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¿Por qué no se puede afirmar que El Salvador vive o se encamina a un autoritarismo tecnocrático?

Por: Mauricio Manzano. (Investigador y Consultor Educativo)

En el ensayo de gobierno del regimen de El Salvador, el autoritarismo tecnocrático es una etiqueta que encaja en varios aspectos, pero desde un análisis crítico el término es insuficiente e impreciso. Describamos cuatro rasgos por los cuales no podemos tipificarlo bajo esa etiqueta.

  1. La falta de una verdadera tecnocracia. La tecnocracia pura es el gobierno de los técnicos, los científicos y los expertos, donde las decisiones se toman basadas en datos y eficiencia técnica por encima de la política. En contraste, en El Salvador, muchas decisiones claves no parecen seguir criterios técnicos, sino lealtades políticas. Por ejemplo, una tecnocracia real daría prioridad a economistas de carrera en el Banco Central o en el Ministerio de Educación. En El salvador, el círculo de confianza del gobierno pesa más que los currículos académicos y la experiencia. Es más un gobierno de leales que usan tecnología, que un gobierno de técnicos.
  2. Fuerte componente populista y emocional. El autoritarismo tecnocrático, como el de Singapur o China, suele estar basados en resultados macroeconómicos. En El Salvador lo que se persive es un régimen altamente emocional y populista. El poder no se sostiene solo por la «eficiencia de la App», sino por la conexión casi religiosa entre el gobierno y la masa. La tecnocracia no necesita «likes» ni espectáculos; en el «modelo» salvadoreño los «like» parecen ser el nutriente que lo sostiene, y para adquirir mas «me gusta» no importa engañar. Lo que se persibe es mas un «populismo digital».
  3. La debilidad de la eficiencia estatal.
    Un sistema tecnocrático se caracteriza por un Estado que funciona en todos sus niveles. Si bien en El Salvador la seguridad, producto de una negociación, ha generado resultados positivos, otros servicios básicos como: agua, educación, salud, empleo, vivienda, etc., siguen operando con graves deficiencias y falta de digitalización real. En cambio, un autoritarismo tecnocrático ya habría automatizado la burocracia para agilizar procesos y brindar un servicio al ciudadano más eficaz y eficiente; pero en el regimen salvadoreño la tecnología es más una herramienta de comunicación, una fachada cosmética, y no una gestión administrativa eficaz y eficiente.
  4. La improvisación económica vs planificación tecnocrática. Los tecnócratas le tienen aversión al riesgo y a la volatilidad. En el caso de El Salvador la adopción del Bitcoin para algunos técnicos es vista como una apuesta audaz, para otros como un ensayo atrevido, pero igual antitecnocrática en su ejecución, ya que careció de estudios de factibilidad, transparencia en el uso de fondos públicos y una hoja de ruta clara. Un tecnócrata habría priorizado la estabilidad del sistema financiero tradicional antes de saltar a un activo tan volátil e incierto.

¿Entonces, cómo deberíamos llamar el «modelo» de El Salvador si no es puramente un autoritarismo tecnocrático?.
Es dificil adecuar una serie de acciones disonantes a un modelo en rigor, con objetvos claros, a partir de investigaciones científicas, con términos de ejecución, evaluaciones, transparencia, etc., ante la observación de estos vacios, lo que queda es hacer ensayos medianamente argumentados. Las siguientes tipificaciones, en comillas, pueden servir para la discusión.

A. «Cesarismo digital». Se persibe un líder popular que usa las redes sociales para saltarse las instituciones y conectar con él «hombre masa», como diría Ortega y Gasset, o más bien con el hombre masa digital.
B. «Autoritarismo competitivo». Un sistema donde hay elecciones y tecnología, pero los dados del juego están cargados a favor del gobierno, y la oposición no tiene oportunidad real.
C. «Dictadura híbrida». Por un lado lado se utiliza la tecnología digital para mantener cohesionada la opinión a su favor y seguir siendo popular. Por otro, utliza el regimen de excepción permanente para intimidar y reprimir a los que el gobierno llama «oposición».

Por último, que no es lo último, señalar que es «tecnocracia» suena moderno y eficiente; y decir que es «autoritarismo» suena antiguo y brutal. Pero mas parece que el regimen Salvadoreño está ensayando algo híbrido. Por un lado, usa las herramientas del futuro, IA, drones, cripto monedas, y por otro, aplica conceptos de control muy antiguos. Pero se puede decir que es una dictadura en avanzada pero no tecnocrática, porque antes de gobernar y durante su gobierno, podemos y especular que hasta el final de su poder efimero, la emoción y el símbolo se seguirán imponiendo sobre el dato y la ciencia.