones materiales de existencia, resolver los problemas de su microeconomía y de subsistencia básica; tener seguridad ciudadana, y para ello le apuesta a una persona que no conocemos, sino que ha sabido distanciarse en los momentos oportunos de ARENA y del FMLN, que continúan equivocándose y agregando más desencanto en la población. Las recientes encuestas refuerzan que la gente tiene una alta expectativa que las cosas van a “mejorar”.

El punto de los sindicatos es qué hacer para entender todos estos enredos a los que no está preparado, y se manifiesta con poca fuerza para revertir aspectos que le afectarán en su existencia básica, el capital sólo espera que el nuevo presidente asuma, para de nuevo volver a jugar en los espacios donde sus intereses puedan beneficiarse, se menciona que con nuevos delegados gubernamentales en los espacios como el del salario mínimo se propondrá un incremento asociado a la productividad o en el espacio de la formación profesional la capacitación tenderá a llevarnos al plano de la industria 4.0, promesas para llevar a El Salvador a otra lógica de negocios, y por tanto a otro tipo de afectación de los derechos laborales.

14 leyes generan condiciones óptimas para hacer negocios, vía inversión extranjera directa; 8 tratados de libre comercio, 21 tratados con la Organización Mundial del Comercio desde 1995. El Salvador aparentemente presenta una posición privilegiada en Centro América, y de allí alguna prepotencia—en una lógica de dejar hacer y dejar pasar 1) Infraestructura—la ruta de las super carreteras, localización de las riquezas (trazos); 2) Militarización-bases militares-; 3) Reformas aplicadas para impulsar la estrategia hegemónica.

Y en ese ambiente “no se puede garantizar un enfoque de derechos humanos, dentro de un sistema lucrativo”. Lo que se busca es generar esa seguridad y certidumbre jurídica, lo que ha criticado fuertemente el capital, cuando el gobierno trataba de afectar la estrategia hegemónica. Sin embargo el proyecto de las zonas económicas especiales, tiene ese objeto.

Lo ofrecido por el nuevo gobierno, es llevar al país a un plano de desarrollo que incremente los niveles socio-económicos y sean sostenibles; que haya empleo, productividad, progreso tecnológico que disminuya la pobreza, y mejore la competitividad con salarios altos. Esto es la oferta para las fuerzas productivas del país, pero detrás de todo eso hay intereses que llevan a pretender el control hegemónico de los recursos naturales: gas, petróleo, biodiversidad, agua; y se requiere la anuencia gubernamental para impulsar proyectos en el espacio marítimo-terrestre, sin que haya un Estado regulador y sin revisar el modelo y patrón de acumulación, lo que para los de abajo y algunos sindicatos seguirá implicando mayor explotación y expoliación laboral.

*Sindicalista salvadoreños

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