Convergencias y divergencias en la clase trabajadora

Róger Hernán Gutiérrez*

La coyuntura que está pasando tiene al movimiento sindical salvadoreño en claras convergencias y divergencias que generan posiciones político-sindicales, que reflejan el grado de facilidades y dificultades para enfrentarla con la sabiduría que se requiere.

En primera instancia grupos sindicales que apoyaron al gobierno y al FMLN, se encuentran en una acción de deslegitimación a todo otro tipo de sindicalismo y que también estaba en una acción de cambios importantes en la materia laboral—y pretenden asumir una tarea que no les corresponde, ello por tener mucha responsabilidad en la mediatización política y la desmovilización de la lucha popular. A tal grado de conformarse y adaptarse a un estatus que bajo la sombra partidaria.

La dificultad ahora es que este grupo sindical—hoy bastante amorfo—pretende cooptar el proceso de lucha social y popular en una acción de rescatar la fuerza política perdida luego de la respuesta popular de que el FMLN continuara en el gobierno. Ese fracaso se quiere subsanar llenándolo de oportunismo y descalificando a todos aquéllos grupos sindicales afines y no afines con el proceso anterior y, que hoy ante un marco de realidad diferente se podrían denominan “rescatistas”.

Estos grupos también se enfrentan al ataque de ser nombrados como neoliberales, en tanto se adaptaron a un hacer de gobierno y del FMLN, sin cambios radicales que pudieran dar otra lógica a la economía del país. Pero que sin embargo ante el número de alianzas como los “amigos de Funes” y con GANA entre otros, hizo que el proyecto revolucionario fuera cediendo a otros intereses “el violin se sostiene con la izquierda, pero siempre es tocado con la derecha”.

El otro grupo sindical se mueve en las aguas del oportunismo y tuvo su fuerza en el período de Funes, luego decayó en el actual período; y se identificó claramente con el proyecto de ARENA y su candidato Calleja, quedando luego de los resultados en completa debilidad orgánica; estos grupos han pretendido hoy aprovechar la coyuntura con el anuncio del anterior Consejo Económico Social, el que fue liderado por el anterior Secretario Técnico de Funes.

Los unos y otros mantienen ideas similares en tanto unos ven a Nayib Bukele, un adversario y otro un posible amigo; lo que los lleva a moverse en base a elementos ideológicos el primero y el otro en un claro oportunismo político. Este grupo tiene o ha tenido algún asidero con el sector empresarial, el cual el nuevo Presidente va tomar muy en cuenta, tanto por su propia naturaleza de empresario, como por su posicionamiento de desechar lo ideológico como forma de gobernar, lo que este grupo sindical valora que lo podría acercar y pide un mecanismo para sustentar un diálogo oficial.

Sabemos que el otro grupo no se fortaleció por sus fallas de plegarse sin ninguna autonomía a los intereses de gobierno y partido, y no a los intereses propios de las personas trabajadoras. Si tomamos en cuenta que hubo poco aprovechamiento de la postura gubernamental al diálogo, en tanto que los citados a estos espacios fueron los correligionarios de siempre, lo que no permitió la crítica-autocrítica y un análisis más objetivo de lo que se requería, para avanzar en un proceso de bienestar para la clase trabajadora. Sino que se fue profundizando el “no hacer nada” como forma de llevar las reformas laborales adelante.

Esto nos lleva a que los intereses de la clase trabajadora, se vean amenazados por estos grupos sin capacidad para conducir y dirigir el nuevo momento; la posición como movimiento sindical estaría en agrupar fuerza para las demandas: 1) el aumento al salario mínimo, parece que estos grupos sindicales al rescate, no lo acompañarán, sin embargo tampoco lo hará el Gobierno ni el FMLN, por lo que eso determina una total divergencia. 2) la reforma de pensiones, en este punto hay necesidad de revisar hasta donde la fracción legislativa del FMLN, va tomar posición y acompañar la lucha popular; 3) La reforma fiscal, no tiene viabilidad para ningún proyecto político, hasta que esto se apruebe—una reforma progresiva y que no afecten negativamente a quienes hoy sostienen las finanzas públicas—4) La ley de la función pública, acá hay una oposición en tanto que de varios proyectos en la Asamblea, el nuevo gobierno y el actual coinciden en que debe aprobarse, para mejorar los servicios a la ciudadanía.

Entro otros la ley general de aguas, así como el asunto de la corrupción y de cambios que lleven al bienestar de la clase trabajadora, por mejores empleos, salarios y condiciones materiales de existencia diferentes.

*Sindicalista salvadoreño

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